Capítulo 11

369 52 4
                                    


Joel

Las cosas no estaban saliendo precisamente como quería y a decir verdad, tampoco es que tuviera muy claro que era eso que decía querer. Erick llevaba casi un mes viviendo en mi casa y a pesar de que los primeros días fueron un martirio, poco a poco se había adaptado. Hasta ese punto, todo marchaba bien, el verdadero problema recaía en que yo me encontraba...atraido hacia él, por decirlo de alguna manera y eso era simple y llanamente inaceptable. Todo partió aquella noche, aquella maldita noche lluviosa en la que lo besé y para mi desgracia, él correspondió. No puedo recordar que fue lo que me hizo lanzarme a sus labios pero puedo asegurar que fue el mejor beso de mi vida y que su obvia inexperiencia, en lugar de molestarme o asquearme, causó todo lo contrario y por eso me enojé cuando se detuvo, cuando se alejó. ¿Cómo era posible que no quisiera besarme? Nunca nadie me había rechazado, mucho menos después de probar mis labios.

Después de eso nada fue lo mismo, él no fue el mismo y yo no me creía capaz de serlo tampoco. Recuerdo que a los pocos días de aquel beso, una noche en que llegué muy tarde del trabajo, lo encontré durmiendo en mi cama y aunque jamás lo admitiría en voz alta, por primera vez en mi vida, sentí que todo el peso de un mal día, se esfumaba con la simple imagen de ese pequeño cuerpo rendido entre mis sábanas, con una pijama rosa pastel y el puchero más tierno en sus labios. Esa noche dormí en el sillón porque aunque me moría de ganas por ocupar la cama a su lado, sabía que jamás me lo perdonaría. A la mañana siguiente no dijo nada, solo despertó con aparente vergüenza y se metió a la ducha, supongo que era una forma de disculparse por invadir mi privacidad aunque a mí no me molestaba, tampoco dije nada al respecto, a fin de cuentas hice lo correcto y respeté su decisión de no dormir juntos.

-Ya no queda nada, estoy muy emocionada. -Mamá rompió el silencio y mis ojos se alzaron enseguida pero no para mirarla a ella, frente a mí estaba él, con esas esmeraldas brillantes y expresivas, mirándome, diciémdome algo en silencio que no pude comprender.

-Una semana. -Respondí sin darle más vueltas al asunto, estaba incómodo, papá y mamá lucían contentos y yo debería estar agradecido, a fin de cuentas ese era el objetivo, que ella fuera feliz sin embargo no podía simplemente reflejar ese sentimiento en mis ojos porque era consciente de que en muy poco tiempo estaría casado con alguien que me veía como un monstruo.

-¡No lo puedo creer! Estoy muy contenta, muero por que llegue el día y poder verlos convertirse en esposos. Creo que voy a llorar, si, voy a llorar.

-Paty, no llore, tiene que estar fuerte.

Fue una sorpresa escucharlo hablar y tengo que admitir que mi pecho se conmovió con sus palabras. Él realmente quería a mamá, lo sabía, sabía que no fingía, no con ella y por ese lado estaba agradecido, él había estado acompañando a mamá con regularidad al médico, apoyándola en cada examen y procedimiento, levantando su ánimo con esmero, dando su mejor esfuerzo por hacerla sonreir y mamá estaba muy bien con eso, se notaba animada, esperanzada y aunque solo estábamos en el comienzo de la búsqueda para resolver el problema, ella tenía fe en que podría vencer al cáncer y yo sabía que en su gran mayoría, ese estado de ánimo se debía al apoyo de él, lo que me hacía un revoltijo permanente en el estómago porque estaba sintiendo que tenerlo en la familia, era mucho más agradable y necesario de lo que jamás llegué a imaginar.

-Lo se, pequeño, lo se pero no puedo evitarlo, estoy realmente feliz. -Y cuando ella lo abrazó con algunas lágrimas en los ojos, cuando él la recibió emocionado con sus esmeraldas húmedas y brillantes, yo realmente lo sentí, sentí profundamente el sentimiento que estaban compartiendo y no pude evitar hablar.

-Me gusta mucho la relación de ustedes dos, hacen que esta casa se sienta como un hogar.

Supe que los cuatro nos habíamos sorprendido en el justo instante en que mi boca se abrió y tres pares de ojos voltraron a mirarme. Papá estaba sorprendido, mamá muy emocionada pero Erick...Erick fácilmente pudo hacer temblar al infierno con la expresión indescifrable que me regaló. Tragué en seco ante su mirada, no podía simplemente quedarme ahí bajo su escrutinio y entonces todo se detuvo. Suspiré agotado, era muy temprano en la mañana y estaba muy claro que había metido la pata, no estaba en condiciones de enfrentar una serie de sensaciones extrañas y tampoco quería. Dejé de escuchar lo que sea que mis padres dijeron y solo fui consciente de que me había escapado a mi habitación cuando un sonido de la puerta cerrándose me hizo mirar a esa dirección. Mala idea, muy mala idea porque justo tenía en frente a la persona que menos quería ver.

-¿Qué fue eso? -No supe identificar el tono de su voz pero suspiré agotado antes de responderle, no tenía fuerzas para enfrentarlo pero dejarlo ahí tampoco era una solución.

-¿Qué fue qué? -Su ojos se achinaron mientras me miraba desconfiado, lo entendía, sabía que había sido muy idiota al decir aquello pero tampoco fue algo que planeé, solo pasó.

-Eso de que se siente un hogar. -Su voz fue casi un susurro esta vez y casi que me atrevo a decir que estaba sonrojado sin embargo descarté la idea enseguida, no podía pensar que era porque le había gustado lo que dije cuando era evidente que me odiaba.

-Lo siento, no era mi intención hacerte sentir incómodo. Olvídalo. ¿Si? No se va a repetir.

Él abrió los ojos ahora y pude decir con exactitud que mostraba una expresión dolida, como si no le hubiese gustado mi respuesta y yo no sabía que carajos hacer, se supone que una disculpa estaba bien, era correcto que se la ofreciera porque realmente había sido muy idiota al decir aquello pero al parecer, él no pensaba lo mismo y yo estaba empezando a volverme loco. ¿Por qué lucía afectado? ¿Por qué me estaba mirando como si le doliera? ¿Por qué parecía decepcionado? Y peor aún...¿Por qué había venido detrás de mí? Mis padres estaban ahí afuera, a pocos metros de esta habitación y era raro que Erick hubiese elegido venir conmigo, al menos era raro para mí porque sabía que no sentía nada, que solamente me tenía odio y que no le importaba una mierda nada de mi persona.

-¿Eso es lo que vas a responder? -Sonó más decepcionado aún pero ahora también molesto. ¿Qué carajos quería?

-¿Qué estás haciendo acá? -Fue lo que dije en cambio, no entendía que buscaba pero tampoco estaba dispuesto a sentirme mal por su culpa. Él nuevamente cambió la mirada y fue notorio cuando tragó saliva, al parecer no le gustaba que lo cuestionaran.

-Es mi habitación también. -Fue sarcasmo puro su respuesta y algo dentro de mí se sintió decepcionado.

-Claro...por supuesto, es la habitación de la pareja feliz, casi lo olvido. -Devolví con el mismo tono sarcástico, no me estaba gustando esta conversación.

-Pues si...pero no respondiste a mi pregunta. ¿Qué fue eso que dijiste allá afuera? -Dió un paso hacia mí y no pude evitar sentirme nervioso, estaba acorralado en mi propio juego y eso no era bueno, no era bueno que tomara las riendas de una carrera que no le pertenecía sin embargo volvió a acercarse y yo...me perdí.

-Dije lo que sentí en ese momento, Brian. Eso es todo lo que voy a responder. -Cuando lo vi sonreir satisfecho, supe que había caido, había caido como un idiota en el juego que yo mismo había empezado pero no fue hasta que sus brazos se posaron sobre mis hombros, que la realidad me golpeó.

-Casi...casi te creí pero una persona como tú no es capaz de sentir así. Puedes jugar a engañar a todos pero yo se bien como realmente eres, así que no finjas conmigo, no te queda bien el papel de niño bueno hogareño, luces muy patético cuando dices ese tipo de cosas. Esta casa jamás será un hogar para mí, jamás podría sentir que pertenezco a este lugar cuando tú eres el dueño.

Y posiblemente ese fue el momento en que Erick Brian Colón, demostró que era la única persona en la vida que podría hacerme daño y cuando vi su espalda abandonar la habitación dejándome solo e inmóvil, me juré a mí mismo que todos esos sentimientos que estaba teniendo por él, iban a desaparecer aunque con eso se me fuera la vida.

Y posiblemente ese fue el momento en que Erick Brian Colón, demostró que era la única persona en la vida que podría hacerme daño y cuando vi su espalda abandonar la habitación dejándome solo e inmóvil, me juré a mí mismo que todos esos sentimiento...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
What about marriage?Where stories live. Discover now