Capítulo 9

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Jimin se sentía como la mierda porque Yoongi literalmente lo había salvado de ser arrestado y había tomado su lugar.

Esperó junto con Jungkook, Taehyung, Namjoon y Seokjin detrás de unos grandes arbustos hasta que la policía se fuera.

—¿Qué van a hacer con él? —Jimin le preguntó a Jungkook cuando regresaron a la casa que ahora estaba vacía.

—Lo tendrán detenido hasta que su mamá pague la fianza.

—¿Y cuándo será eso?

—No te preocupes, no es la primera vez que ha sido arrestado. Él va a estar bien.

Jimin se quedó sin palabras.

Cuando terminaron de limpiar la casa, se sentaron en el sofá, y a pesar de las cosas que habían sucedido unos minutos atrás, Jungkook se sacó la hierba del bolsillo.

—No es la primera vez que la policía irrumpe en una de nuestras fiestas. No sería en realidad una fiesta sin ellos. —Namjoon soltó mientras Seokjin encendía su porro.

El teléfono de Jungkook sonó y este lo sacó de su bolsillo.

—¿Sí? Hola, amigo. ¡¿Cuánto?! Puta madre. Está bien… ¿Qué? Eh... Mañana supongo. No lo sé. Está bien. Adiós.

Jungkook dejó caer su móvil en la mesa y miró a Namjoon.

—Era Yoongi. Ellos fijaron su fianza en diez mil. 

—¡¿Qué?! ¡Eso es una locura! Ellos nunca piden tanto...

—¿Qué? —Jimin musitó sorprendido.

—Normalmente piden doscientos o trescientos por la fianza, lo cual es bastante fácil de conseguir en una semana. ¿Pero diez mil? Eso es una locura, su mamá no tiene tanto dinero. —continuó Namjoon.

—Ni siquiera sabe que él está en la cárcel. —agregó Jungkook.

Jimin se les quedó viendo por un segundo antes de morderse el labio.

—¿Dónde está el cajero automático más cercano? —preguntó, y todos lo miraron sorprendidos.

—¿Por qué? —cuestionó Jungkook.

—Voy a pagar la fianza.

—Whoa… Eso es...

—Él fue arrestado porque me ayudó, así que creo que le debo eso.

—Tú no le debes diez mil, sin embargo. 

—Está bien, quiero hacerlo.

¿Desde cuándo Jimin era tan generoso? Tal vez desde el momento en que Yoongi lo había salvado de que sus padres lo castigaran de por vida.

—Hay uno justo al lado de la estación de policía, puedo... puedo pedirte un taxi. —sugirió Namjoon.

Jimin asintió antes de subir las escaleras para recoger su abrigo Burberry y su billetera.

Seguía sin poder asimilar la noche que había tenido. Había pasado por más cosas en un lapso de cuatro horas que en sus diecisiete años de existencia. Y ahora estaba tomando un taxi, sentado en un asiento en el que un montón de gente se había sentado antes que él.

Le pagó al conductor más de lo debido antes de salir y caminar hacia el cajero automático. Sacó diez mil en efectivo de su tarjeta Visa (su último dinero para el mes en esa tarjeta) y se dirigió a las escaleras de la estación de policía.

Jimin no podía creer que de verdad estuviera en una estación de policía.

—Eh... Estoy aquí para pagar la fianza de Yoongi...

—¿Min Yoongi?

—Eso... creo.

—¿Eres Jeon Jungkook? —le preguntó el oficial mientras sacaba una hoja de papel.

—Eh… No.

—¿Entonces quién eres?

—Soy... Jimin.

—¿Jimin qué?

—Jimin… Min. —dijo entrando en pánico, si decía su nombre real tal vez su padre se enteraría.

—Tienes que llenar este formulario.

Le fue entregada una hoja, todo lo que él tenía que hacer era escribir su nombre, fecha de nacimiento y dirección.

—Tienes dieciocho años, ¿verdad, chico? Porque no puedes sacar a alguien si eres menor de edad.

—Sí-sí, tengo dieciocho. —contestó mientras cambiaba su fecha de nacimiento en la hoja del policía. 

—¿Dónde está el dinero?

—Aquí.

Le entregó el fajo de billetes junto a la hoja y, después de que el oficial los pusiera en la máquina que contaba el dinero, le pidió a Jimin que lo siguiera. Con pasos inseguros y las manos en los bolsillos del abrigo, el chico lo hizo.

Fue llevado por un pasillo mal iluminado que lucía tremendamente insalubre antes de detenerse frente a una celda de hierro.

—¡Estás fuera, Min! —exclamó el policía.

Yoongi estaba sentado en una pequeña cama en la esquina, mirando sus zapatos. Levantó la mirada y sus ojos cayeron en Jimin, la sorpresa claramente escrita en su rostro.

—¿Jimin?

El oficial abrió la celda y Yoongi salió, todavía sorprendido pero con una sonrisa arrogante ahora.

—Entonces, ¿cómo es que viniste a sacarme? —le preguntó unos minutos más tarde cuando esperaban por un taxi.

—Bueno... No es como que quisiera hacerlo, me sentía un poco obligado porque me salvaste de ser arrestado.

—¿Y no me lo agradeces?

—Yo debería preguntarte lo mismo.

Yoongi asintió.

—Lo suficientemente justo. —rió.

—¿No tienes frío?

—¿Qué? ¿Vas a ofrecerme tu abrigo?

—De ninguna manera —dijo Jimin con asco y Yoongi negó con la cabeza—. Así que... ¿a dónde vas ahora? ¿Debería dejarte en tu casa?

—Umm, sí.

Así que Yoongi le dijo su dirección al conductor primero y luego Jimin dió la dirección de Namjoon.

No pudo evitar observar la casa de Yoongi cuando el auto se detuvo.

Era bastante pequeña y parecía estrecha, idéntica a las otras casas de ladrillo que se extendían por toda la calle; literalmente pegadas unas a otras.

—Gracias, amigo. —dijo Yoongi antes de salir del coche.

Jimin lo miró avanzar hasta la puerta antes de que sacara sus llaves y entrara en la casa, cerrando la puerta detrás de él. Se preguntó cómo reaccionaría la madre de Yoongi cuando se enterara de que acababa de ser arrestado y que siempre llegaba tan tarde por la noche.

Pero otra vez, eso no era de su incumbencia.

Terminó pasando la noche en casa de Namjoon, compartiendo una cama con Taehyung mientras que Jungkook tomó el sofá. Le pidió a Seokjin que no publicara ninguna foto suya en Instagram a la mañana siguiente porque no quería que nadie se enterara de que había salido, especialmente Jennie o sus padres. 

Esa noche Jimin no pudo conciliar el sueño con facilidad, se quedó despierto en su lado de la cama pensando en la noche que acababa de tener. Había sido un completo caos.

Y para ser honesto, no le importaba demasiado.











BEBÉ, EL CIELO ESTÁ EN TUS OJOS. ➸yoonminWhere stories live. Discover now