Capítulo 19

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Joel

-Si mamá, todo está bien. -Respondí sabiendo que mentía y me sentí mal al hacerlo porque ella no se merecía seguir viviendo bajo la completa farsa en que nos había metido a todos.

-Dale un beso a Erick de mi parte, mi niño y disfruten estos días.

-Si, mamá, lo haremos, nos vemos pronto.

No respondí nada más, había despertado a causa de la llamada entrante de mamá y me había encontrado con la imagen inesperada de un Erick completamente desnudo y dormido encima de mi cuerpo. Los nervios no tardaron en aparecer y podía jurar que temblaba, se lo que pasó anoche, recuerdo perfectamente cada detalle, cada sonido, recuerdo con claridad como se sintió cada roce en su interior, cada beso y cada caricia. Recuerdo su inocencia, su entrega total a lo que hicimos, recuerdo la forma en que me miraba, como si yo fuese lo más importante de su mundo y eso...eso justo ahora me tenía mal porque mientras yo sujetaba su desnudez, él dormía ajeno al caos que se formaba en mi pecho.

Erick era virgen, no hubo necesidad de preguntar, lo supe desde el pimer segundo en que mis manos se acercaron a su intimidad. Quise detenerme, parar todo antes de que fuera demasiado tarde, dejar las cosas enfriarse antes de que la locura nos llevara pero él no quiso, prácticamente me rogó que continuara y yo estaba demasiado perdido en su olor, en su sabor, estaba perdido en la dicha de sentir la delicadeza de su piel desnuda junto a la mía y me dejé llevar, me dejé envolver por el sentimiento patético que vivía dentro de mí y me entregué a él porque me dejé mucho más que la piel y fluidos en esa cama, yo ahí dejé mi corazón.

Volví a mirarlo otra vez, él seguía dormido, sus ojos cerrados dejando ver sus hermosas y largas pestañas, un ligero gesto contraido en su naricita pequeña lo hacía ver adorable, casi como un bebé y enseguida vinieron a mi memoria miles de imágenes de lo que vivimos la noche anterior, imágenes que distaban mucho de la inocencia y la ternura que ahora mostraba mientras dormía en mis brazos. Suspiré más fuerte de lo que tenía pensado, la verdad es que a penas podía moverme porque él estaba todo encima de mí pero no quería que volviera a pasar lo de la vez anterior porque ahora era totalmente diferente, ahora habíamos pasado todos los límites y me resultaba muy extraño.

Tenía miedo de lo que podría suceder, miedo de que cuando abriera esos ojos verdes se arrepientiera de lo que hicimos, tenía miedo de que al recordar la noche anterior, comenzara a decir cosas que convirtieran esta mañana en un desastre. Lo peor de todo es que yo lo había disfrutado tanto, había sentido en cada célula de mi cuerpo una emoción tan grande, tan intensa, tan gloriosa que sabía que cuando él despertara y reconociera que todo fue un error, yo acabaría destruido. Lo sabía, mi pecho estaba inquieto, esperando, aguardando el momento en que esta burbuja se rompiera y como tal...lo hizo.

-Mmm... -Un sonido pequeño salió de sus labios, yo lo seguía mirando, aún no abría los ojos pero estaba a punto de hacerlo.

-Buenos días. -Respondí casual, mi tono era bastante neutro pero al parecer la realidad le pegó un guantazo en la cara porque enseguida se separó de mí.

-Lo que pasó anoche...solo...olvídalo. ¿Si? Fue un error.

La palabra error se coló en mi cabeza como un maldito parásito y todo aquello por lo que había estado temiendo, explotó dentro de mí pero esta vez no iba a llorar, esta vez sería la última que me lamentaría, esta vez sería yo quien pondría el punto final al estúpido sentimiento que anoche me hizo tomar todo de él y entregarle todo de mí. Me levanté de la cama sin mirar en su dirección, no quería verlo, no quería saber nada de él, no quería recordar al mirar su cuerpo desnudo, todas las marcas de lujuria y algo más que le hice, yo solo quería alejarme, alejarme para siempre y enterrar el absurdo dolor que estaba sintiendo justo ahora.

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