Capítulo 29

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Chanyeol le dio dos semanas, un tiempo en que le obligó a descansar y lo agasajó con muestras de cariño —siempre en privado, por supuesto— y en las que le hizo el amor prácticamente a todas horas... Se recuperó a una velocidad pasmosa y Chanyeol se pasó todas esas noches volviéndolos locos a ambos de deseo.

Pero el seguía sin hablarle de amor. Era un joven muy generoso con sus cumplidos, eso tenía que reconocerlo. Sehun le decía con la voz más dulce del mundo que era guapo, atrevido, arrogante... aunque él no sabía si siempre lo decía en serio. Era evidente que estaba gratamente impresionado con las técnicas amatorias de su esposo y el también había desarrollado unas cuantas de las que él todavía no se había recuperado.


Sehun tenía que amarlo. Chanyeol se negaba a creer que lo que el sentía por él fuera sólo una atracción pasajera. Estaba claro que Sehun no era obediente y tampoco especialmente respetuoso. Pero Chanyeol veía el modo en que lo miraba cuando creía que no la veía. Veía cómo se rendía en sus brazos noche tras noche, en la oscuridad de su dormitorio.


Sí, Sehun lo amaba. 


No había otra explicación posible. Lo único que tenía que hacer él era conseguir que el también se diese cuenta.


El envenenamiento había conseguido que fuese más cauteloso y aunque a Chanyeol le gustaba que se tomase sus peticiones más en serio, tenía que reconocer que echaba de menos sus discusiones. Algo que antes solía darse cuando el lo desobedecía. A Chanyeol no le gustaba que el carácter espontáneo de Sehun se viese coartado por aquella experiencia cercana a la muerte.

Sólo él, sus hermanos, Gannon, Cormac y Diormid sabían la verdad sobre lo sucedido. Eran los únicos que estaban enterados de que el veneno no iba destinado a Sehun. Eran muchos los motivos que avalaban la decisión de Chanyeol de ser reservados con dicha información.

Después del incidente del veneno, su clan en pleno era muy protector con Sehun. Todos la vigilaban de cerca y se encargaban de que nunca estuviese sola. Eso encajaba a la perfección con los planes del laird, porque tanto si alguien había intentado matarla a el como si no, el seguía teniendo la amenaza de Kim Jummyeon planeando sobre su cabeza.


Por otra parte, Chanyeol no quería que Sehun se preocupase y no sabía de qué sería capaz su Taeyong si llegaba a descubrir que había sido a él y no a el a quien habían intentado matar, no una, sino dos veces. En el poco tiempo que llevaban juntos, había descubierto que Sehun protegía con uñas y dientes a la gente que consideraba suya.

Y a él lo consideraba suyo, algo que a Chanyeol lo llenaba de orgullo y de felicidad. Quizá no le hubiera dicho las palabras que tanto deseaba oír, pero no tenía ninguna duda de que Sehun se sentía posesivo al respecto. Recordaba perfectamente el modo en que lo había mirado el día que le presentaron a Rionna Song .

Chanyeol esperaba ansioso el momento en que pudiesen vivir libres de cualquier amenaza. La sombra que se cernía sobre el castillo no sólo estaba afectando a Sehun, sino a todo el clan. El... bueno, no había habido noticias de que se hubiese metido en ningún lío desde su recuperación.

Tendría que haber sabido que eso no iba a durar...


— ¡Laird, tenéis que venir en seguida! —exclamó Owain, corriendo hacia él –


El joven se detuvo e intentó recuperar el aliento. Al parecer, había ido corriendo hasta allí. Chanyeol se apartó del pastor, que había estado informándole acerca de los rebaños del clan, y miró al chico, preocupado.

Mi EnemigoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang