Capítulo 16

379 55 22
                                    


Erick

Estaba a punto de botar espuma por la boca y la rabia seguía creciendo dentro de mi cuerpo de una forma escalofriante. Habían pasado tres días, tres jodidos días y Joel no había dado ni una sola señal de vida, ni siquiera sabía el número de su habitación y me moría de vergüenza de solo imaginarme bajando a la recepción para pedir esa información. ¿Qué clase de matrimonio recién casado, en su Luna de miel, duerme en habitaciones separadas? ¿Qué pensarían los trabajadores si me viesen bajar a preguntar? Sería una vergüenza total, una humillación muy grande que no estaba dispuesto a pasar pero...no me sentía bien.

Creí que vendría a buscarme, que se le pasaría lo idiota y se daría cuenta de que había actuado mal marchándose aquella mañana sin embargo no pasó. Él había cumplido con lo que me dijo y prácticamente estaba haciendo no se que diablos con su maldita vida mientras yo estaba encerrado en esta habitación. Era bonita, lujosa y realmente la vista era increíble pero estaba solo, aburrido y me sentía sumamente abandonado. ¡Joder! Que era mi esposo y esta se supone que sería nuestra jodida Luna de miel. ¿Por qué no había regresado por mí?

Mi estado de ánimo empeoraba a cada segundo, no había intercambiado palabra con nadie excepto para pedir comida a la habitación, no había puesto ni un pie afuera de este cuarto y estaba frustrado, triste, casi como un perrito abandonado. Jamás creí que podría sentirme tan mal, nunca pensé que estar en un hotel de lujo, con una vista maravillosa y un jacuzzi en el baño sería tan poco excitante. Se supone que debía disfrutar de las bellezas del lugar, de la buena comida y los lujosos paseos por las instalaciones pero no, ahí estaba yo a punto de sufrir un ataque nervioso y con unas ganas de llorar increíbles.

Miré la hora en el reloj, iban a dar las once de la noche y según leí en un panfleto que me habían traido en la mañana junto con el desayuno, a esta hora se estaba celebrando una fiesta exclusiva para los huéspedes. Me pregunté si él estaría allí, si acaso estaría bailando y bebiendo mientras otras personas trataban de llamar su atención. Me pregunté si acaso él estaría seduciendo a alguien más, si estaría ahora mismo teniendo relaciones con otro hombre como si yo no existiera.

Mi cuerpo comenzó a sentir una especie de temblor ligero y aunque quisiera negarlo, sabía que eran celos, celos primitivos y estúpidos pero celos al fin. Joel era mi esposo y aunque no estuviéramos juntos precisamente por amor, debía respetar nuestro acuerdo, él no tenía ningún derecho de ser infiel. La sola idea de imaginarme a mi esposo posando sus garras sobre otro cualquiera, hizo que la sangre hirviera dentro de mí y en mucho menos tiempo del que habría imaginado, me escontraba listo para salir a enfrentarlo, bajaría a esa jodida fiesta y le dejaría muy claro a todos que ese idiota con pelo de brócoli...era mío.

-¡Brian! -Lo que menos esperé encontrarme apareció ante mis ojos. A penas abrí la puerta de la habitación, me encontré a un Joel completamente ebrio siendo arrastrado por un hombre con cara de pocos amigos.

-¿Qué ha pasado? -Cuestioné perdido, confundido, una cosa era que en un impulso tonto hubiese salido a buscarlo y otra muy diferente era toparme de frente con su completo estado de embriaguez.

-Mire, no pretendo ser grosero pero me ha costado mucho trabajo sacar al señor del bar y traerlo hasta acá. Preferiría ahorrarme los detalles porque son...personales pero por favor, permítame dejarlo adentro de la habitación antes de que vuelva a llorar porque su esposo no lo ama.

-¿Qué? -Alcé la voz en sorpresa, no podía procesar lo que me acababa de decir pero tenía muchas preguntas que hacer.

-Eso...con permiso. -El hombre habló con tono serio y pasó arrastrando a Joel que me miraba de forma fija, extraña, indescifrable.

-¿Cómo que llorando? No entiendo que dice. ¿Qué le pasó? -Volví a intentar, él solo dejó a Joel sobre el sofá y se volteó a verme, su mirada era muy seria y di un paso hacia atrás, estaba intimidado.

-¡Brian! -Chilló Joel en un tono pastoso y cansado, miré hacia donde estaba y mi corazón se estrujó, estaba todo desarreglado, con los cabellos revueltos y un brillo en sus ojos desorientados, tuve que admitir que sentí algo por él, algo que me llamaba a cuidarlo.

-Su esposo tomó algunas copas de más y terminó llorando en la barra mientras gritaba que usted no lo amaba. -Habló el hombre sin variar la seriedad en su voz y estuve a punto de responder cuando continuó. -Le pido que trate de calmarlo para que no vuelva a bajar al bar en ese estado. Que tengan buena noche. -Fue lo último que dijo antes de caminar a la salida.

-Brian...¿Por qué eres...malo con... conmigo? ¿Eh? -Me sorprendí cuando lo escuché pero fue más impactante aún cuando volví a mirarlo.

-¿Qué... qué haces? -De repente él ya no estaba en el sofá y en su lugar me tenía atrapado entre su cuerpo y la pared. Yo estaba muy nervioso, había bebido mucho y no sabía como podría comportarse en ese estado.

-Tú...eres mi esposo. ¿Cierto? -Asentí suavemente con la cabeza mientras sus manos se posaban de forma torpe sobre mis caderas. Traté de no pensar en las sensaciones que eso provocó. -Entonces...¿Por qué no...me amas? -Me habría reido en su cara de no ser por el brillo que vi en sus ojos y aún con mi corazón latiendo a mil por horas, respondí.

-Vamos a darte una ducha, cuando te limpiemos podemos descansar y ya mañana si quieres hablamos, ahora no estás en condiciones. -Traté de sonar lo más sensato posible, él seguía estando borracho perdido y no tenía sentido llevarle la contraria, era obvio que no sabía lo que decía y aunque mi corazón estuviese loco dentro de mi pecho, no tenía sentido alguno que me tomara en serio nada de lo que decía.

-Yo no... quiero ducha. -Se pegó más a mí y yo no tenía hacia donde huir, la pared estaba a mi espalda y a decir verdad, tampoco me habría movido si no lo estuviera, por alguna razón desconocida, quería sentir su tacto sobre mi piel.

-¿Qué quieres? -Pregunté bajito, dejando que sus pulgares trazaran patrones lentos en mi cintura, sintiendo como el calor de mi cuerpo aumentaba a cada segundo y los latidos erráticos solo aumentaban.

-Te quiero a tí. -Respondió clarito, tan claro como el hecho de que estaba borracho y aunque yo sabía que no tenía sentido, que sus palabras no estaban siendo coherentes porque él mismo no lo era, no pude evitar jadear ante ellas porque estaba tan cerca de mí, tan malditamente cerca y se veía tan vulnerable.

-Jo...Joel...no digas...

-¡Shh! Solo...cállate, Brian, cállate. Siempre que hablas...dueles. -Susurró en mi boca con suavidad, lento y casi rendido y yo estaba confundido, no podía permitir que jugara más conmigo.

-Joel...por favor, solo...toma una ducha para dormir.

-Yo...no quiero dormir...yo solo... quiero besarte.

 quiero besarte

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
What about marriage?Where stories live. Discover now