Capítulo 28

171 27 23
                                    


Unos gritos interrumpieron el bello y profundo sueño de Sehun. No estaba seguro de que fuese un sueño, pero era agradable. Tenía la sensación de que estaba flotando y ya no le dolía nada. Prefería sentir que flotaba a lo contrario.

De repente, alguien empezó a zarandearlo hasta que sintió como si el cerebro le diese vueltas dentro de la cabeza. Volvió a sentir el dolor y oyó la voz de Chanyeol.


Oh, a aquel hombre le encantaba gritar. Disfrutaba dando sermones, en especial a el.


— Eres el joven más desobediente que he tenido la desgracia de conocer —dijo furioso—. Te ordeno que no te mueras y vas y decides llevarme la contraria. Tú no eres el león que defendió a mi hijo. El no se habría rendido tan fácilmente –


Sehun se enfadó al oír el insulto. No era propio de Chanyeol ser tan cruel cuando el estaba enfermo y al borde de la muerte. Le estaba hablando como si lo hubiese hecho a propósito.

Entonces lo oyó reírse con amargura.


— No, tesoro, estás enfermo, pero no te vas a morir. Esta vez vas a obedecerme o Dios es testigo de que te tumbaré sobre mis rodillas y te daré unos azotes –


Sehun lo fulminó con la mirada, o eso intentó. La habitación seguía pareciéndole terriblemente oscura y los párpados le pesaban como si alguien le hubiese colocado piedras encima. De repente, tuvo un ataque de pánico. Quizá la estaban preparando para el entierro. ¿Acaso no ponían piedras sobre los párpados de los muertos para mantenerles los ojos cerrados? ¿O eran monedas? Fuera lo que fuese, el no quería morir.


— Tranquilo, cariño —lo tranquilizó Chanyeol—. Abre los ojos. Puedes hacerlo por mí. No, nadie va a enterrarte, te lo juro. Abre los ojos y mírame. Déjame ver tus preciosos ojos azules –


Él tuvo que recurrir a todas las fuerzas que le quedaban, pero al final consiguió levantar los párpados. Hizo una mueca de dolor en cuanto el sol la deslumbró y volvió a cerrar los ojos de golpe.


— Cerrad la ventana —gritó Chanyeol –


Sehun frunció el cejo. ¿Con quién estaba hablando su esposo? Se estaba convirtiendo en una costumbre eso de recibir visitas en su dormitorio.

Oyó que alguien se reía y entreabrió los ojos un poco, a tiempo de ver una silueta similar a la de Chanyeol. Parpadeó y consiguió distinguir también a Jongdae y a Jongin delante de la ventana, que ahora volvía a tener echada la cortina.


— Me alegro de que volvieras a casa, Jongdae. Chanyeol te necesitará a su lado para el funeral —

— ¿Para qué funeral, Sehun? —preguntó su cuñado, confuso —

— Para el mío —dijo el –


Intentó levantar la cabeza, pero descubrió que estaba tan débil como un gatito recién nacido.

Jongin se rió y Sehun arrugó las cejas en su dirección.


— Esto no tiene gracia —le dijo—. Chanyeol se enfadará mucho si me muero —

Mi EnemigoKde žijí příběhy. Začni objevovat