Capítulo 5

389 55 3
                                    


Joel

Nunca antes había sentido tanto miedo en mi vida y tenía que admitir que estaba oficialmente acojonado. Tres días habían pasado desde que mi mamá nos dejó sin nada que decir con aquella confesión, tres días en los que no había sido capaz de asumir la realidad, esa realidad dolorosa en la que mi mamá, la persona que más quería...estaba enferma y que probablemente iba a morir. ¿Cómo se puede aceptar algo tan doloroso? ¿Cómo puede un hijo simplemente acomodarse a la idea de que ese ser que le dió la vida y siempre estuvo a su lado, puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos?

Me sentía una mierda, una mierda terrible porque además de saber sobre la enfermedad, estaba engañándola. La mentira no se había detenido y ahora era prácticamente imposible pararla porque contar la verdad, solo lastimaría a la persona que más amaba y no estaba dispuesto a verla sufrir. Sabía que continuar con esto tampoco era precisamente bueno, sabía que era demasiado riesgoso y que no solo estaría involucrando a Colón en ello pero tenía que hacer todo lo que estuviera en mis manos para hacer la vida de mamá lo más placentera posible y si para eso tenía que casarme con ese maldito niño, lo haría.

-¿Cuándo puede ir a la cita? -Cuestioné un poco molesto, había conseguido el nombre del mejor doctor de la ciudad para que atendiera a mi madre pero el hombre estaba de vacaciones y no regresaría hasta la próxima semana.

-Para el miércoles tiene horarios disponibles entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde. ¿Cuál es mejor para usted?

-Tomaré el de las diez.

-Está bien, señor Pimentel, queda agendada la cita para la señora Patricia, recuerde traer consigo cualquier resultado de ánilisis previo y el historial médico de la paciente. ¿Tiene alguna otra consulta? -La persona al otro lado de la línea preguntó amablemente y aunque yo sabía que no tenía culpa de nada, no estaba de buen humor.

-No, eso es todo. Muchas gracias.

Colgué el celular medio frustrado, había conseguido la cita pero no lo suficientemente pronto como quería, estaba determinado a hacer todo lo humanamente posible para vencer el cáncer y el tiempo era primordial. Miré la hora en la pantalla del teléfono, iban a dar las cuatro y eso era sinónimo de que tenía que marcharme, mis padres estaban quedándose en mi apartamento y les había prometido llegar temprano, desde que supe la noticia, los obligué a dejar el hotel, en casa podría descansar con comodidad y me había asegurado de que todo el tiempo hubiese alguien disponible para ayudar a mamá o para atendenderla si lo requería, ella se había negado en un principio pero fue la condición que le puse, solo habría boda si ella se dejaba cuidar.

Sobre eso... también estaba hecho un lío, digamos que Colón no se tomaría para nada bien la idea de convertirse en mi esposo y en eso lo podía entender perfectamente porque a mí tampoco me daba ninguna emoción, contrario a eso, me resultaba frustrante y malditamente patético. Yo no quería casarme con él, no quería casarme con nadie de hecho pero las cosas estaban ahora mismo conspirando en mi contra. Hace tres días que no me dirige la palabra, cosa que agradezco porque lo que menos quiero es lidiar con él sin embargo es necesario, mis padres no paran de hacer preguntas sobre nosotros y yo no puedo más.

-Katia, haz que Colón pase a mi oficina.

Avisé a mi secretaria, tenía que arreglar este asunto en cuanto antes y estaba a punto de irme, de él dependía que mi familia no supiera la mentira en la que los había metido. Esperé impaciente los minutos que demoró en venir, no conocía mucho de él pero por como se había comportado después de la cena de presentación, podía hacerme una idea, muy delicado y todo pero al parecer tenía la capacidad de convertirse en un témpano de hielo sin titubear porque eso era lo que había hecho conmigo, me había simplemente aplicado la ley del hielo y solo me dirigía respuestas cortas cuando de trabajo se trataba. Yo no había tenido ni las ganas ni el valor para enfrentarlo, no cuando mi cabeza era un lío que en lugar de arreglarse, no hacía más que crecer y enredarse.

-Buenas tardes, me avisaron que quería verme. -La voz cortante y el tono denso con el que habló, casi me hiela la sangre. ¿Cómo podía ser tan pequeño y delicado y al mismo tiempo transmitir tanta frialdad?

-Si, necesito hablarte de algo. -Respondí mientras le hacía un gesto para que se sentara, él durante unos segundos no me hizo caso pero terminó obedeciendo.

-¿Qué necesita?

-Tienes que casarte conmigo, no es una pregunta, es un hecho. Nos vamos a casar te guste o no y vamos a hacer a mi mamá feliz, ya después veremos como hacemos para divorciarnos. -Hasta yo me sorprendí de mis palabras, habían salido sin a penas pensarlas y por la cara que estaba poniendo él, supe que no le habían gustado para nada.

-Eso no va a pasar, olvídelo.

-Va a pasar o terminarás preso, no te estoy pidiendo permiso, tenemos un trato y vas a cumplir con él.

-No tenemos un trato, usted me está chantajeando y yo tengo que hacer lo que dice. La última vez que miré, estaba yo en desventaja, siendo amenazado por usted. Ya fingí ser su estúpido novio pero ni piense que voy a casarme con alguien tan ruin, ni aunque me obliguen lo haría.

-No estás entendiendo, te dije que te vas a casar conmigo y no me importa si te parezco ruin o no, es una jodida orden y vas a cumplirla porque de eso depende tu libertad. No estoy mintiendo cuando te digo que voy a acabar contigo si no lo haces.

-¿Cómo sabe usted que no estoy grabando nuestras conversaciones? Puedo ir a la policía y acusarlo de chantaje, acusarlo de extorsión y no creo que eso le guste, yo puedo perder mi trabajo pero usted va a perder mucho más si sale a la luz lo que está haciendo.

-No estás grabando una mierda porque si lo estuvieras haciendo, no serías tan idiota de delatarte solo. -Sonreí complacido con su reacción, era gratificante saber que había recuperado el control y que esa pequeña mierda estaba ahora en mis manos, otra vez. Su mirada bien podía convertir en hielo la habitación pero sabía que estaba acorralado, que había dado justo en el punto y que no tenía ni una sola mísera prueba en mi contra.

-Usted es un ser despreciable, no se como puede caer tan bajo. Es realmente detestable saber la clase de persona que es, como juega y manipula a su antojo para obtener lo que quiere. ¿Por qué no se busca a alguien que esté dispuesto a hacer ese papel? ¿Por qué yo? ¿Qué fue lo que le hice?

Empezó siendo firme y con una molestia notoria en su tono pero con el paso de los segundos su voz fue menguando hasta convertirse es un susurro. No puedo mentir al decir que no me importó, lo hizo, me importó sentirlo así de mal pero no era mi problema si salía lastimado, acá la prioridad era que mi madre estuviera feliz, que pudiera irse tranquila si es que no lograba vencer al cáncer y que pasara sus días contenta de saber que su hijo estaba bien, como ella soñó, así que no había nada más que pensar, la decisión estaba tomada y me iba a casar con Colón, poco importaba si era miserable a su lado porque no lo amaba, todo sacrificio valía la pena si mi mamá era feliz.

-No hiciste nada pero ahora estás envuelto en esto y vas a continuar haciendo tu papel. Vete, llora en tu casa y ahoga tus penas follando con otro pero a las ocho de la noche te quiero listo, alguien va a pasar por tí.

-¿Qué?

-Hoy anunciaremos en mi apartamento nuestro compromiso, vamos a cenar con mis padres. Asegúrate de lucir realmente feliz cuando te ponga el puto anillo porque si algo sale mal, juro por Dios que lo vas a lamentar.

 Asegúrate de lucir realmente feliz cuando te ponga el puto anillo porque si algo sale mal, juro por Dios que lo vas a lamentar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
What about marriage?Where stories live. Discover now