Capítulo 9

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Chanyeol se detuvo frente a la puerta del dormitorio de Sehun y sonrió al ver lo cerca que estaba del suyo. Probablemente a él no le haría ninguna gracia saberlo. Llamó a la puerta para mostrarse educado, pero no esperó a que él le diese permiso para entrar y lo hizo sin más dilación.

Sehun se volvió a mirarlo desde donde estaba, de pie junto a la ventana; su melena ondeó sobre sus hombros. Las pieles que se utilizaban como cortinas estaban retiradas para que entrasen los rayos de sol y a él se le veía precioso con aquella luz que se reflejaba en el azul de sus ojos.


Sí, era un muchacho muy bonito y no sería ningún castigo casarse con él y engendrar un hijo en su vientre. De hecho, ahora que había tomado la decisión, Chanyeol estaba impaciente por tener a Sehun en su cama.

Él parecía indignado por su atrevimiento, pero antes de que pudiese decírselo, cosa que estaba seguro que iba a hacer, Chanyeol levantó una mano para silenciarlo. Aquel muchacho no lo respetaba lo más mínimo y eso tenía que cambiar. Cuando fuera su esposo, disfrutaría recordándole cuáles eran sus deberes hacia él y también su obligación de obedecerlo sin cuestionárselo.


— ¿Vas a decirme lo que quiero saber? —le preguntó –


Si pretendía ser justo, y él lo era, tenía que darle la oportunidad de confesarle su identidad antes de que le dijese que ya lo sabía.

Sehun levantó la barbilla, un gesto desafiante al que Chanyeol empezaba a acostumbrarse, y negó con la cabeza.


— No, no voy a deciros nada. No podéis ordenarme que confíe en vos. Es la cosa más ridícula que he oído nunca –


Chanyeol presintió que Sehun tan sólo estaba empezando, así que hizo lo único que sabía con certeza que iba a hacerle callar.

Eliminó la distancia que los separaba con suma rapidez, le cogió por los brazos y lo hizo mirarlo. Sus labios se encontraron con los de Sehun y la queja que salió de los de éste fue engullida por los suyos.

Él se quedó rígido y colocó las manos entre los dos para intentar apartarlo. Él le acarició los labios con la lengua, saboreando su dulzura, exigiéndole que lo dejase entrar en su boca.

La segunda queja de Sehun se asemejó más a un suspiro. Entreabrió los labios y se derritió contra Chanyeol como miel caliente. Era suave y encajaba con el cuerpo de él igual que su espada en su puño. A la perfección.

Se inclinó hacia adelante y deslizó la lengua por la de él. Sehun volvió a tensarse y le clavó los dedos en el pecho como si fuesen diminutas dagas. Chanyeol cerró los ojos y se imaginó esos dedos aferrados a su espalda mientras se movía entre sus caderas.

Dios, Sehun era tan dulce... No, acostarse con él no sería ningún suplicio. Se lo imaginó llevando a su hijo en su vientre y pensó que le gustaba sumamente lo que veía.


Le gustaba mucho.


Cuando Chanyeol por fin se apartó, Sehun tenía los ojos nublados y los labios deliciosamente hinchados y se tambaleó como una hoja al viento.

Parpadeó varias veces y luego lo miró enfadado.


— ¿Por qué habéis hecho eso? —

Mi EnemigoWhere stories live. Discover now