Capítulo 38

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Sehun miró con añoranza las lejanas montañas y las colinas cubiertas de hierba, e inhaló el perfume de la brisa de verano. Se moría de ganas de salir del castillo, aunque sólo fuese para dar un paseo por el patio, pero por su seguridad Chanyeol le había prohibido explícitamente que atravesase aquellos muros. Y su esposo tenía ya demasiadas preocupaciones para que el le diese una más.

El clan Park en pleno se estaba preparando para la guerra. No se trataba de un proceso violento ni lleno de alardes, más bien consistía en preparar a los hombres y sus armas. Los Park se habían resignado a desempeñar el papel de enemigos de la Corona y de Kim Jummyeon.

Sehun se apartó de la ventana y bajó la escalera que conducía al salón, donde encontró a Gannon y a Cormac almorzando con el resto de sus soldados. Los saludó y les indicó que siguiesen comiendo.


— Sólo voy a la cocina a ver a Gertie —les dijo al pasar por su lado — No me iré más lejos –


Gannon asintió, pero le siguió con la mirada.


— Quedaos donde pueda veros, mi señora –


Sehun le sonrió y atravesó la puerta que conducía a la cocina, pero se quedó en la zona que el soldado podía seguir viendo desde su asiento.

Lo raro era que Gertie no estaba atendiendo los fogones, como de costumbre. Sehun olfateó el aire. Tampoco estaba horneando pan y eso sí que era raro, porque la mujer siempre estaba haciendo pan, fuese de día o de noche. Sehun a menudo se había preguntado cuándo dormía. Quizá había ido a buscar algo a la despensa. Sí, eso sería lo más probable y seguro que volvería en cuestión de segundos. Gertie no dejaría los fogones desatendidos durante tanto rato.

Pero no volvió y Sehun se preocupó. Oyó un sonido similar a un gemido, proveniente de la despensa y se puso en acción. Cruzó corriendo la cocina hasta llegar a la pequeña estancia donde almacenaban los alimentos y buscó a Gertie con la vista.

La encontró tumbada en el suelo, sangrando de una herida en la frente. Sehun se apresuró a ayudarla y se arrodilló a su lado. Acto seguido, se dio media vuelta para llamar a gritos a Gannon, pero una mano le tapó la boca y un fuerte brazo lo sujetó por la cintura, levantándolo del suelo y pegándolo a un fornido cuerpo.


— Ni una palabra, mi señora —

— ¿Diormid? —Sehun consiguió apartar su mano —

— Silencio —le ordenó él –


Pasada la sorpresa inicial, se puso furioso.


— ¿Cómo te atreves a presentarte en las tierras del clan Park? No vivirás para ver un nuevo amanecer. Mi esposo te matará —

— Vos sois mi salvoconducto hacia la libertad —le aseguró él, pegado a su oreja –


Sehun sintió el frío característico de una hoja de acero cortándole el traje por la zona del vientre y se estremeció. Tenía miedo incluso de moverse.

El hombre la sujetó con más fuerza y le apoyó la hoja entera en el vientre desnudo.


— Escuchadme bien. Si hacéis cualquier tontería, os rajaré y dejaré que vuestro bebé se pudra en el suelo. Si no consigo llevaros de nuevo con Jummyeon, soy hombre muerto. Si me capturan los Park, soy hombre muerto. No tengo nada que perder, lady Park, así que os aseguro que si hacéis algo para llamar la atención, os mataré a vos y a vuestro bebé antes de morir –

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