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— A-Ah~... ¿Eso es lo mejor que tienes?~

— Tu rey puede volver en cualquier momento.~

— Prefiero correr el riesgo y s-seguir follando contigo...~

Ink bajaba su pelvis con fuerza, deseando sentir más el miembro del otro abriendo su entrada. Cada que subía y bajaba, era un espectáculo para quien estaba bajo suyo, acariciando deseoso esos tatuajes que lo adornaban. El calor para ambos aumentaba de forma progresiva, al igual que sus respiraciones se aceleraban a medida que sus zonas inferiores chocaban.

El pintor podía a llegar a ser muy provocador en aquellas situaciones, decidiendo molestar al otro esqueleto, buscando obtener más de aquel placer que se extendía por cada hueso de su cuerpo. 

Elevó la cadera, sacando la hombría del otro, sin perder su sensualidad al hacerlo, no buscaba terminar el acto sexual, era su forma de incentivar a quien se encontraba debajo. Comenzó un ligero meneo de pelvis rozando los pliegues de su entrada lubricada en la cabeza del miembro ajeno y como respuesta escuchaba los jadeos de su amante, que deseaba volver con desespero a su caliente interior.

— B-Buscare algo mejor... N-No siento que me llenes.~

— M-Maldita sea.~

Ese comentario logró su cometido, golpear el ego del dominante, razón por lo que llego a maldecir un tanto frustrado al protector de mundos que seguía con esos roces tan desesperantes, Ink le brindaba tanto gozo y satisfacción y el saber que no le estaba dando lo mismo, daño su masculinidad de forma considerable. Sabía hacerse desear a la perfección.

Así que no lograba complacerlo del todo... ¿Cierto?

El sumiso fue empujado al suelo, sintiendo el peso del más alto sobre su cuerpo, sus piernas fueron abiertas y sintió como el vacío de su interior, fue ocupado por el miembro ajeno que entro de golpe sacándole un sonoro gemido, el cual fue cortado por otros gimoteos cortos. Ahora estaba siendo embestido sin control, deseaba protestar al no poder articular palabra.

Se estaba comiendo sus propias palabras.

— ¿Así es como te gusta?

Su entrada palpitaba de modo constaste, sus paredes internas presentaban espasmos fuertes, por sentir su punto ser golpeado por el genital ajeno, recibiéndolo con todo gusto. Su mirada se nublo por las lágrimas que salían de sus cuencas, no podía concentrarse en nada, por los constantes orgasmos que le provoco aquel trato rudo, pero con los preliminares correspondientes para llevar a cabo el acto y que ambos gozaban.

— ¡D-Demonios, K-Killer!~


[ . . . ]

— Mierda.

Fue lo único que menciono un decepcionado esqueleto al despertar de aquel sueño que, por poco, le hacía creer que estaba en el paraíso mismo.

— Deja de soñar estupideces. Es molesto oírte jadear como puta en celo. — Una grosería, Nightmare no hablaba malas palabras al menos que estuviera demasiado enojado y era algo que Killer sabía por lo que callaría. — Te tengo un trabajo.

— Dígame, yo le sirvo en lo que le dé satisfacción. — Pero vamos, Killer era pesado, a veces, haciendo chistes de doble sentido cada que podía y se ganó una mirada de irritación, otra vez. — De acuerdo, ¿qué quiere que haga?

— Dale una visita a Error. Recuérdale su lugar.

— Como diga.

Nightmare abrió un portal al Anti-Void, Killer se lanzó para cumplir su misión. Mientras tanto, el príncipe tendría que confrontar a su pareja, pero todo debía ser con pruebas, por lo que se llevó consigo el hilo azul que hallo esa vez.

❝Eternidad❞ ©Where stories live. Discover now