Capítulo 5

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Sehun se despertó con la certeza de que no estaba solo en la pequeña estancia en la que había dormido. Se le erizó el vello de la nuca y, cuando abrió un ojo, descubrió a Park Chanyeol en el umbral de la puerta.

Los rayos del sol se colaban por la ventana, a través de los agujeros de las pieles que hacían las veces de cortinas. La luz convertía al laird en alguien todavía más siniestro que si hubiese estado oculto entre las sombras. A esa luz, pudo ver lo enorme que era. Era un hombre impresionante y allí, bajo el dintel, era como si no fuese a caber por la puerta.


— Perdona mi intromisión — dijo Chanyeol con cierta torpeza — Estaba buscando a mi hijo –


Sehun siguió su mirada hasta el bulto que el tenía al lado y se dio cuenta de que Taeyong se había metido en su cama en algún momento de la noche. El niño estaba acurrucado, tapado hasta la barbilla con la manta.


— Lo siento. Yo no... — empezó a decir Sehun —

— Sé que no, yo mismo lo metí en la cama anoche — se limitó a contestar él — Es obvio que se ha cambiado de dormitorio durante la noche –


El intentó moverse, pero el laird levantó una mano para indicarle que se detuviera.


— No, no lo despiertes. Seguro que ambos necesitáis descansar. Le diré a Gertie que os guarde el desayuno caliente para más tarde —

— Gr... gracias –


Se quedó mirándolo sin saber cómo tomarse aquella repentina muestra de amabilidad. El día anterior, lo había visto tan furioso, que cualquier hombre se habría quedado petrificado de miedo sólo con mirar lo fruncidas que tenía las cejas. Sin embargo, ahora, tras un leve saludo con la cabeza, abandonó el dormitorio y cerró la puerta tras de sí.

Sehun siguió confuso. No confiaba en aquel cambio tan drástico de actitud. Desvió la vista hacia el niño que dormía a su lado y se relajó un poco. Le acarició el pelo con cuidado de no despertarlo y se quedó embobado mirándole los rizos que le enmarcaban el rostro. Con el tiempo, tendría el pelo tan largo como su padre.


Quizá el laird también se había calmado al ver que su hijo había vuelto sano y salvo a casa. Puede que incluso le estuviese agradecido y lamentara haber sido tan brusco.

La esperanza le oprimió el pecho. Quizá ahora el laird estaría dispuesto a darle el caballo y las provisiones que el le había pedido. Sehun no tenía ni idea de adónde podía ir, pero teniendo en cuenta que Kim Jummyeon parecía ser el peor enemigo de Park Chanyeol, quedarse allí no era buena idea.

La tristeza lo embargó y se pegó un poco más a Taeyong. La abadía había sido su hogar durante mucho tiempo y las hermanas le habían hecho mucha compañía, pero ya no podía volver allí. Se había quedado sin hogar y sin refugio.

Cerró los ojos y suplicó con fervor clemencia y protección a Dios. Seguro que Él lo ayudaría en un momento tan difícil como el que estaba viviendo.


Cuando Sehun volvió a despertarse, Taeyong ya no estaba en la cama. Estiró los brazos y flexionó los pies, retorciéndose de dolor al instante. Ni siquiera un baño de agua caliente y una buena cama habían conseguido aliviarle. No obstante, podía moverse considerablemente mejor que el día anterior y seguro que podría montar a caballo por sí solo.

Mi EnemigoWhere stories live. Discover now