x. ᴄᴀɴ'ᴛ ʜᴇʟᴘ ꜰᴀʟʟɪɴɢ ɪɴ ʟᴏᴠᴇ

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Al llegar al departamento de Narumi, se despidieron

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Al llegar al departamento de Narumi, se despidieron.

—¿Seguro que no quieres pasar? —preguntó ella.

—Sí, tienes que descansar y ya es tarde. —se negó amablemente.

—Bueno, está bien.

—¿Dormirás cierto?

—Sí.

—¿Me lo juras? —preguntó con los ojos entrecerrados alzando su meñique.

—Lo juro. —entrelazó su meñique con el de él. —He dormido mejor estos días.

Él sonrió. —Me alegra, mucho. De verdad.

—A mi igual. —sonrió. —Takashi. Gracias por hoy.

La conversación ocurría con una corta distancia entre sus cuerpos y con un lenguaje corporal que indicaba que ninguno quería realmente irse.

—Gracias también, Narumi. Lo pasé muy bien. —sonrió y se acomodó su bufanda por el frío. —Hace mucho frío, mejor entra, te vas a enfermar. —puso ambas manos en sus hombros.

—Y tú ve luego a casa, tampoco quiero que te resfríes. —se sujetó de la apertura de su chaqueta, como si no quisiera dejarlo ir, a pesar de sus palabras.

—Sí, sí. —le aseguró.

—Nos vemos. —sonrió y soltó su agarre y se alejó lentamente para darse la vuelta y entrar al edificio.

Ya estando dentro se despidió con la mano una última vez, detrás del vidrio de la puerta. El chico repitió la acción y luego se dio la vuelta para irse.

Narumi subió las escaleras pensando en todo lo ocurrido y sonreía involuntariamente. Poco a poco se daba cuenta de su situación actual, esa cosa en específico que venía ignorando hace un tiempo. Ese sentimiento de dolor en su estómago o nervios, mariposas abundantes que revoloteaban tan rápido que sentía que podía vomitar. Era algo que su cuerpo y su consciencia ya no aguantaban, algo con lo que se levantaba por las mañanas y se dormía en la noche.

En su hogar hizo todo inmediatamente, saludó a su gata y la alimentó, se puso su pijama, se desmaquilló, se lavó el rostro, se lavó los dientes, y finalmente se metió bajo las sábanas con la compañía de Yumi a los pies de la cama.

Pero, ¿Realmente le gustaba Mitsuya? ¿Era amor? O tal vez lo quería mucho. Tal vez lo quería mucho como amigo y estaba confundida. Pero de vez en cuando le gustaba imaginarse a ellos siendo algo más, tal vez, tomados de la mano, y sintiendo su mano cálida y perfecta cada vez que lo viera. O sentir sus mejillas, que eran tan suaves y le daban la forma perfecta a su rostro, acariciar su cabello y sus labios, y...

Narumi se llevó las manos a su rostro, lamentándose. Ya no podía ignorarlo y le daba miedo el no poder ocultarlo. Sabía que era la mejor amistad que había tenido en toda su vida, ¿De verdad iba a desperdiciarla y tirarla a la basura por un par de sentimientos de ella?

the way you are - takashi mitsuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora