Capítulo 26

610 46 5
                                    


Erick

-Estaremos bien, no te preocupes.

-Yo no se...no me gusta dejarte así, me hace sentir...

-Joel, no va a pasar nada, además no estaré solo, tu mamá está acá.

-Pero yo no y nadie te puede cuidar mejor que yo. -Si no fuera porque sabía que realmente estaba muy preocupado, me habría reido porque parecía un pequeño niño con rabieta.

-Solo son unas horas, no haré nada, solo reposar, lo prometo. -Hablé despacio, Joel realmente tenía temor de que algo le pasara al bebé, la semana anterior habíamos pasado un buen susto y a pesar de que solo fue una falsa alarma, todos seguíamos preocupados, de más está decir que él era quien peor estaba.

-Brian...no te levantes de la cama. ¿Está bien? -Sus manos tomaron suavemente mis mejillas en un gesto tierno y preocupado que me hizo suspirar, si, suspirar porque había descubierto durante estos tres meses, que Joel era un hombre demasiado atento y cariñoso y eso siempre hacía que yo me sintiera un poquito más enamorado de él.

-Pero tengo que hacer pipí. -Protesté con lo que el denominaba "voz de bebé mimado" y reí internamente cuando su rostro cambió a uno más relajado, siempre se relajaba cuando yo hablaba de es modo.

-Bueno...si me lo dices así, con esa vocecita mimada, no me puedo negar. Prométeme que si tienes que ir al baño le vas a avisar a mamá.

-¡Joel! No puedo hacer pipí con tu madre en el baño.

-No pero te ayuda a llegar a él, entiende, pequeño bebé, yo me muero si algo te pasa, me muero. ¿Comprendes?

Y yo sabía que no mentía, sabía que ese brillo de sus ojos se debía al miedo, al miedo de perderme o de perder a nuestro bebé, lo supe desde hace mucho tiempo pero lo confirmé cuando la semana anterior tuve ese sangrado. Aquella noche conocí a un Joel tan vulnerable, tan pequeño y delicado, un Joel que se deshizo en llanto cuando horas más tarde, el médico nos aseguró que nuestro pequeño no había sufrido daños. Cuando me vió sangrar, cuando despertó por mis gritos aterrorizados cuando vi la sangre, él supo que hacer, él fue quien actuó, quien me levantó corriendo y me llevó al hospital, quien cargó mi cuerpo casi desmayado hasta que los doctores le prohibieron continuar porque no podía entrar al quirófano. Joel fue un roble, fuerte, firme, manteniendo la calma mientras yo lloraba y gritaba de dolor...hasta que supo que todo estaba bien, fue ahí, cuando me vió en esa horrible cama lleno de cables pero gracias a Dios, sano...que mi Joel se rompió en pedazos.

-Está bien, mi amor, prometo que no me moveré sin que Paty me ayude. ¿Si? Voy a ser un buen niño y estaré tranquilo. -Hablé con la voz que le gustaba, adoré su bonita sonrisa, todo estaría bien si sonreía así.

-Mi pequeño malcriado. -Besó suavemente mis labios y sentí una paz absoluta, era increíble como con el tiempo todo cambió entre nosotros y lo que antes fue una relación tortuosa y llena de momentos dolorosos, se había convertido en algo muy cercano a la perfección. -Voy a irme ahora pero necesito que me llames si te sientes mal, no importa si es un pequeño malestar, solo llámame.

-Voy a estar bien, vamos a estar bien. -Tomé sus manos y las puse sobre mi pancita de cinco meses, sabía que le gustaba mucho acariciarla, lo tranqulizaba y aunque no nunca le diría, yo tenía plena consciencia de sus charlas a nuestro bebé. Lo había escuchado muchas veces hablarle a mi barriguita mientras me creía dormido, era un momento suyo y por mucho que me emocionaba saberlo, jamás interferiría en él, era solo algo suyo.

-Te amo, te amo mucho. Voy a irme ahora antes de que me sea imposible salir de acá, esa reunión es importante. Cuida a nuestro bebé, volveré en cuanto termine y cenaremos en nuestra cama. Ve pensando que vamos a comer, te amo, mi vida.

What about marriage?Where stories live. Discover now