Capítulo 26

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Sehun llevaba muchas horas dormido cuando Chanyeol entró en su dormitorio esa noche. Se detuvo junto a la cama y lo observó mientras dormía; estaba tan acurrucada bajo las pieles que sólo le sobresalía la nariz.


Las negociaciones con Song Kang se habían deteriorado al mismo ritmo que había aumentado el consumo de cerveza. En vez de hablar del matrimonio entre los dos clanes o de sus posibles alianzas, los hombres sentados alrededor de la mesa empezaron a fanfarronear de sus conquistas y a contar batallitas. Chanyeol estaba mucho más interesado en meterse en la cama con su esposo que en entrar en esas competiciones de gallos, así que se disculpó y se fue.

Debería molestarle que, incluso dormido, Sehun tuviese tanto poder sobre él. Sólo con imaginárselo en su cama, en su dormitorio, se sentía ansioso por abandonar la compañía del resto de los hombres. Pero la verdad era que ese poder de él no le molestaba. Mientras los demás seguían en el salón, hablando de las noches que habían pasado en los brazos de una mujer, él estaba en su dormitorio, con su esposo entre los suyos.

Se desnudó y apartó las pieles con cuidado. Sehun se movió de inmediato, frunció el cejo y tiró de la ropa para volver a taparse. Chanyeol se rió y se metió en la cama a su lado.

En cuanto sintió su cálida piel contra la suya, reaccionó de inmediato. Sehun volvió a moverse y murmuró algo dormido antes de acurrucarse contra él. El camisón le caía por un brazo, dejando al descubierto la curva del cuello y la suave piel del hombro. Incapaz de resistirlo, Chanyeol lo besó y recorrió la piel con leves mordiscos hasta llegar a su cuello.

Adoraba su sabor, el modo en que su aroma le llenaba las fosas nasales mientras lo acariciaba con la lengua. El suspiró y con su aliento le hizo cosquillas en la oreja.


— ¿Chanyeol? —dijo soñoliento —

— ¿Esperabas a alguien más, muchacho? —

— Oh, no sé. Al parecer, cada vez que me despierto hay gente en nuestro dormitorio –


Chanyeol se rió y le mordió el lóbulo de la oreja.


— ¿No estás enfadado conmigo? –


Él se apartó y la miró a los ojos.


— ¿Qué has hecho ahora? –


Sehun se ofendió y le puso morros un segundo.


— No he hecho nada. Me refería a lo de antes. Cuando me he llevado a Rionna conmigo. Sé que no debería de haber intervenido... –


Él le colocó un dedo en los labios.


— No, no deberías haberlo hecho. Pero estoy empezando a descubrir que haces muchas cosas que no deberías. Y la verdad es que ha estado muy bien que te la llevaras precisamente entonces. Su padre estaba enfadado y tú has logrado resolver la situación. Mi única queja es que te has puesto potencialmente en peligro, por no mencionar que te has abierto paso entre un montón de guerreros que seguían eufóricos por el combate –


Sehun le deslizó las manos por el torso, hasta encontrar su erección. Le rodeó el pene con los dedos y él gimió de placer y se excitó todavía más.

Mi EnemigoWhere stories live. Discover now