Capítulo 10

374 54 1
                                    


Erick

Era la tercera noche igual y ya no estaba dispuesto a seguir, no después de que me besó. La primera vez fue... necesario, por decirlo de alguna manera, ya que su mamá nos había casi descubierto peleando pero la segunda...la segunda fue un error, un error gigante y que no estaba dispuesto a repetir. Lo peor de todo había sido que yo me dejé llevar, que prácticamente disfruté de ese beso en la oscuridad mientras la lluvia rompía contra las ventanas, yo también tomé sus labios como si hubiese sido lo que estaba deseando, como si inconscientemente hubiese estado esperando que sucediera.

Gracias a Dios pude determe a tiempo, pude alejarme de él para evitar cualquier cosa que hubiese pasado porque no me lo perdonaría jamás, no podría vivir conmigo si esa noche no hubiese tenido la fuerza para detenerlo. Se que él no se podía creer lo que pasó, no era necesario preguntar para saber que estaba enojado por mi rechazo, que no le había gustado para nada que detuviera ese beso, que prácticamente puse un alto a lo que pudo haber sido un error más grande pero no me importaba, yo no quería estar con él, no quería que me besara y mucho menos quería que me follara, sobre todo porque yo era un maldito virgen y no me podría hacer el daño de entregarme por primera vez a una persona que obviamente no sentía nada por mí.

De todas maneras las cosas me habían explotado en la cara, por alguna razón desconocida él se había vuelto más insistente con el tema de la boda y eso me tenía de los nervios, yo no quería casarme, no con veintidos años y no con un hombre que no me amaba. Pude escapar a la mañana siguiente sin que nadie me viera, sin que él me viera pero de nada sirvió porque a las pocas horas me encontraba siendo arrastrado nuevamente a esta casa pero esta vez parecía ser para siempre o al menos hasta que nos divorciáramos porque cuando me vió entrar nuevamente y en ese momento, con mis maletas, su sonrisa suficiente y victoriosa solo me dejó saber que estaba jodido.

-¿Estás bien, cariño? -¡Oh! Había olvidado que me encontraba cenando junto a Patricia.

-Si...¿Por qué? -No quise sonar tan nervioso como me sentía, no podía dejar que ella se diera cuenta de cuan mal me encontraba.

-Es que te noto pensativo. ¿Es porque Joelito tuvo que salir? -Si supiera que me siento mucho mejor sin ese ser inservible cerca.

-No es eso, ya se que tiene siempre mucho trabajo, así que estoy tranquilo con eso.

-¿Entonces qué es? -Ella realmente lucía preocupada y me miraba con los ojos atentos sin embargo no de forma inquisitiva, era como...como si estuviera deseando saber más de mí y yo me sentí como un farsante.

-Solo que... extraño a mi mamá. -No fue una mentira, cada día de mi vida la extrañaba y aunque había aprendido a vivir con su ausencia, siempre tenía presente su imagen.

-¿Me quieres contar? -Cuando la miré a los ojos supe que lo decía en serio, ella de verdad tenía esa mirada maternal. Estaba seguro de que no tenía idea de lo sucedido porque el propio Joel no lo sabía y aunque me daba pena hablarlo, sobre todo porque ella estaba padeciendo la misma enfermedad, no pude contener el sentimiento que me envolvió.

-Mamá falleció, estuvo un tiempo enferma y no pudo resistirlo. No acostumbro a hablar de eso, es algo que aún no ha sanado pero no puedo simplemente no pensarlo y hay ocasiones en las que se hace insostenible.

-Pequeño. -Sus brazos envolvieron mi cuerpo con tanta fuerza que no pude evitar soltar algunas lágrimas. ¿Cómo era posible que me estuviera sintiendo así? ¿Cómo era posible que una persona a la que a penas conocía, me hiciera sentir querido? -Tranquilo, tranquilo, estoy segura de que está muy orgullosa de tí, donde quiera que se encuentre.

¿Orgullosa de mí? Si mamá pudiera verme ahora convertido en nada más que un mentiroso terrible, estoy seguro de que no estaría muy feliz. Permití que me siguiera abrazando durante algunos segundos, yo hice lo mismo porque me sentía débil, falso, me sentía completamente perdido y sin posibilidad de mejorar. Estaba viviendo una mentira, una mentira bochornosa y para nada saludable, una mentira que terminaría por explotar en algún momento y yo solo podía pedir que nadie saliera lastimado. Estaba viviendo una mentira que me había entregado un cariño genuino de parte de personas que estaban siendo engañadas y eso era lo que peor me hacía sentir porque yo de verdad estaba empezando a querer a Patricia y a pesar de mentirle en relación a Joel, el resto de mi tiempo con ella era genuino, yo estaba genuinamente aprendiendo a quererla.

-Gracias, Patricia, muchas gracias. -Sollocé mientras me separaba un poco de ella, no quería convertir la noche en un mar de lágrimas ni momentos tristes.

-No es nada, pequeño, eres el chico más adorable que he visto y estoy segura de lo que digo. Tu mamá debe sentirse orgullosa de lo bueno que eres y se que te mira desde su lugar, yo agradezco a la vida que te haya puesto en el camino de mi Joelito, me quedo mucho más tranquila sabiendo que tiene a una persona tan hermosa a su lado.

Las terminaciones nerviosas de mi cuerpo se tensaron ante sus palabras, me sabía muy amargo escuchar la sinceridad en su voz, la verdadera preocupación y apoyo que me estaba entregando porque yo lo agradecía, yo verdaderamente agradecía su gesto y su cariño, me sentía bien, apoyado, comprendido, me sentía por primera vez en mucho tiempo...acompañado y eso me carcomía por dentro porque cuando miraba esos ojos tan llenos de cariño, tan llenos de sentimiento y tan...tan jodidamente parecidos a los de él...yo me sentía peor, me sentía malditamente sucio, un farsante, era un farsante que aprovechaba el amor brindado sabiendo que todo estaba basado en una cruel mentira.

-Yo... no lo se, no se si él piense lo mismo. -Tal vez no fue buena idea decirlo así porque a fin de cuentas se suponía que éramos la pareja perfecta y mis palabras no eran muy...alentadoras que digamos pero no lo pude evitar.

-¿Por qué dices eso? No seas bobo, claro que es así, Joelito lo sabe, de lo contrario no estaría preparando una boda contigo, así que levanta ese ánimo y ve a darte un baño relajante para que esperes a tu prometido tranquilo, limpio y perfumado. Hay unas sales exquisitas que puse en su baño hoy temprano, úsalas, después vas a agradecerme.

-Está bien... haré eso pero antes voy a limpiar acá, no me gusta que quede la cocina sucia.

-Nada que ver, para eso hay alguien en esta casa. Ve a tomar tu baño, seguro que te hará sentir mejor y quiero que cuando Joelito llegue, puedas darle amor, se que no ha tenido un buen día.

Después de eso no dijimos más, solo nos abrazamos de nuevo y cada uno tomó camino a su habitación, en mi caso a la de Joel. Llevaba tres días acá y por obvias razones, estábamos durmiendo juntos a los ojos del mundo sin embargo dentro de esas cuatro paredes, todo era diferente, incómodo, frío, tedioso. Yo dormía en el sillón reclinable, era cómodo, bastante pero no para descansar como Dios manda, él me había ofrecido la cama, era exquisita y realmente grande pero yo no quería estar cerca de él, no podía.

Al final teminé haciendo lo que mi falsa suegra había pedido, me despojé de mis ropas y preparé la tina con las sales que antes no estaban ahí. Quizás el objetivo del baño no era el que ella quería pero tenía que admitir que mi cuerpo agradeció mágicamente sumergirse en la mezcla de agua caliente y sales, el olor eran increíble y la sensación de suavidad en mi piel, hacían que poco a poco fuera cerrando los ojos. No sabía que iba a hacer, como podría evitar la boda sin dañar a nadie pero lo peor era que yo estaba consciente de que terminaría siendo esposo de Joel y de alguna forma el mayor miedo venía cuando pensaba en divorciarme. ¿Qué sería de mí?

 ¿Qué sería de mí?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
What about marriage?Where stories live. Discover now