Capítulo 27

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Hacía muchos años desde la última vez que Chanyeol había rezado. Fue durante el nacimiento de su hijo, junto al lecho de su esposo, mientras el traía a Taeyang al mundo.

Pero ahora estaba orando fervientemente al lado de la cama de Sehun.

Maddie entró corriendo detrás de él, con Bertha pegada a sus talones.


— Tenéis que hacerla vomitar, laird —le dijo Bertha—. No hay tiempo que perder. No sabemos cuánto veneno ha tomado y tenemos que quitárselo del estómago –


Chanyeol se agachó y cogió a Sehun por los hombros para ponerlo de lado, con la cabeza colgando por un lado. Le sujetó la cara con delicadeza y le abrió la boca con el pulgar.

Sehun se movió e intentó apartarlo, pero Chanyeol la sujetó con fuerza y se negó a soltarle.


— Escúchame, Sehun —le dijo nervioso—. Tenemos que vaciarte el estómago. Tengo que hacerte vomitar. Lo siento, pero no tengo elección –


En cuanto el separó los labios, él le metió los dedos por la garganta, haciendo que se atragantase y convulsionase al instante. Con un único brazo libre para sujetarlo, empezó a resultarle difícil mantenerlo quieto.


— Ayúdame a sujetarlo —le ordenó a Maddie—. Si no puedes, avisa a uno de mis hermanos –


Las dos jóvenes corrieron a ayudarlo y entre ambas lo sujetaron. Ésta volvió a atragantarse y vomitó en el suelo.


— Otra vez, laird —le dijo Bertha—. Sé que es difícil verlo sufrir así, pero si queréis que sobreviva, tenéis que hacerlo –


Chanyeol haría cualquier cosa para evitar que Sehun muriese, incluso si eso suponía tener que hacerle pasar por aquel agonía. Le sujetó la cabeza y lo obligó a vomitar una y otra vez hasta que ya no le salió nada más del estómago.

Sehun estaba completamente rígido, era un milagro que no se hubiese roto ningún hueso. Pero Chanyeol siguió intentando hacerle vomitar, decidido a mantenerlo vivo.


— Ya está —le dijo Bertha al fin, tocándole un hombro—. Podéis soltarlo –


Maddie se levantó, empapó un paño con agua y se lo entregó a él, que le limpió la boca a Sehun y luego le enjugó el sudor de la frente. Luego lo tumbó en la cama con cuidado y poco a poco fue quitándole la ropa. Lanzó el traje a un lado y les ordenó a las mujeres que limpiasen el dormitorio y que eliminasen aquel olor tan horrible.

Se sentó al lado de Sehun y cubrió su desnudez con las pieles. Lo observó ansioso, sintiéndose tan indefenso que se apoderó de él una rabia casi incontenible. Podía oír la conmoción que tenía lugar fuera del dormitorio, sabía que sus hermanos estaban allí y también otras personas, pero no quería apartarse de Sehun.

Las dos mujeres limpiaron la habitación con suma rapidez y se deshicieron de la ropa. Maddie volvió segundos más tarde y cerró la puerta al entrar.


— Laird, dejad que yo cuide de el —le pidió en voz baja—. Le hemos vaciado el estómago. Lo único que podemos hacer ahora es esperar —

— No voy a irme de su lado —repuso Chanyeol, negando con la cabeza. Le pasó un dedo a Sehun por el pelo y le tocó la mejilla y se alarmó al encontrarlo frío. Respiraba muy despacio y con tan poca intensidad que se agachó más de una vez para comprobarlo, temeroso de que ya no siguiese haciéndolo –

Mi EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora