Capítulo 37

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Fiel a su palabra, Chanyeol sólo se detuvo unos minutos, hasta llegar a la frontera del clan Park.

Cabalgaron día y noche a un ritmo casi inhumano.

Sehun cabalgó siempre con Chanyeol y cuando no estaba dormido, él le daba de comer de la bolsa que llevaba colgando de su silla de montar. Los hombres que lo acompañaban tenían un aspecto demacrado y estaban exhaustos, pero ninguno se quejó. Viajaron prácticamente en silencio y ni Jongin ni Jongdae intentaron darle conversación. Estaban demasiado concentrados en asegurarse de que nadie los seguía.


— Chanyeol, tengo que parar —susurró Sehun —

— ¿No puedes esperar unos cuantos kilómetros más? —le preguntó él — Pronto estaremos en tierras Park —

— Me temo que no —confesó el avergonzado—. El niño que llevo dentro hace que me resulte muy difícil aguantarme –


Él le sonrió un segundo antes de ordenar que se detuviesen. Lo ayudó a bajar del caballo y Sehun estuvo a punto de desplomarse al tocar el suelo. Gannon lo cogió y el casi lloró de agradecimiento al ver que el rudo soldado le sonreía. Éste se quedó perplejo cuando su señora le rodeó el cuello y le dio un fuerte abrazo.


— Gracias —susurró Sehun y le sonrió al apartarse —

— ¿Por qué, mi señora? —le preguntó él, confuso —

— Por venir a buscarme –


Luego se dio la vuelta y fue en busca de algo de intimidad para atender a sus necesidades.


Chanyeol sonrió y se quedó mirando a su esposo mientras éste se escondía detrás de un árbol en la distancia. Sehun había dejado perplejo a Gannon con su gratitud. Si tuviese que adivinar, diría que todos sus hombres iban a recibir tales muestras de afecto por parte de el.

Segundos más tarde, Sehun volvió y Chanyeol se deleitó mirándolo mientras el avanzaba con una mano en la barriga en gesto protector. Y de repente se dio cuenta del alivio que sentía por estar tan cerca de casa. Había presionado mucho a sus hombres porque tenía miedo de que Kim los siguiese y de que Sehun se quedase indefenso en medio de la batalla.

Quería que su esposo estuviese a salvo. Que estuviese lo más lejos posible del inevitable baño de sangre que se avecinaba. El bastardo de Jummyeon tenía los días contados y, aunque tuviese que desafiar al mismísimo rey,


Chanyeol vengaría lo que le había hecho a Sehun.


Se agachó para cogerle y levantarlo del suelo y comprendió que ya no quería vengarse por lo que Jummyeon les había hecho a su padre y a su clan ocho años atrás. Quería hacerlo porque por culpa de ese hombre había visto más dolor en los ojos de su esposo del que le habría gustado ver durante toda la vida.


— Ya casi estamos en casa —le susurró al oído. El se dio media vuelta y lo miró con tristeza —

— Cuando entremos en tierras Park, ¿crees que podrías decirles a tus hombres que se adelanten? Tengo que hablar contigo, Chanyeol. Es importante que lo haga antes de llegar al castillo. En cuanto entremos en el patio, todo el mundo querrá vernos. Tenemos que resolver esto. Tenemos que resolverlo antes –

Mi EnemigoWhere stories live. Discover now