Capítulo 17

425 53 6
                                    


Joel

El agua casi fría de la ducha logró aliviar un poco el malestar que tenía, no recuerdo haber tomado tanto pero por el mareo intenso que me abordaba, imagino que ingerí alcohol para un escuadrón completo. Lo peor de todo es que no estaba en mi habitación, lo sabía porque él me había arrastrado hacia el baño entre empujones y súplicas, yo...yo solo quería besarlo pero estaba claro que no estábamos en la misma sintonía. Se bien por que bajé a esa fiesta, tal vez estoy borracho pero no soy idiota, no al menos del tipo de idiota que no se da cuenta de la jodida realidad que se mueve a su alrededor, yo bajé a esa fiesta para olvidar, para buscar cualquier cosa con un agujero dispuesto a ser llenado sin embargo el único agujero que encontré fue el de mi pecho porque aunque hubo más de una oferta para pasar una noche de desenfreno, me encontré a mí mismo respetando la alianza que ocupaba mi dedo anular y eso...eso fue la causa de que me bebiera todo lo que estaba a mi alcance.

Nunca pensé que algo así podría pasarme, yo de verdad rechacé a aquel rubio atractivo y perdí la posibilidad de tener un buen sexo por el simple hecho de darme cuenta de que no era Erick. Me costó, claro que me costó aceptarlo, yo lo sospechaba, sabía que estaba sientiendo cosas indebidas por él pero me negaba a asumirlo y no fue hasta que me rechazó aquella mañana que caí realmente en la cuenta de que estaba jodidamente enamorándome de él. Era todo una mierda, el juego se me había escapado de control y lo que debió ser solamente una mentira para alegrar a mamá, se había convertido en un martirio porque entender que mi corazón estaba roto a causa de ese pequeño que me odiaba, no era algo fácil de sobrellevar.

Apagué la ducha suspirando, el alcohol seguía en mi sistema, adormecía mis sentidos y me ponía torpe, no era un bebedor experimentado, no apreciaba la bebida y mucho menos la tenía como dieta diaria pero el momento y las circunstancias me habían arrojado de cabeza a consumir medio bar y ahora estaba pagando las consecuencias. Terminé de secarme y me vestí con la pijama que él había dejado encima del mueble, era evidente que no era mía porque yo jamás usaría un pantalón con osos pintados pero no me quejé, me quedaba incómoda y pequeña sin embargo bastaría para caminar hacia mi habitación. Tomé una larga respiración para salir del baño y recé internamente porque él se hubiese dormido, no quería verlo, no después de que prácticamente le hubiese rogado que me dejara besarlo y se negara.

-¿Te sientes mejor ahora? -Mis plegarias rebotaron antes de llegar a los oidos de los dioses infinitos porque en cuanto puse un pie fuera, él estaba ahí, tan bonito y delicado. Yo quise golpearlo porque no entendía a que jodida mierda estaba jugando, no podía ni quería comenzar una guerra ahora.

-Si... gracias. Voy a irme ahora, ten buena noche. -Hablé lo más tranquilo posible, verlo con ese short de pijama minúsculo, la camiseta ancha y esas pantuflas que parecían de niño, no ayudaban precisamente a que mi ya de por si, mareado cerebro, coordinara de forma correcta.

-¿Qué? -Y ahí estaba justo lo que quería evitar, bastaba verle el rostro descompuesto con la ceja alzada para saber que le había caido mal lo que dije.

-Voy a descansar, es tarde y no me encuentro bien. -Fui más amable de lo que quería, realmente tenía deseos de pegarle un puñetazo en la boca para después besarlo hasta hacerlo sangrar pero no iba a pasar.

-¿Entonces por qué te quieres ir? -Chilló en un tono de voz agudo, rozando la nota de desesperación y casi dejando escapar un ataque de ira, yo no quería esto más, hoy no.

-Porque no me siento bien.

-Por eso, quédate acá, si te sientes mal, yo puedo ayudar.

-No...no puedes ayudar. -Entrecerró los ojos para mirarme de una forma extraña, yo estaba nervioso, intranquilo y terriblemente cansado porque seguía bajo los efectos del alcohol.

-¿Por qué no? -Lo miré esta vez detenidamente, me dí cuenta de su ligero nerviosismo y no supe distinguir si era por miedo de que le dijera algo desagradable o por el hecho de que estaba borracho y me atreviera a ponerle una mano encima, ninguna de las dos opciones me caía bien pero de todas maneras decidí hablar.

-Mira, bebí demasiado y no me cae bien el alcohol. Necesito descansar para recuperarme y acá no va a ser posible. Tienes esta habitación para tí y yo tengo la mía, no tienes por que fingir que te importa media mierda si muero de un coma etílico. Así que deja de comportarte como un maldito niño con berrinche porque me tienes harto con tus cambios de humor.

-Eres un idiota, Pimentel. -No alzó la voz, ni siquiera se movió de su lugar pero si pude notar la amargura en su tono, eso me tomó desprevenido porque parecía como si le hubiese afectado. Me sentí mal en ese instante porque de cualquier forma terminábamos discutiendo y era justo lo que no quería sin embargo tampoco iba a quedarme callado.

-Si...ya lo se, lo dices muy seguido.

-Pues será porque te comportas como uno muy seguido. Estoy tratando de ser amable, de convencerte para pasar la noche acá precisamente porque no estás bien y tú vas y sueltas todas esas estupidecea de golpe.

-Es que no quiero que seas amable. ¿No entiendes? No me importa que quieras aparentar preocupación, te vale una mierda como yo esté, así que no me toques los cojones.

-¡Qué no estoy fingiendo nada! -No esperé que gritara así y definitivamente no esperé que me empujara con tanta fuerza que me hiciera caer en el colchón. Quedamos en silencio por no se cuanto tiempo, mirándonos, prácticamente asesinándonos con los ojos mientras su respiración se agitaba y mis pensamientos se volvían inestables, más.

-¿Y entonces por qué jodida mierda actúas así? ¿Por qué ahora de repente quieres preocuparte por mi existencia?

-¡Porque eres mi esposo, maldita sea! -Mi cara debió haberse transformado ante tal declaración porque él enseguida resopló frustrado, como si se estuviera regañando a sí mismo por lo que acababa de decir.

-¿Qué carajos? -Ladré en su dirección, esto estaba tomando un camino peligroso y el ambiente se había tornado denso, tanto así que podría jurar que hasta mi embriaguez había desaparecido.

-Eres mi esposo, eres mi jodido esposo y llevas tres malditos días sin dar señales de vida. Estoy encerrado en esta jodida habitación desde que llegamos y tú... tú solo...te fuiste, me dejaste acá sin importar como me siento yo, sin importar si estoy bien, si estoy tranquilo. No te ha importado como mierdas he pasado todo este tiempo y cuando te he pedido que te quedes, pareciera que escucharas lo contrario porque le marchas sin siquiera hacer el intento de estar conmigo.

Sus palabras caían como dardos en mi pecho y yo realmente no podía entender que le pasaba, no podía entender por que lucía así de mal, casi subido a la cama sobre mí. Su mirada estaba brillosa y se podían ver las lágrimas formarse detrás de esas pestañas largas, él quería llorar, estaba a punto de llorar y mi cerebro no podía buscar una respuesta concreta a lo que estaba viendo. Era la primera vez que sentía una opresión así en mi pecho porque estaba debatiéndome entre creerle o salir huyendo.

-Brian...¿Qué estás queriendo decir? -Cuestioné con cautela, luché muy fuerte para lograrlo porque mi estúpido subconsciente me gritaba que si, que él hablaba en serio, que él si quería pasar tiempo conmigo pero mi parte racional me obligaba a no caer, me obligaba a permancer en la posición de alejarme antes de que me hiciera daño.

-Quédate...por favor, solo quédate conmigo esta noche, no me dejes solo otra vez.

por favor, solo quédate conmigo esta noche, no me dejes solo otra vez

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
What about marriage?Where stories live. Discover now