Star-crossed (3/?)

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Notas: Tercera parte. ¡Disfruten, chiques! 

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El camino de vuelta a su departamento fue en tanto silencio que en algunas ocasiones Gaspar llegó a pensar que viajaba en un auto sin conductor. Franco le hizo preguntas en cuanto subieron al SUV y dieron la vuelta, alejándose del elegante barrio que los había albergado hasta las dos de la madrugada, pero él no había podido responder en realidad. Estaba agotado, disperso aún por los efectos de los supresores y continuaba sintiendo miedo de toda la situación que había experimentado. Nunca había vivido algo así. Con nadie, con ningún cliente. Sentía su cuerpo cosquilleando por el celo que no había logrado asumir y el olor del alfa que se lo había causado todavía estaba impregnado en su piel, como un traje ajustado que no podía quitar. Lo envolvía en alguna bruma que le sumía en un limbo profundo, del que no podía esperar para salir más que cuando llegara a casa.

Cuando ingresaron por la calle de servicio a Catalinas Sur, Franco estacionó el SUV justo frente a la entrada de su edificio. Se bajó primero y tuvo la amabilidad de abrirle la puerta y de sostener su brazo cuando él salió del auto, aún sintiendo las piernas débiles y el cuerpo fatigado. Incluso se quitó su abrigo y se lo ofreció, para cubrirlo del frío. Gaspar lo aceptó, porque el cambio de temperatura entre el interior del auto y el exterior le produjo escalofríos y así, tapado con el abrigo de Franco y bien aferrado a su brazo, cruzaron las grandes puertas del edificio, saludaron al conserje y subieron por el ascensor. Su departamento, el 504, estaba en el piso 5. Aturdido y cansado, Gaspar no se sintió capaz de abrir la puerta por sí mismo y le pidió a Franco que se metiera en su mochila y sacara las llaves. Estuvieron por fin en casa y aun así Gaspar se encontró a sí mismo perdido.

— ¿Te querí' acostar altiro? No comiste nada... —eso fue lo primero que le dijo Franco cuando cerró la puerta tras ellos. Gaspar continuó arrastrando sus pies hasta el sofá, derrumbándose allí. Le daban vueltas todas las cosas que tenía a su alrededor. Su pequeño departamento constaba de una habitación, un living/comedor, una cocina y un baño, pero incluso así se sentía sobrepasado.

— No tengo hambre. —respondió apenas. Inhalaba y expiraba agitadamente, apretando el abrigo a su cuerpo.

Franco lo miró desde la cocina con una expresión de fidedigna preocupación.

— Pareciera que tuvierai' fiebre, Gaspi. ¿A ver? —le dijo, acercándose hasta poner sus labios sobre su frente. Debe haber tenido temperatura en realidad, pensaba Gaspar, porque cuando se alejó lo miró con lástima, como lo hacía cuando vivían juntos en Chile y eran unos niños— Tení muy caliente...¿tení' un termómetro por acá?

Gaspar negó con la cabeza e intentó ponerse de pie. Todavía le daba vueltas todo, Franco, su comedor, su sofá, las luces.

— Franco, me quiero ir a bañar —se las arregló para murmurar, apenas. Se sentía sucio y pesado, como si continuara dejando como una estela el olor del alfa que llevaba sobre su cuerpo, por todos lados de su casa.

— ¿Podí' mantenerte en pie para ducharte? —incluso si no podía, era una necesidad para Gaspar hacerlo. Tenía que ducharse para sentirse él mismo otra vez y para comenzar a dispersar los recuerdos que venían de tanto en tanto a su cabeza, como si estirara un chicle.

No le respondió a Franco, sino que se levantó del sofá y caminó lentamente hasta el baño que estaba al costado de la habitación, afirmándose concienzudamente de las paredes. Cuando abrió la puerta, la diferencia de temperaturas fue casi tan avasalladora como la que había sentido abajo, en el momento en que salió del auto de Franco; esta vez, de todas formas, la agradeció sinceramente y luego de quitarse el abrigo prestado, que dejó sobre la taza del baño, se deshizo de su ropa, apestosa también al olor de ese alfa. Abrió la llave del agua caliente y cerró los ojos, dejando que la ducha lo mojara por completo.

Con el Correr del Tiempo || ArgChi || [Múltiples Universos]Where stories live. Discover now