Capítulo 32

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—Las damas primero. —se burló Yoongi cuando llegaron a la habitación, sosteniendo la puerta abierta para ellos.

—Y las perras después. —Jimin contestó. Recordó a Seokjin diciéndole eso a Namjoon una vez y lo había guardado para el momento indicado.

Yoongi gruñó algo antes de azotar la puerta y agarró a Jimin por el cuello de la camisa.

—¡Hey! ¡Cuidado, es Ralph Lauren! —Jimin protestó.

Yoongi resopló irritadamente y tiró de la camisa sobre la cabeza del chico. —Sube a la cama.

Y Jimin obedeció mientras Yoongi se quitaba su propia ropa.

El de tez pálida se inclinó sobre Jimin en la cama, con una rodilla entre sus muslos. Se besaron así por un rato, con él sobre Jimin. Pero entonces se puso impaciente y comenzó a quitarle los pantalones.

—Me encantan estos pantalones, son tan ajustados en tu culo. —dijo antes de deshacerse de los boxers del chico también, dejando que el pene de este golpeara contra su abdomen.

Estaba de color rojo furioso, rogando por su toque, y todo lo que Yoongi podía hacer era lamerse los labios ante la vista.

—Tócate. —ordenó.

Jimin tragó duro y envolvió una mano alrededor de su pene, no muy seguro de qué hacer o por qué estaba haciendo esto.

Yoongi se quitó los calzoncillos también (probablemente los robó de Tommy Hilfiger, no había forma de que pudiera costeárselos) antes de subir de nuevo a la cama, esta vez dándole la vuelta a Jimin, de manera que sus pechos estaban literalmente pegados el uno con el otro mientras yacían sobre sus costados, besándose.

Yoongi apartó la mano de Jimin de un manotazo y la reemplazó con la suya. Deslizó su rodilla derecha entre los muslos del chico, presionándola contra sus sensibles bolas. Jimin gimoteó y el pene de Yoongi dio un respingo ante el sonido, porque Park Jimin siempre hacía los sonidos más bonitos; tan suave y necesitado.

La mano derecha de Jimin descansaba en la cadera de Yoongi mientras este lo masturbaba, pero entonces se detuvo para capturar ambos penes en su gran mano. Las frotó juntas lentamente por un rato y lo besó suciamente al mismo tiempo; lentamente y con la boca abierta.

—Más rápido, por favor… —rogó.

Pero Yoongi hizo exactamente lo contrario, ralentizando el ritmo porque le gustaba provocar a Jimin. Quería que rogara, suplicara y se retorciera por su orgasmo.

Yoongi se dejó caer sobre su espalda para que Jimin estuviera arriba de él, y la mano que no tenía sus penes corrió detrás del chico para estrujar su trasero. Bajó aún más el ritmo de los movimientos de su mano, así eventualmente tendría a Jimin moviéndose contra él para crear fricción.

Y eso fue exactamente lo que pasó, porque apenas unos cinco segundos después las manos de Jimin se colocaron sobre el pecho de Yoongi y comenzó a moverse contra su pene, desesperado por cualquier tipo de fricción.

Yoongi enterró sus uñas en los muslos de Jimin, arañándolas, mientras Jimin seguía moviéndose.

—Me voy a… me voy a correr. —dijo Jimin entrecortadamente.

El abdomen de Yoongi se tensó ante el sonido.

—¿Ah, sí? Córrete en mi boca. —dijo y sacó la lengua, la lujuria mostrándose en sus ojos.

La boca de Jimin se abrió por completo, sorprendido, pero Yoongi no desperdició ni un momento; lo jaló hacia arriba hasta que las rodillas del chico quedaron contra sus axilas y el pene de este alineada con su boca. Rápidamente los masturbó a ambos, y Jimin se corrió con un ruidoso gemido justo en la boca de Yoongi, y Yoongi se corrió por toda la espalda y trasero de Jimin.

Después de que bajaran de sus orgasmos y Jimin se deslizara sentándose en la entrepierna de Yoongi, este último tiró hacia abajo la cabeza del chico hacia su boca.

—¿Quieres probar lo bien que sabes? —le preguntó después de haber tragado todo su semen.

Jimin ni siquiera respondió, porque Yoongi ya estaba presionando sus labios juntos, abriendo los labios contrarios con su lengua. Jimin ya no pudo sostenerse más a sí mismo, así que se dejó caer contra el pecho de Yoongi, su pene presionándose contra el ombligo de este mientras se besaban desordenadamente.

Era descuidado y húmedo, pero a Jimin no le importaba, le gustaba en realidad. Le gustaba la sensación de la piel caliente de Yoongi contra la suya y las grandes manos del tatuado en su espalda baja, ocasionalmente deslizándose sobre sus nalgas. Nunca lo admitiría, pero le encantaba absolutamente la obsesión de Yoongi con su trasero.

—Me siento sucio. —dijo cuando finalmente dejaron de besarse.

—Eres sucio. —Yoongi sonrió contra sus labios y lo empujó suavemente sobre su espalda para poder sentarse.

—Necesito conseguir un edredón limpio ahora. —se quejó Jimin cuando vio el semen del otro manchado sobre la tela azul.

—¿Debería llamar a la sirvienta? —preguntó Yoongi sarcásticamente mientras se ponía los boxers.

—Simplemente voy a ignorar tus comentarios a partir de ahora.

—Jiminie, si tú puedes burlarte de lo pobre que soy, yo puedo burlarme de lo rico que eres.

—Sí, lo suficientemente justo.

Jimin se levantó de la cama, y Yoongi caminó hacia él para limpiar el semen de su espalda con papel higiénico.

—Voy a ducharme. —avisó haciendo bolita el papel.

Jimin solo se encogió de hombros.












BEBÉ, EL CIELO ESTÁ EN TUS OJOS. ➸yoonminWhere stories live. Discover now