Capítulo 30

536 44 9
                                    

Joel

Oficialmente estaba cagado de miedo y no me daba vergüenza decirlo, yo simplemente no me podía mover de los nervios y es que mi pequeño bebé estaba justo ahora en el quirófano dando a luz. El parto se había presentado unas horas antes, estábamos tranquilamnete viendo una película cuando de repente un sonido húmedo nos alertó, dos segundos después ambos sabíamos que había roto la fuente y ese típico líquido que solo pensaba yo que se veía en las películas, mojó nuestra cama. Después de eso todo es borroso porque ni siquiera me acuerdo de como logré llegar hasta el hospital.

Ahora me encontraba en la sala de espera, no me habían permitido entrar al salón y después de pelear con todo el personal disponible, me obligaron a quedarme afuera. Me costó entender que Erick necesitaba tranquilidad para el nacimiento del niño, su parto era riesgoso y por eso decidieron hacerle una cesárea. Él no quería tener una cicatriz en su cuerpo, lo habíamos hablado durante meses pero era preferible que lo ayudaran a dar a luz y no que se complicara pudiendo lastimarse a sí mismo y a nuestro hijo. Así que aunque no me gustaba la idea de quedarme afuera esperando, entendía que en las condiciones en que llegué no era buena idea pasarme al salón.

-Puedes sentarte un rato, Joelito, llevas horas de pie y vas a cansarte. -Habló mamá con tono suave, ella y papá habían venido justo detrás de nosotros al hospital.

-No puedo, hasta que no sepa que están bien no podré estar tranquilo.

-Lo se y todos estamos preocupados pero las cosas van a salir bien.

-Mamá, es mi bebé el que está ahí dentro, mi Erick, mi amor y si algo le pasa o al niño...yo...

-No digas eso, todo va a salir bien, llegó pronto acá porque tú actuaste rápido y está en las mejores manos. 

-Ya se pero eso no quita que me sienta nervioso, yo debí estar ahí con él, debí entrar y tomar su mano mientras...

-Familiares de Erick Colón. -La voz de una mujer interrumpió lo que sea que iba a decir y sin perder medio segundo corrí en dirección a ella.

-Soy su esposo. -Hablé nervioso, estaba asustado, necesitaba saber como estaba él.

-Bien...me complace decirle que ha tenido un hermoso niño saludable y sano. Su peso fue de tres kilos y medio y debo decir que tiene muy buenos pulmones porque lloró enseguida. -Ella sonrió un poco y yo ya a esa altura estaba llorando, llorando como idiota porque mi bebé me había hecho el regalo más hermoso. -Puede pasar a verlo ahora, está alimetando al niño.

No respondí nada de lo que dijo porque mi mente estaba bloqueada por completo, tanto así que ni siquiera miré hacia donde se encontraban mis padres. Solo seguí sus pasos por el largo pasillo, médicos y enfermeros iban y venían con sus típicos atuendos pero yo estaba enfocado en otra cosa, solo quería llegar a donde estaba mi bebé, mi pequeño Erick. Podía sentir a mi corazón latir desesperadamente dentro de mi pecho, casi a punto de salirse y podría hasta haberme desmayado de no ser porque no podía morir sin antes verlos.

-Ya estamos acá, esta es la habitación, puede quedarse el tiempo que desee, si necesitan algo, al lado de la cama hay un botón que al presionarlo, envía una señal para que vengan a atenderlo. Disfrute a su familia. -Habló dulcemente mientras me dedicaba una sonrisa, yo a penas pude responder.

-Gracias...yo...es mi primer hijo. -Tartamudeé sintiendo mi pecho llenarse de orgullo, mi primer hijo, mío, mi hijo.

-Entonces entiendo por que está tan emocionado, el primero siempre es el más especial.

-El más especial es mi esposo, ese es mi primer bebé. -Sabía que a ojos de otras personas, hablar de esto podía no ser muy bien visto pero no me interesaba, Erick siempre sería lo más importante para mí.

-Es muy bonito lo que dice y lo entiendo, su esposo es un joven muy hermoso, debe estar usted muy orgulloso.

-Soy el hombre más afortunado, Erick es un regalo del cielo, él es...es todo para mí y ahora...ahora me hizo papá, tengo demasiados motivos para amarlo y demasiadas deudas que pagarle.

-Entonces vaya y dígaselo, se que ha estado preguntando por usted. Disfrute a su familia y...ha sido un placer escuchar sus palabras.

Después eso no hubo más nada que decir, ella se retiró dejándome solo delante de la puerta que me separaba del amor de mi vida. Mis piernas flaquearon antes de abrir y me obligué a respirar muy profundamente para evitar los temblores en mi cuerpo, nunca antes en mi vida había estado tan nervioso. Suspiré girando la cerradura y puedo jurar por lo más sagrado que existe, que en el momento en que entré a esa habitación y lo vi, el tiempo se detuvo. Era la imagen más bonita que había visto en mi vida y como buen sentimental que era, me largué a llorar como si fuera un niño. Erick estaba acostado con una pequeña inclinación de la cama para que su espalda quedara algo levantada y en sus brazos reposaba la personita que había llegado a cambiarlo todo.

-Amor...-Susurré caminando en su dirección, sin perderme un segundo de la maravillosa vista. Él levantó su cabecita y me regaló una sonrisa preciosa, estaba cansado, podía verlo en sus ojos claros pero la felicidad no era negociable.

-Es muy bonito, tiene tus pestañas. -Fue lo primero que dijo para mí y podía jurar que mi corazón se derritió. Me acerqué lo más que pude a la cama y miré fijamente a ese pequeñito ser que dormía en los brazos de mi bebé, si, tenía mis pestañas pero esa naricita...era de él.

-Tiene tu nariz...es...es precioso, mi amor, es precioso. -Se que mi voz había salido completamente distorsionada, estaba llorando y la emoción era demasiada pero no me importaba, yo nunca había sido más feliz en toda mi vida.

-Es nuestro, Joey, es nuestro tesoro. -¿Podía alguien decirme que hice para merecer a Erick? Estaba seguro de que jamás sería lo suficientemente bueno para él, estaba seguro de que era demasiado para mí pero era egoista y me aferraría a la locura de ser suyo y de saber que él era completamente mío.

-Tú eres mi tesoro, tú eres mi propio tesoro, bebé y no se que precio debo pagar por tenerte pero estoy dispuesto a averiguarlo con tal de que nunca te vayas de mi lado.

-Joey...

-Gracias por hacerme el hombre más feliz, gracias por soportar todo este tiempo cada uno de mis defectos, gracias por despertar a mi lado todas las mañanas. No se que habría sido de mí si te perdía, no se, no creo que jamás hubiese conocido la felicidad. Me diste todo lo que no sabía que necesitaba y día tras día descubro algo nuevo que me enamora, que me ata a tí de una forma inquebrantable. Gracias por darme la dicha de ser papá, por regalarme a ese ser tan bonito. Te amo, mi pequeño bebé y prometo que siempre intentaré ser mejor persona para tí y para nuestro hijo.

 Te amo, mi pequeño bebé y prometo que siempre intentaré ser mejor persona para tí y para nuestro hijo

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.
What about marriage?Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt