Capítulo 24

601 48 16
                                    


Joel

Han pasado dos días desde que Erick volvió a casa y aunque esta vez es diferente, no es exactamente como lo había pensado. Se que no es fácil para él, está esperando un bebé y soy consciente de que ninguno de los dos estaba listo para eso, ni siquiera se me había pasado por la mente la posibilidad de que quedase en estado solo por una vez pero no había nada que hacer, el bebé estaba en camino y yo realmente no me quejaba, nunca antes en mi vida creí que sería padre pero ahora que sabía que en algunos meses tendría a un ser pequeñito entre mis brazos, era feliz, muy feliz pero no estaba completo.

Erick ya no parecía tenerme miedo, cenábamos todos juntos como una familia y agradecía a mamá y papá por tratarlo bien, yo sabía que ambos le tenían cariño genuino y él realmente se acoplaba sin embargo conmigo parecía tener una barrera invisible que no me hacía sentir bien para nada. Realmente no podía quejarme, a fin de cuentas el objetivo era tenerlo en casa para poder cuidar de su embarazo y proveerlo de todos los medicamentos y alimentos necesarios para que muestro hijo crezca sano. Así que yo me había rendido, ese día en el hospital fui todo lo sincero que pude, prácticamente puse mi corazón en sus manos, otra vez y realmente creí que él me correspondería, llegué realmente a creer que aceptaría mi amor pero estaba equivocado. Erick no sentía lo mismo que yo y aunque me mataba saberlo, me había prometido a mí mismo no intentar nunca más acercarme a él.

-Allí estaré, en una hora ten todo listo. -Corté la llamada sin muchas ganas, no me apetecía salir pero era necesario, los negocios no se manejan solos y después de todo, un poco de aire lejos de él me vendría bien.

-¿Vas a salir? -No tuve que voltear a verlo para saber de quien se trataba porque reconocería su voz aún debajo del agua, lo que si fue una sorpresa es que me dirigiera la palabra, no es que no hablara conmigo pero realmente eran contadas las veces en que conversábamos.

-Si...-Respondí sin nada más que agregar y a pesar de mi corta respuesta no utilicé un tono frío sin embargo él parecía inquieto.

-¡Oh! Es...tarde. -Agregó mientras movía las manos sobre su pancita plana y tuve que hacer uso de mi autocontrol para no ir a acariciarla, moría de ganas por tocar su piel, sobre todo ese lugar donde comenzaría a crecer nuestro hijo.

-Si...pero tengo que ir. -Él estaba de pie a unos tres metros de mí, se notaba nervioso y eso me ponía incómodo porque me demostraba otra vez que seguía sin confiar en mí pero tenía que ser fuerte.

-Mmm...yo...¿Puedo ir?

-¿Qué? -Cuestioné realmente sobresaltado, no me esperaba para nada que dijera algo como eso. Cuando miré sus ojos comprendí que él también estaba sorprendido y en un par de segundos el miedo se apoderó de él.

-Lo...siento, yo...no quería molestar. -Habló casi temblando y por el jodido infierno quería agarrarlo entre mis brazos, quería hacerle saber de una vez que no tenía que tener miedo de mí y verlo queriendo huir de mi lado fue lo que destapó mi enojo.

-Bria, no molestas. Por una maldita vez deja de mirarme como si fuera a golpearte. No sabes lo jodido que es mirarte y ver que lo único que sientes por mí es miedo y odio. Yo no soy tu maldito enemigo y está bien, ya se que la cagué, ya se que por mi culpa la pasaste horrible, ya se que te jodí la vida y que nunca me lo vas a perdonar pero deja de mirarme así. ¡Joder! No tienes ni puta idea de como se siente que la persona que amas te vea como si fueras un ogro.

-Joel...yo...

-Nada, Brian, no digas nada, no es necesario y lo siento. ¿Si? Perdona por hablarte así, perdona por todo lo que hice pero ya estoy pagando mi mierda, no necesito más. Lo único que quiero es que estés bien y que mi hijo crezca sano pero estando cerca de mí no va a ser posible, así que me largo a la mierda, puedes quedarte acá para toda la vida, yo soy quien se va porque te hago daño y no soporto ver como me miras.

-No digas eso...no tienes...¿Por qué dices eso? -Y otra vez estaba llorando, otra vez por mi culpa y yo estaba completamente perdido, estaba enojado porque sin importar cuanto intentara evitarlo, siempre terminaba así.

-Porque es verdad, porque lo veo en tus ojos cuando me miras. -Esta vez no alcé la voz, estaba derrotado, estaba completamente agotado de esto.

-Yo no te odio. -Sollozó dando un paso en mi dirección, yo no tenía fuerzas ni para moverme.

-Brian basta...tengo que ir, por favor.

-No te miro con odio, te miro con amor, Joel, yo estoy enamorado de tí pero tengo miedo de que solo me quieras porque estoy esperando un hijo tuyo.

-¿Qué? -Yo no podía creer lo que decía, tenía que ser una broma, una maldita broma porque él no podía simplemente abrir su boca para decir algo como eso.

-Yo me enamoré de tí, no se cuando ni como pero es así, por eso te rogué que no pusieras el divorcio, por eso insistí en evitarlo, por eso vine a esta casa aún cuando ese maldito papel lo prohibía. Yo pasé dos meses deseando que fueras a buscarme, que te apiadaras de mí y me sacaras de mi dolor. Intenté buscarte en la empresa pero dejaste de ir y de esa forma supe que me odiabas de verdad sin embargo cada día que pasaba yo te amaba más y me sentía un idiota porque vine a darme cuenta de cuanto te necesitaba, justo cuando no te tenía.

-No...no digas...no hables de cosas que no sientes, no...no seas...

-Estoy enamorado de tí y esa es la única razón por la que regresé a esta casa. Si, me preocupa mi bebé, pasaron dos meses en los que no sabía que lo esperaba y me siento culpable de casi perderlo pero...yo no sabía, te juro, yo... yo no sabía. -Perdí la capacidad de respirar cuando lo vi llorar otra vez y sin perder un segundo, corrí a abrazarlo, había perdido demasiado tiempo ya.

-Ya...ya está bien, el bebé va a estar bien. -El olor de su pelo se pegaba a mi nariz y yo no quería alejarme, necesitaba demasiado tenerlo en mis brazos, necesitaba saber que estaba ahí de verdad, que no era un espejismo, que no era un sueño como esos que dominaban mis noches para luego amanecer solo y vacío.

-Perdóname... por favor, perdóname.

Y eso fue todo lo que pude soportar, mi pecho no aguantaba un segundo más así. Escucharlo pedir por un perdón que no era necesario cuando él solamente había sido una víctima de mi idiotez. No me importaba nada ahora, al diablo la empresa y la maldita reunión de trabajo, tenía a Erick en mis brazos y esta noche sería solo para él...esta noche y el resto de las que me queden por vivir.

esta noche y el resto de las que me queden por vivir

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
What about marriage?Where stories live. Discover now