ɪx. ᴀʙᴏᴜᴛ ᴛʜᴇ ʙᴇᴀᴄʜ, ᴀʙᴏᴜᴛ ᴜꜱ

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El intenso sol invadía la playa de Yuigahama y hacía que refrescarse en las aguas salinas fuera satisfactorio para Narumi y Mitsuya

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El intenso sol invadía la playa de Yuigahama y hacía que refrescarse en las aguas salinas fuera satisfactorio para Narumi y Mitsuya. Eran las cuatro de la tarde y el lugar se encontraba con pocas personas (para ser una playa en verano), los jóvenes se encontraban en la orilla de la playa intentando hacer un castillo de arena, o lo que fuera.

Habían llegado a las doce de la tarde, y mientras comían, tomaban sol y se bañaban, el tiempo había pasado bastante rápido.

—¿Qué se supone que es eso? —Narumi apuntó al montón de arena que formaba el chico.

—Es una torre. Una torre del castillo. —Mitsuya respondió con un tono obvio.

—Parece más una montaña. —soltó una risa.

—¡Bueno, no tenemos las herramientas necesarias para darle buena forma! —alzó la voz sin contener una pequeña carcajada.

—Mejor hagamos un hombre de nieve. —sugirió.

—Nos falta un detalle, Narumi...

—¿Qué cosa?

—La nieve. —tiró el poco de arena que tenía en sus manos hacia el rostro de la chica.

Narumi abrió la boca indignada y se llevó las manos al rostro retirando la arena de sus mejillas, el chico solo sonrió y se puso de pie rápidamente para correr hacia el mar.

—¡Mitsuya! —gritó ella con un enojo fingido mientras imitaba su acción.

Al alcanzarlo en el mar, se tiró en su espalda, provocando que de a poco se cayeran ambos en el agua y rieran instantáneamente. Se observaron por unos segundos mientras el agua golpeaba ligeramente sus piernas, Narumi sonreía y con la mano acarició delicadamente la mejilla de Mitsuya sacando un poco de arena de su rostro.

Se dio cuenta de lo que había hecho y retiró su mano. —Tenías arena. —dijo despreocupadamente.

El chico sonrió. —Tú aún tienes el rostro lleno de arena, ven. —quiso molestarla y se inclinó para pasar sus manos por todo su rostro fastidiosamente.

Ella puso cara de desagrado y se echó para atrás mientras trataba de sacarse a Mitsuya de encima. —¡No! —dijo riéndose de todas formas.

Se puso de pie y corrió hacia donde estaban anteriormente, y Mitsuya la siguió rápidamente. Narumi se dejó caer en la toalla cansada. —Dios, sí que molestas.

Él se sentó a su lado. —Es divertido.

—Claro. —sonrió blanqueando los ojos.

Hubo un minuto de silencio y ella suspiró.

—La estoy pasando bien. —dijo dándose cuenta del día que estaba teniendo. —A pesar de que seas molesto.

Mitsuya sonrió por sus palabras y miró su rostro, sus pestañas, su boca, los pequeños granos de arena que seguían en su frente, y su pelo, que mojado, le daba una apariencia distinta pero igual de hermosa. Observó como jugaba con sus dedos, que apoyaba en su estómago, y como observaba el cielo con lo que parecía ser, ilusión. Se preguntaba qué tantas cosas pasaban por su mente en ese instante.

the way you are - takashi mitsuyaWhere stories live. Discover now