ɪɪ. ᴠᴀʟᴜᴇ

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A Mitsuya siempre le había llamado la atención esa chica castaña que iba regularmente a la cafetería en la que trabajaba

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A Mitsuya siempre le había llamado la atención esa chica castaña que iba regularmente a la cafetería en la que trabajaba. La veía llegar casi todos los días en la mañana, unas veces a desayunar, y otras a simplemente buscar un café antes de irse a estudiar. Nunca tuvo una conversación fluida con ella, siempre era un "Buenos días" "Solo llevaré un café" "Está lindo el día hoy", pero se conformaba con eso. Usualmente, la observaba al llegar, e inconscientemente se perdía en lo profundo de sus ojos, en la manera en la que sus pestañas resaltaban cuando les llegaba la luz del sol, en como la punta de su nariz se volvía roja cuando hacía frío, o en sus manos tan lindas y lo pequeñas que se veían comparadas a las de él. Pero trataba de disimularlo lo mejor posible. No quería parecer raro, no quería incomodarla o invadir su espacio solo con su mirada.

Solo con observar y sus pequeñas conversaciones, Mitsuya sabía un par de cosas de esta chica:

Estudiaba o trabajaba en algún lugar cerca de ahí. Varias veces se esforzó en hacer el café lo más rápido posible cuando notaba que ella iba atrasada a alguna parte. Llevaba una pequeña bolsa de género con ella, y revisaba su celular repetidamente para ver la hora.

Era fan de los dulces y el café, o tal vez era fan de esa cafetería en específico. Siempre notaba como una pequeña sonrisa se asomaba en los labios de ella al probar los pasteles y dulces que ofrecía el lugar, e inconscientemente lo hacía sonreír a él.

Ella tenía novio. Era un chico que, según Mitsuya, no encajaba para nada con ella. No podía evitar sentir molestia cuando ella llegaba de la mano con ese chico que se quedaba viendo el celular mientras ella observaba por la ventana como las hojas de cerezos caían por los árboles. Pero quien era él para juzgar, no era su asunto, no la conocía, y ni siquiera sabía su nombre. Así que se limitaba a ignorar la escena y enfocarse en su trabajo.

Ella había desaparecido esa última semana. Lo cual se notaba bastante, dado que ella iba todos los días. Mitsuya de verdad pensó que nunca más la vería. Tal vez ella se había mudado, o algo le había pasado, o simplemente se había aburrido de ir. Y eso era completamente razonable, se sentía como un tonto pensando tanto en esa chica hermosa. No tenía sentido. ¿Por qué pensaba tanto en ella? ¿Por qué le llamaba tanto la atención? No había respuestas. Solo sabía que quería conocerla, quería saber qué clase de persona era, quién era, qué hacía, qué le gustaba o qué música escuchaba.

Y aunque no sabía nada de eso, ya estaba emocionado y no podía esperar la hora en la que llegara al lugar para prepararle su desayuno favorito, y tal vez, conversar de algo tan aburrido como el clima.

Aquel día había sido como cualquier otro, a excepción de la pequeña discusión que ella había tenido con su novio. No entendía como él podía subir el tono de voz sin ninguna vergüenza y cómo podía dejarla sola luego de eso. Pero nuevamente, él no tenía idea de nada, así que ignoró todos sus pensamientos y se fijó en la chica que a pesar de todo sonrió lo mejor que pudo y asintió con la cabeza ante su propuesta.

the way you are - takashi mitsuyaWhere stories live. Discover now