Capítulo 37

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—¿Es fácil? —Jimin preguntó.

—¿Qué?

—Hacer un chupetón.

Yoongi rió ligeramente. —Sí.

—¿Puedo hacerte uno?

—¿Por qué?

—Quiero hacerlo.

—¿En serio necesitas ser el mejor en todo? —Yoongi bufó.

Jimin cerró la puerta de su habitación y caminó hacia la cama.

—Sí. —respondió.

—Bien, te enseñaré.

—En tu cuello... ¿cierto?

Yoongi vaciló un poco. —Puedes hacerlos en cualquier parte pero puedes comenzar con el cuello.

Jimin no perdió más tiempo y se sentó a horcajadas del chico de tez pálida, sobre la manta.

—Muerde mi cuello y luego alterna entre succionar y lamer la piel entre tus labios. —Yoongi le dijo.

Jimin asintió y colocó sus manos en el pecho de Yoongi, justo debajo de sus clavículas, antes de inclinarse para pegar sus labios al cuello del chico.

—Ahora... lame sobre él —Yoongi instruyó, su voz sonando un poco temblorosa porque la forma en que el otro estaba chupando su cuello se sentía increíble—. Justo así. Sigue. Aprendes muy rápido.

Las manos de Yoongi se movieron hacia la espalda baja de Jimin, deslizándose más abajo para agarrar su trasero. Trató de no sisear cuando sus recientemente cortadas hechas rozaban contra el material de los pantalones.

—Wow, está bien, eso es suficiente si no quieres que sangre.

Jimin se apartó e iluminó el cuello de Yoongi con su teléfono, y jadeó cuando vio el gigantesco moretón rojo que estaba oscureciéndose rápidamente en la blanca piel. Se sintió un poco orgulloso por hacer eso, y se encontró a sí mismo queriendo morder la piel de todo el cuerpo de Min Yoongi.

Rodó fuera del regazo de Yoongi y se deslizó de nuevo bajo la manta porque sus pies comenzaban a enfriarse.

—¿Te sientes orgulloso te ti mismo? —preguntó Yoongi volteándose a mirarlo.

Jimin ignoró el tono burlón y cerró los ojos. —Estoy tratando de dormir.

—Bien, entonces. Buenas noches.

—Buenas noches.

Jimin le dio la espalda, mirando hacia la pared. Débilmente escuchó la puerta principal cerrarse abajo, lo cual significaba que la madre de Yoongi estaba en casa, pero se quedó dormido antes de poder escucharla subir las escaleras y entrar a su propia habitación.

Cuando despertó a la mañana siguiente Yoongi seguía durmiendo, pero Jimin se levantó de todas formas. Se las arregló para llegar al baño él mismo y literalmente se cepilló los dientes con su dedo.

Se vistió, asegurándose de cerrar su abrigo hasta arriba para que sus marcas no fueran visibles, y luego abrió la puerta del baño. Pero se detuvo en seco cuando vio a una mujer mirándolo; ella estaba cerca de la escalera, probablemente con la intención de bajar.

—Em... Buenos días. Soy, em... ¿Jimin?

Ella asintió y le mostró una sonrisa genuina. —Soy Jihyo, la madre de Yoongi.

La mujer era un poco más baja que Yoongi, su cabello negro estaba recogido por un sutil adorno en la parte posterior de su cabeza, y la forma de sus ojos eran justo como los de Yoongi.

—¿Quieres algo de desayunar? —ella preguntó.

—Eh… no, gracias. Yo solo, me iré pronto, así que...

Eso fue increíblemente incómodo para ambos, pero afortunadamente para él, Jihyo solo le sonrió y decidió hacerlo más fácil dándose la vuelta y bajando las escaleras.

Jimin entró rápidamente a la habitación de Yoongi y lo sacudió hasta despertarlo. Por un momento se quedó mirando el oscuro moretón en el cuello de Yoongi, recordándose a sí mismo que él había hecho eso.

—¿Qué? —Yoongi gruñó.

—Acabo de conocer a tu madre y realmente necesito irme ahora.

—Agh, está bien.

Jimin se dio la vuelta, mientras Yoongi se estiraba y bostezaba, para revisar su teléfono en caso de que sus padres le hubieran llamado.

Cuando salió de la habitación hacia la puerta principal de la casa, le dió una última sonrisa (incómoda) a Jihyo. Yoongi abrió la puerta para él, colocando la otra mano en el marco.

—¿Yoongi?

—¿Qué? —Yoongi alzó la voz volteando la cabeza para mirar a su madre, quien se encontraba en la cocina.

Y ahí fue cuando Jimin las vio, estaban justo al lado a su rostro; delgadas líneas rojas en la muñeca de Yoongi, en el mismo lugar donde sus brazaletes solían estar.

Sintió una inesperada tristeza bañarlo ante el pensamiento de Yoongi en verdad lastimándose a sí mismo intencionalmente.

Cuando Yoongi volteó su cabeza hacia él, Jimin pretendió como si no hubiera visto sus cortes.

—Eh... nos vemos, supongo.

Yoongi asintió y cerró la puerta tras de sí.

"—Hay tanto dolor, ¿sabes? Demasiado".

«¿Eso quiere decir que esa sangre junto a su almohada no era de su nariz?»

Jimin no podía siquiera imaginar a alguien haciéndose eso a sí mismo, mucho menos a Yoongi, quien parecía siempre tan engreído y seguro de sí mismo.

Cuando llegó a casa, su familia ya se encontraba en la mesa del desayuno.

—¿Dónde has estado? —preguntó su padre con seriedad.

—Salí a caminar. —explicó, esperando que no hicieran demasiadas preguntas.

—La próxima vez deberías llevar al perro contigo, le vendría bien un poco de aire fresco. —su madre sugirió.

Jimin asintió y fue al baño para lavarse las manos.

A pesar de tener tarea que hacer esa tarde, los cortes de Yoongi nunca abandonaron su mente, ni una vez. Terminó buscando en Google "signos de autolesión" y estableció que Yoongi presentaba todos los síntomas.

Entonces Jimin se hizo la promesa de observar a Yoongi cuidadosamente a partir de ahora y, tal vez, averiguar por qué haría una cosa así.












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⏰ Última actualización: Apr 09 ⏰

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BEBÉ, EL CIELO ESTÁ EN TUS OJOS. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora