Narumi Ishikawa es una joven en sus 20's que ha tenido una vida llena de altos y bajos que soportó por su cuenta, solo ella. Siempre fue mala para expresar muy bien como se sentía, y nunca se sintió a salvo con nadie para hacerlo. Las cosas empiezan...
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Los jóvenes permanecieron abrazados y luego de unos segundos empezaron a conversar sobre el regalo y los demás regalos que Mitsuya había recibido en el día.
—¿Y qué te regaló tu familia? —preguntó curiosa.
—Mi mamá me dio una máquina de coser. —dijo con una sonrisa sosegada. —Yo tenía una, pero estaba muy vieja y ya no funcionaba bien. Y justo estaba pensando en comprarme otra...
Ella arqueó las cejas. —¡Qué genial! Por lo que me cuentas tu mamá suena muy genial. Se nota que te quiere mucho. —se posicionó de lado, con ambas manos juntas, apoyando su cabeza en el sofá, prestando toda la atención posible a Mitsuya.
Él la miró y asintió. —Sí... es genial. —suspiró, un poco abrumado, por todo el cariño y afecto que había recibido a lo largo del día. Apoyó su cabeza en el sofá. —Mis hermanas me despertaron hoy con brownies. Hace poco les enseñé como hacerlos, y la verdad es que estaban bastante ricos para ser su primera vez.
Narumi rio un poco. —Qué tiernas...
Takashi giró su cabeza hacia ella y sonrió. —También recibí un regalo muy genial de una chica, y lo mejor fue que le puso cariño y esfuerzo al hacerlo, lo valoro mucho.
Ella sintió el leve aumento de temperatura en sus mejillas y no dijo nada. Le sonrió con vergüenza y giró la cabeza para que este no la viera, ambos sonreían.
Luego decidieron que se iban a alistar y ordenar todo para marcharse a la casa de Hakkai, seguramente ya estaba toda la gente ahí, solo faltaba el cumpleañero.
Se pusieron de pie y se abrigaron, Narumi retocó su maquillaje ligeramente y empacó un bolso mediano donde llevaría sus cosas para pasar la noche. No alcanzó a lavar los platos, por lo que dejó toda la vajilla sucia en el lavaplatos y ordenó lo demás. Lavaría mañana.
—¿Lista? —preguntó el chico con su característica sonrisa amable.
—Lista. —respondió ella con su bolso en mano y su abrigo puesto.
Tenía el presentimiento de que sería una muy buena noche.
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