ARGCHI WEEK: DÍA 1 (CIENCIA FICCIÓN)

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Notas: ¡Pensé que no iba a escribir nada para la argchi week pero aquí estoy! Espero completar todos los días, en realidad. Estoy un poquito atrasada, pero se hace lo que se puede. 

Este one shot tiene dos versiones. Esta, que es con nuestros Manuelito y Martín y la que viene en el próximo capítulo, que es exactamente igual pero con dos OCs. Planeé desde un principio este universo con esos personajes pero la mayoría de los días que siguen del reto serán con el ArgChi de siempre <3 

Pensé escribir los días en un libro diferente y lo hice, pero tengo demasiados libros en mi perfil jaja Como son solo one shots se quedarán aquí, así que el libro nuevo lo borraré. Disfruten la lectura <3

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LA FÁBRICA

O

¿Tenés frío? Le pregunta Martín en un susurro quietito y su aliento forma una estela blanca que le hace recordar a Manuel a los dragones. La nave hace mucho ruido, como un run run run que no se detiene ni por un momento, así que incluso si él quisiera responderle, Martín no podría oírlo. En cada pared gris hay una placa de metal duro, altanera e imponente, haciéndoles acordar las reglas: Observa. Escucha. Obedece. Mantener el silencio es imperativo. Están escritas en un inadecuado español que a Manuel le hace sentir más lejos de casa y más cerca de la incertidumbre y del pavor.

El camino al país de los Guardianes Blancos es una molesta travesía de murmullos secretos que solamente Martín y él se atreven a farfullar. El resto de los muchachos, apilados en los rincones, sigue religiosamente la orden impuesta por los Blancos y no abren su boca ni abren sus ojos y parecen muertos ahí o muy dormidos y entre todo el mutismo en el que caen a veces, Manuel cree que Martín y él son los únicos en la nave.

La órbita flotante que siguen está guiada constantemente por un piloto automático, pero eso no significa que los Blancos no estén en la cabina observándolos desde las cámaras. Nadie las ha visto, pero deben estar ahí, ocultas y camufladas a través del gris que han mirado por demasiado tiempo, asegurándose de que nada ni nadie irrumpa en la monótona sumisión que se ha implantado en la Tierra desde el nuevo día 0.

No hay ventanas en la nave, así que Manuel no puede saber qué tan cerca están de la Fábrica. Tampoco es como si él pudiera distinguirla entre medio de la nebulosa y del frío. De la Fábrica nadie ha vuelto y nadie sabe dónde se encuentra. Es el secreto mejor guardado de los Blancos desde su llegada y la locación de la que aquellos que todavía gozan de la tranquilidad momentánea de la vida en los hogares donde vivían antes de la invasión se niegan a charlar. Está prohibido. Castigado con la muerte o, peor, con la ida a la Fábrica. La Fábrica se convierte en la eternidad. Nadie sale de allí. Nadie escapa de allí. Nadie vuelve a casa.

Manuel piensa por segundos en su casa. En cómo se sentía la cama caliente y suave cuando Martín y él se acurrucaban juntos. Piensa en la cocina y su olor a pan caliente y en el ruido de fondo de la televisión. Recuerda cuán feliz fue esos años y le da calos fríos el despertar a la nueva realidad. Tomá, la voz de Martín, otra vez, muy cerca de su oído. Manuel mira hacia el lado, Martín se saca de la boca una bolita de pan duro, que ha remojado y ablandado con su saliva y se la ofrece, con la ternura más sincera del mundo.

Consciente de que Martín y su amor es lo único que tiene de su antigua vida, Manuel se inclina hacia atrás, sintiendo el latido del corazón de Martín justo en su espalda. Sin pisca de asco, muerde la mitad de la bolita de pan y le entrega el resto. Martín también come y aunque es la única comida que han tenido en mucho tiempo, Manuel empuja los pensamientos hasta donde no entorpezcan su abrazo sincero con Martín y el sonido de su corazón se mezcla con el run run run de la nave que no para ahora ni mañana ni nunca.

Con el Correr del Tiempo || ArgChi || [Múltiples Universos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora