Capítulo 20

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Cuando Sehun se despertó, el dolor que sentía en el costado no era nada al lado de su dolor de cabeza. Se lamió los labios resecos, pero no bastó para quitarse aquel horrible sabor de boca.

¿Qué diablos le había hecho el laird? Lo único que recordaba era que le había ordenado que bebiese una cerveza horrible y que el terminó haciéndolo. Sólo de pensarlo se le revolvió peligrosamente el estómago. Se tumbó de costado con intención de comprobar si la herida le dolía mucho, pero al hacerlo se topó con un cuerpo pequeño y muy caliente. Sonrió y rodeó a Taeyong con un brazo para acercarlo a el.

El niño abrió los ojos y recostó la cabeza en su pecho.


— ¿Te encuentras bien, mamá? —

— Sí, cariño, me encuentro bien. Apenas me duele. Es sólo un rasguño —

— Estaba asustado –


A Taeyong le tembló la voz y a Sehun le dio un vuelco el corazón al ver lo preocupado que había estado por el.


— Lamento que tuvieses miedo —

— ¿Te hizo daño? Maddie me dijo que papá había tenido que coserte –


Me imagino que tiene que doler mucho.


— Sí, un poco, pero no mucho. A tu padre no le tembló el pulso y lo hizo muy rápido —

— Papá es el mejor —afirmó Taeyong con la certeza de un niño que adora a su padre—. Sabía que cuidaría de ti –


Sehun sonrió y le dio un beso en la cabeza.


— Tengo que salir de la cama. Llevo tanto rato acostado que me noto los músculos doloridos. ¿Te importaría ayudarme? –


Él salió de la cama a toda prisa y luego la ayudó a ponerse en pie, como si fuese la tarea más importante del mundo.


— Tienes que ir a tu dormitorio a vestirte. Me reuniré contigo abajo. Quizá Gertie nos haya guardado comida para los dos –


Taeyong le sonrió feliz y luego salió corriendo, dando un portazo.

En cuanto el niño se fue, Sehun se estiró e hizo una mueca de dolor. No le molestaba mucho, no le había mentido a Taeyong, pero sí se notaba los músculos doloridos. En todo caso, nada que justificase que se quedase todo el día en la cama.


Se dio media vuelta para ir a buscar un traje a su armario y una prenda de color verde llamó su atención. Desvió la vista hacia la mesita que había cerca de la ventana y vio encima una tela doblada.

Era su traje de novio. Olvidándose por completo de la herida, corrió a buscarlo y hundió los dedos en la suntuosa tela. Lo levantó de la mesita y lo desdobló para verlo mejor. Estaba como nuevo. No había ni rastro del desgarro. Se abrazó a él y cerró los ojos para disfrutar de aquel maravillosa sensación. Era una tontería emocionarse tanto por un traje, pero un joven sólo se casaba una vez, ¿no? Frunció el cejo. Bueno, en general. Fuera como fuese, no quería pensar en cosas tan desagradables como que el laird se muriese y lo dejase viudo.Acarició el traje por última vez, disfrutando de la sensación del terciopelo deslizándose entre sus dedos. Después lo dobló y lo guardó con cuidado, a la espera de poder lucirlo en alguna otra ocasión.

Mi EnemigoWhere stories live. Discover now