Capítulo 25

635 50 8
                                    

Erick

Cuando lo siento depositarme en la cama, se exactamente lo que está a punto de pasar y mis nervios salen a volar con anticipación porque solo he estado en esta situción una vez en mi vida y aunque recuerdo perfectamente como me sentí, la inexperiencia me avergüenza. Dejo que me acomode a su gusto sobre las finas sábanas que cubren su colchón y como si fuera algo ya natural, abro las piernas para que se acomode entre ellas. Se que está excitado porque puedo sentirlo presionando mi muslo y tengo que admitir que yo también lo estoy, es el hombre más guapo que he visto en mi vida y llevo meses enteros sufriendo al recordar lo que hicimos en aquel hotel, meses enteros lamentando el hecho de creer que jamás lo tendría para mí sin embargo aquí estamos, a punto de repetir la experiencia más increíble que tuve en mi vida.

-No quiero hacerte daño, solo...avísame si algo te incomoda. -Susurró mientras rozaba sus labios con los míos y yo estaba a punto de derretirme en sus brazos, si aquella vez en el hotel había sido fantástico, ahora que ambos sabíamos cuales eran nuestros sentimientos, hacía que todo de mí temblara.

-Está bien.

Murmuré embriagado por su olor, por el calor que transmitía su cuerpo sobre el mío, perdido por cumpleto en el brillo de sus ojos miel que me miraban como si yo fuese lo más lindo del mundo, de su mundo. Cuando me besó delicadamente, no pude evitar suspirar en respuesta y el sentimiento de amor infinito que crecía en mi interior, se hizo más grande, más fuerte, más puro y me dejé llevar, me dejé envolver por la emoción de poder disfrutar de él con todo lo que eso implicaba y yo quería, claro que quería perderme por completo en su ser, quería que me tomara como aquella vez, que me hiciera olvidar los momentos tristes que viví mientras creía que jamás volvería a verlo, yo simplemente quería sentirme amado, amado por él.

Los minutos se hicieron eternos mientras su boca me trasladaba cerca de cielo, cada beso, cada roce suave de su lenga por mis labios, me robaba el aliento, me llenaba de amor, de calidez, me llenaba de un calor que si bien se bañaba de lujuria, no dejaba de ser tierno porque él me estaba tratando como si yo fuese una pieza de arte cara, de esas que hay que cuidar y que no tocas para evitar lastimarla. Me sentía halagado, cuando sus labios fueron besando cada milímetro de piel, cuando llegaron a mi pecho y descubrió que mis gemidos se volvían incontrolables y largos, lo supo, él supo que podía detenerse ahí, supo que podía hacer uso de mis pezones a su antojo y yo no podía estar más agradecido.

No supe en que momento la ropa dejó de ser una barrera entre ambos porque de alguna forma nos encontrábamos piel con piel, sin restricciones, sin absolutamente nada que nos separara más. A esta altura mi corazón ni siquiera bombeaba la cantidad de sangre necesaria o eso creía porque podía jurar que estaba a punto de abandonar mi pecho con lo rápido que latía, podía sentir como todo de mí palpitaba al mismo ritmo despiadado y violento. Sus manos labraban caminos nuevos por toda mi anatomía y cada pequeño roce de sus dedos expertos, me hacía caer, caer profundo a un abismo repleto de sensaciones hermosas.

-Eres...eres impresionante. -Solo pude gemir en respuesta porque acto seguido su boca llegó al sur, muy al sur y yo...me perdí.

-¡Jo...Joel!

Y no había forma en que pudiera controlarme ahora, no existía ninguna fuerza en el mundo que sometiera mis gemidos porque él estaba sometiéndome a mí, él estaba extrayendo cada gota de mi vida con sus labios. Mi intimidad estaba siendo atendida como nunca antes, Joel se encargaba de tratarla como si fuera especial, como si ahí encontrara todo lo que necesitaba para vivir y yo lo agradecía, yo estaba completamente entregado a la forma en que lamía y succionaba ese lugar, humedeciendo, dilatando, extendiendo. Cuando sus dedos se deslizaron en mi interior, mi grito pudo escucharse en alguna galaxia lejana, no me importaba, no podría importarme menos si alguien me escuchaba porque yo estaba demasiado excitado, demasiado necesitado de su lengua, de sus dedos, yo simplemente estaba disfrutando de como me hacía suyo sin aún entrar en mí esa otra parte que aquella noche hizo que viera las estrellas.

De un momento a otro sentí que me levantaba, durante algunos segundos no supe que estaba pasando porque yo estaba a punto de alcanzar un orgasmo cuando sus dedos se retiraron de mí y su lengua bendita dejó de lamer. Quise chillar, rogar para que volviera a donde estaba, necesitaba sentir como se alimentaba de mí, yo necesitaba que me tomara con su lengua, que sus dedos me abrieran más, yo estaba a punto de morir, yo solo quería que aliviara mi calor, que me llevara a la gloria como aquella vez y estuve a punto de gritar que volviera a su sitio cuando fui dejado nuevamente en el colchón pero esta vez de espaldas a él, esta vez mi pecho fue el que quedó sobre las sábanas y todo mi trasero se encontraba disponible, totalmente a su merced.

-Voy a entrar ahora. -Gruñó mientras tomaba mis caderas para acomodarme y pude sentir como el grueso de su miembro se abría paso en mi canal. Fue la gloria cuando al fin todo estuvo adentro y no pude resistirme más.

-Hazlo...mué...vete...mi amor.

Y lo hizo, Joel se encargó de elevar mi alma al mismo cielo y por lo que pudo ser una noche eterna, me tomó. No puedo decir si duramos poco o si fue mucho pero sin duda alguna se con certeza que cada empuje fue mejor que el anterior, cada roce de su hombría, cada golpe justo en ese punto sensible que me volvía loco, fue magnífico. Los recuerdos de la primera vez quedaron como niños pequeños ante lo que era esto porque si aquella noche fue increíble y mágica, esta estaba siendo simplemente sublime. Cada terminación nerviosa me vibraba, los poros de mi piel estaban abiertos captando cualquier tipo de atención y sus manos perfectas acariciaban con maestría cada pequeño rincón de mi ser.

Cuando volvió a voltearme y me obligó a enredar las piernas en su cintura, yo fácilmente pude alcanzar mi primer orgasmo y me dejé escurrir entre ambos con un grito de placer extremo y es que no había nada más hermoso que ver su rostro sudado mientras se esforzaba en entregarme todo de sí. Él no se detuvo, solo sonrió mientras tomaba un poco de mi esencia y la llevaba a su boca, eso solo provocó que mi líbido aumentara aún más y mi cuerpo reaccionara desesperadamente buscando más del suyo. Continuamos ambos jadeando sin límites, él empujaba con fuerza haciéndome gritar mientras yo movía mis caderas para emcontrarme con las suyas, mientras miraba sus ojos preciosos, esos ojos que decían cuanto le estaba gustando, esos ojos que reflejaban cuanto me amaba.

-Voy...a correrme.

Anunció totalmente ronco, perdido, casi desesperado. Asentí con mi cabeza mientras recibía las últimas embestidas gloriosas justo en mi próstata y pasados algunos segundos pude sentir el caliente resultado de su climax. Gemí agradecido mientras me dejaba correr una vez más y en un acto simúltaneo de placer mutuo, sonreimos como idiotas mientras mi semen mojaba nuestros cuerpos, mientras el suyo llenaba mi interior y me regalaba la vista perfecta de su cara completamente ebria de mí, ebria de emoción, de lujuria, de placer, ebria de amor. No salió de mí cuando terminó de escurrirse, solo esperó a que las respiraciones se calmaran y solo después se retiró.

-Te amo. -No pude evitar susurrar cuando me acomodó en su pecho para descansar. Lo necesitaba, necesitaba dormir como nunca antes porque había tenido dos meses de dolor que me lo impedían pero ahora...ahora me encontraba justo donde quería estar, en los brazos de la persona que amaba y que me había regalado una experiencia hermosa.

-Te amo más, pequeño y nunca voy a dejar que te vayas, no otra vez, no ahora que te tengo.

Y no había más que agregar, sobraban las palabras en la habitación y cuando besó delicadamente mi frente y nos arropó para descansar, yo supe que estaría bien, todo estaría bien porque estaba en el lugar correcto, yo estaba en la persona correcta.

Y no había más que agregar, sobraban las palabras en la habitación y cuando besó delicadamente mi frente y nos arropó para descansar, yo supe que estaría bien, todo estaría bien porque estaba en el lugar correcto, yo estaba en la persona correcta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
What about marriage?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora