What about marriage?

Capítulo 14

Erick

Si tuviera que elegir una palabra para definir el momento, sería... vergonzoso. Joel parecía no entender el idioma en que le hablaba y por lo que pudo haber sido una eternidad y dos años más, quedó en total silencio. Poco a poco estaba perdiendo el valor que había ganado para hacerle tal pregunta y era yo quien comenzaba a sentir arrepentimiento por haber sido tan atrevido, a fin de cuentas, realmente estaba tratando de ponerme las cosas fáciles y por alguna razón desconocida, fui yo quien intentó atraparlo. Idiota, era un completo idiota por haber actuado de esa manera, no quería que él creyera que tenía algún apego, no podía.

-No... -Habló al fin y fue solo un susurro, no se movió de su posición pero una de sus manos se frotó en su rostro, estaba cansado, realmente llevábamos muchas horas sin dormir.

-¿No qué? -Chillé mi nueva pregunta, era un imbécil de primera pero quería escuchar más que una simple sílaba vacía.

-No me arrepiento de casarme contigo.

Y el silencio volvió a instalarse como un ente a nuestro alrededor. Mi corazón se desbocó en una carrera brutal, casi podía sentir los latidos salirse de mi pecho y tenía miedo de que él pudiera escucharlos, era vergonzoso y ahora que había obtenido lo que quería, no tenía ni la menor idea de que hacer con la información. Él parecía igual de perdido que yo y por primera vez en todo este tiempo, me tomé la libertad de observarlo, de observarlo de verdad, como si fuera la primera vez que lo viera. Lucía agotado, unas pequeñas ojeras se marcaban alrededor de sus avellanas claras y algo dentro de mí se removió, estaba sintiendo algo extraño, algo que no parecía ser sensato y entonces hice lo mejor que pude en ese momento.

-Yo...voy a tomar una ducha, también deberías tomar una, el día ha sido largo y...bueno, yo...yo...

-Vas a la ducha. -Completó con una pequeña sonrisa cansada, yo quería salir corriendo de ahí porque estaba empezando a temblar.

-Si...voy...bueno, te espero.

-¿Qué?

Salí casi corriendo de ahí con dirección al baño. ¿En qué carajos estaba pensando? Prácticamente lo invité a venir a la ducha conmigo y eso estaba por completo fuera de algo bueno o racional. Me encerré en el baño con el corazón acelerado y a penas pude apreciar lo magnífico que era el lugar, no tenía tiempo para eso, necesitaba ducharme pronto para alejar los pensamientos idiotas que me estaban consumiendo. Me despojé de la ropa y abrí las llaves de agua, sin dudar un segundo más, dejé que las gotas tibias se encargaran de mojar mi cuerpo, lo agradecí al instante, estaba realmente tenso y saber que Joel estaba del otro lado de esa puerta, hacía que volviera a temblar.

Los minutos pasaron y gracias a Dios, él no pareció querer tomar la invitación involuntaria que le había hecho, cosa que realmente agradecí. Cuando sentí que había quedado lo suficientemente limpio y relajado, cerré el flujo de agua y me envolví en una de las toallas suavecitas y acolchadas que se encontraban pulcramente ordenadas en el muble. El verdadero problema llegó cuando mi cerebro procesó un hecho que hasta el momento había pasado inadvertido, no había traido ropa limpia para cambiarme. ¡Estúpido Erick! Maldije en voz baja, no podía ser tan idiota. Miré a donde se encontraban las prendas que me había quitado entes de ducharme y pensé en volver a usarlas pero a decir verdad, no me gustaba la idea de envolverme en algo que había estado usando durante al menos catorce horas.

Decidí que me armaría de valor y saldría de ahí envuelto en la toalla, no tenía nada de que avergonzarme, mi cuerpo no era especial, estaba consciente de eso pero a fin de cuentas no tenía otro. Me dije a mí mismo que podía hacerlo, si Joel no había entrado mientras me duchaba, era porque evidentemente no sentía ni el mínimo de atractivo hacia mí. No se por que ese pensamiento me hizo sentir mal, no debía, no era la primera vez que lo pensaba dado el hecho de que varias veces me había dicho que le parecía feo y desagradable. Ignoré el sentimiento que eso me causó y aferrándome a esa idea cruel de repugnarle, salí hacia la habitación.

La realidad me golpeó en la cara fuertemente cuando lo ví, él se había quedado dormido aún con la ropa del viaje puesta. Me detuve a mirarlo un poco, el maldito era hermoso, tan hermoso que me hacía doler el pecho porque recuerdo la primera vez que lo ví, cuando comencé a trabajar para él. Recuerdo que me gustó enseguida aunque eso no era extraño, se veía demasiado bien y tenía ese porte orgulloso que robaba suspiros, cualquiera caería por él y yo no era la excepción. Caí, claro que lo hice, claro que quedé encantado con su belleza pero enterré aquellos sentimientos justo a tiempo sin embargo ahora estaba aquí, muy cerca de su cuerpo rendido, tranquilo, en paz y un deseo increíble de acariciar sus mejillas se apoderó de mí.

No lo hice, no podría tocarlo ni aunque quisiera, estaba mal y traería preguntas que no sería capaz de responder pero me subí a la cama donde estaba y me acosté a su lado. Esto era lo más extraño que había hecho en mi vida y por tonto que pareciera, yo no me sentía tan mal como pensé, así que solo me dejé llevar. Joel tenía el entrecejo ligeramente fruncido, como si en sueños estuviera pensando en algo preocupante y yo quise saber que era. ¿Estaba siendo muy idiota? ¿Por qué me encontraba imposibilitado de retirarme de esa cama? ¿Por qué ahora que lo veía tan tranquilo me parecía de nuevo hermoso?

No se cuanto tiempo pasó pero estaba también cansado y de alguna forma comencé a quedarme dormiddo. La habitación estaba con una temperatura cálida, así que ni siquiera me moví para taparme, bastaba con la toalla. Inconscientemente me pegué un poco a él, no se dió cuenta, así que solo sonreí y permití que su calor corporal me hiciera sentir calentito. Mis ojos no pudieron más y aún sin apagar las luces, me dormí, me dormí por primera vez con él, en la misma cama, en nuestra noche de bodas y por muy estúpido que pareciera...me sentí en paz.