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Creyó que podría liderar con Nightmare, creyó que podría hallar su pincel en aquella casa que no tenía más de cuatro ambientes, pero ahora el más preocupado era él, luego de largos días intentando buscar su arma, sin éxito.

Tuvo la idea de coquetear con el ex-guardián de los sentimientos negativos, pero este se mostraba firme y reacio ante estos intentos.

Pero como adoraba verlo cariñoso, tratando ganarse su favor, su atención y el cómo sentía su frustración cuando le volteaba la cara.

Adoro ver como los papeles se habían invertido. Pero, claro, odiaba saber que solo era para poder librarse una vez consiguiera su brocha.

— Nightmare, ¿puedes devolverme mi pincel? Lo necesito... Él y yo no podemos estar alejados mucho tiempo...

Realizo un ademán, como si tuviera abrazando aquel pincel, una exageración para convencer al corrupto que únicamente deseaba dicho objeto por el afecto que le tenía, pero su pareja no era idiota.

— Al menos disimula que te mueres de ganas de lanzarte a los brazos de Error.

— ¿Qué? — Se quedó callado hasta procesarlo. — Ahhh, ¡no! Me refería a la relación que tengo con mi pincel, ¡tú lo alejaste de mí!

No estaba pensando en Error en ese momento, pero ahora, al recordarlo se preguntaba si lo estaba echando de menos tanto como él lo hacía, extrañaba incluso las peleas físicas que tenían. Era un guardián y tenía proteger los mundos, pero sin un nemesis, tendría el título de adorno. Quizá por eso le tenía un gran cariño al destructor.

Se mentalizó para tratar de no sobre cargarse con pensamientos sobre el glicht, viendo a Nightmare leyendo lo que parecían ser las penúltimas páginas de aquel libro que dejo en pausa hace mucho tiempo.

Debía irritarlo hasta convencerlo.

Nightmare de todos modos, no iba a dejarlo salir. No le interesaba si tendrían que permanecer encerrados por la eternidad en aquel ambiente.

Ninguno parecía querer ceder a las exigencias del otro.

El negativo sintió el ligero y agradable pecho de su pareja sobre su cuerpo, acurrucándose en su pecho, acariciando con sus falanges un lado de sus costillas, debía ser sutil, no tan obvio. Podía sentir como Nightmare deseaba regresarle el afecto, pero se mantuvo inmutable,
y solo lo observo al terminar con su lectura.

El respirar profundo del su pareja traspasando la tela de sus ropas, dándole calidez a su pecho. Soltó una risa breve y suave, Ink no era de estar quieto esperando en el mismo lugar, así que se había dormido sobre su cuerpo. Lo admiro, viéndolo hermoso desde el primer día que lo conoció, desde que lo encontraste de nuevo y... Desde la demás veces... Seguía tan bello.

Rodeo la cintura del artista, apegándolo, respiro profundo, buscando olvidar, solamente concentrarse al tenerlo consigo, tan junto a su ser.

¿Cómo querer soltarlo?

No iba a hacerlo, él realmente sentía amor por Ink, un profundo amor que a veces lo lastimaba, un amor que igual podía lastimar a su pareja. Pero, manejaría las cosas con cuidado.

Ahora podría descansar...
































— ¡Hermano! ¡Por favor! ¡Quédate! ¡No me dejes solo!

Frente de él veía a Dream, rogándole a gritos en medio de un llanto... Sintiendo su cuerpo quemando, un olor sofocante inundando todo su ser.

Sentía que se ahogaba...

La negatividad invadiéndolo por completo... Cegándolo y agobiándolo por completo...

Pero... ¿Qué estaba pasando...?

Hace poco tenía a su pareja durmiendo plácidamente entre sus brazos...

Oh.

Cierto...

Nada más era una pesadilla.

Un mal recuerdo.














Sus cuencas se abrieron una vez se dio cuenta de que estaba soñando.

Ni siquiera se sentía mal por lo soñado. Definitivamente, no amaba ya a su hermano. No le tenía cariño, pero tampoco odio.

Sintió el peso de sus propias manos sobre su pecho, que habían estado buscando la frialdad de su pareja, pero, no estaba. Se sentó en el sillón mirando a los alrededores, poco lucido por lo soñado, que no había sido mucho, pero en realidad... Quien sabe.

Oía como unos objetos eran movidos de un lado a otro, cajones abriéndose... Hojas cayendo y siendo desordenadas.

Cayó en cuenta que el pintor estaba tan determinado en hallar el maldito pincel, rápidamente fue hacia esos ruidos.

Todo el lugar que tal parecía ser una pequeña biblioteca estaba de cabeza, hasta en eso a Ink se le notaba la desesperación, ni siquiera dejo las cosas en su lugar para disimular que andaba buscando a su tan amada arma.

— ¿Qué.... Haces?

Obviamente, sabía, aun así, el sentimiento de tristeza y decepción lo lleno, aquel acercamiento de hace rato no fue con cariño. El guardián de mundos quiso que bajara la guardia y de ese modo lo logró.

— Oh, unos arreglos no estarían... Nada mal, ¿no lo crees, mi amor?

Ambos se miraron, ninguno era lo suficientemente romántico para decirse apodos melosos. Ink parecía ser sarcástico y poco sutil con lo que hacía, pues delante de él seguía en su búsqueda, manchando papeles con tinta hirviendo, para luego dejarlos caer al suelo manchando este de paso.

Era un imbécil, ¿cómo pudo pensar que Ink tomaría iniciativa de arreglar las cosas?

Ink era un sin alma.

Su fuerte jamás fueron las demostraciones afectivas. A veces unos apodos, pero era en modo juego o para ser coqueto. Pero esta vez, uso aquello para embobarlo, sabiendo bien el amor que le tenía.

No hace falta detallar que habitación estaba llena de tinta, eso incluía las portadas de los libros, el suelo... Incluso las paredes.

Obviamente, todo eso fue a propósito. Ink continuaba en ese plan de provocarlo, no de una buena manera, pensado que quizá de esa manera dejaría de querer tenerlo cerca y le daría a Brommie.

Quería irse. Estaba tan estresado en aquella casa, unos cuantos días fue acogedora, luego se volvió asfixiante.

Tenía que ver a Error y aclarar algunas cosas, en su mente se había hecho un plan... Que deseaba de resultados.

— Espera, solo hiciste un desastre acá, ¿cierto?

La cara de seriedad de Nightmare cambio a una de angustia.

— Tenías cosas inservibles. Más libros, apuntes, creo... ¡Oh! Y en tu cofresito de madera. Pero calma, mi amor, me deshice de toda esa basura.

El de ropas moradas derramo lágrimas, las cuales eran de un morado transparentoso, poco a poco se iban oscureciendo ante el sentimiento de ansiedad, de negatividad, esperando que fuera una broma de mal gusto lo que estaba escuchando.

Si Ink se había deshecho de ll que había en ese cofre...

Tenía una mano bajo sus cuencas, intentando de modo inútil que el líquido no ensuciara en camino donde había guardado aquel baúl.

Al llegar, todo era un desastre, todo manchado de torna negra, faltaban documentos, apuntes y libros y algunos objetos de poca importancia que estaban rotos o esparcidos por el suelo... Pero el que más le dio conmoción ver... Era el baúl abierto, tirado como basura, al recogerlo, había como plástico derretido dentro...

Supuso que Ink había deshecho aquel frasco de crema sin saber lo significativo que fue aquello.

Exclamo con una evidente frustración.

Aquel frasco que conservo por bastante tiempo. Por siglos, no estaba, solo quedaba lo sobrante.

El frasco de la crema, con la que, aquel Ink, en su primer encuentro, lo curo con tanta delicadeza y amabilidad.

Todo lo que ahora no conseguía hallar en su pareja.

❝Eternidad❞ ©Where stories live. Discover now