Ella quería una historia de amor como la que tuvieron sus padres. Quería amar y ser amada.
Sin embargo amar a alguien no es difícil, lo difícil es ser amado por la misma persona.
Ella quería su final feliz.
Pero cometió error tras error..
Se enamor...
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POV Victor
"La caja de Pandora contenía todos los males de este mundo, pero ¿y la nuestra? ¿La llave del cielo o el infierno? Te esperaré en nuestro lugar hasta el día en el que el cielo y el infierno se vuelvan uno.
Atentamente, tu Ángela."
Vuelvo a releer el mensaje una vez más, sin comprender las palabras allí escritas. Me paso una mano por el pelo parado en la entrada que conduce al parque, extrañado ante el número desconocido que me mandó el mensaje.
Mi primer pensamiento fue la caja de madera, pero eso es imposible. Eso es... imposible. ¿Es acaso la loca esa jugando conmigo? No puede ser, ella no sabe del sitio. Ella no escribiría algo como esto, es demasiado odiosa para ello. Ella no sabe esas palabras. Nadie las sabe. Solo ella.
Cierro mis puños con fuerza ante la idea de que todo esto sea una treta de Zabel, ¿acaso quiere ver si me acercaría a Melissa? ¿Está tratando de jugármela?
¿Quiere jugar, señor Zabel? ¿O era Blaze?
Guardo el teléfono en mi bolsillo y me adentro en el parque, siguiendo la misma ruta que tantos años seguí, encontrándome con aquel árbol vacío, como durante años lo ha estado.
Me siento bajo el árbol, sintiéndome un estúpido por haber venido aquí. ¿Y si solo es una broma de mal gusto? Pero esa nota...
Mi respiración se atasca en mis pulmones cuando siento la presencia de alguien detrás de mí. Su característico olor me embriaga antes de que sus manos se posen encima de mis ojos.
–¿Quién soy?
Me llevo una mano a mi corazón, tratando de aliviar la presión que siento que lo machaca. Esto es una tortura.
«–¿Quién soy?– inquiere una voz risueña cubriendo mi ojos, inconsciente de que el olor a pintura en ella la delataba.
–Mi Ángela. – sonrío girándome a verla.
–No es justo. – refunfuña haciendo un tierno puchero. – ¿Como lo adivinas siempre?»
–Melissa... – murmuro tomando sus manos con las mías para girarme a verla.
–Te equivocaste. – sonríe, deteniendo mi corazón al instante. – Por primera vez te equivocaste... Tu Ángela.
Esa sonrisa... El aire se me hace pesado, mientras trato de despejar mi mente el espejismo que hay frente a mí. Esa sonrisa...
