9. Disney

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Vale, Ethan no se ve muy emocionado por el maratón de Disney pero lo ve conmigo y yo me emociono con cada película porque me recuerda a mi niñez. Ver las películas con Connor. Él siempre me las ponía y al final, se quedaba conmigo a verlas mientras mamá trabajaba. Siempre quise una historia de ensueño hasta que me di cuenta de que la vida no era así. Después deseé con todas mis fuerzas un amor verdadero de instituto y no lo tuve. Cuando llegué a la universidad, la vida me estaba dando tantos golpes que dejé de pensar en ello y lo único que conseguí el primer año es un mal polvo.

Hasta que Heidi decidió ser infiel y bueno, conseguí mi amor de universidad. Ethan está haciendo tortitas mientras el final de la Bella Durmiente está puesto y yo me dedico a dar vueltas por todo el lugar, bailando.

— ¿Lucharías contra un dragón por mí? —Le pregunto sin dejar de dar vueltas, sigo tarareando, esperando su respuesta.

— Por supuesto, aunque el príncipe ha tenido ayuda de las hadas madrinas.

— Eric sería tu hada madrina.

— Eso es seguro —se ríe— Es un buen amigo.

— Es el mejor —dejo de dar vueltas y me apoyo en la isla de la cocina.

Está sin camiseta, pendiente de la sartén con unos pantalones grises colgando de sus caderas. Yo no luzco tan sexy como él. Llevo una de sus camisetas y mi ropa interior. Él siempre va sin ropa interior, yo no puedo. Según él, dice que ahora estoy sexy, pero lo dudo seriamente.

— ¿Disfrutando de las vistas? —Me mira un momento con una sonrisa pícara en su rostro.

— Siempre disfruto de las vistas. Gracias por traerme, necesitaba esto.

— ¿Estar juntos?

— Ver películas de Disney.

Vuelve a mirarme, esta vez con el ceño fruncido y suelto una carcajada. Rodeo la isla y me acerco a él, abrazándolo por detrás y apoyando mi cabeza en su fornida espalda. Babeo por su espalda, la verdad.

— Estar juntos también, apenas nos vemos —paso mis manos por su abdomen.

— Estaría todos los días contigo después de clases si pudiera.

— Lo sé, pero yo tampoco tengo mucho tiempo ahora —dejo un beso en el centro de su espalda y bajo un poco mis manos hasta que tocan la cinturilla de sus pantalones.

— No bajes más las manos, Paris, se nos enfriaran las tortitas y no están buenas precalentadas.

— Lo siento —vuelvo a subirlas, pero las bajo de nuevo, porque quiero tocarlo—. No entiendo como puedes estar así ya si no te he tocado.

— Con solo pensar en ti, Paris. No seas una chica mala y déjame cocinar, podrás tener lo que estás tocando después si te portas bien.

Muerdo todo mi labio inferior para no reírme y me separo de él, observándolo. Pone los dos platos de tortitas en la isla, también unos zumos. Tenía todo preparado y... Joder, estoy enamorada de este hombre. Sus manos se ponen en mi cintura y me levanta para sentarme en la isla de la cocina. Me sorprendo y lo miro con una sonrisilla en mis labios. Él se sienta en un taburete, a mi lado y me mira.

— ¿Es normal no poder alejar mis manos de ti?

— Sí, soy super sexy.

— Sí que lo eres —sonríe—. Come, Paris.

Obedezco y empiezo a comer, aunque no es muy fácil hacerlo bajo su atenta mirada. Puedo notar la pequeña tensión entre nosotros, y ambos estamos deseando acabar de comer. Ethan corta un trozo de cortita y acerca su tenedor a mí. Abro la boca y recibo gustoso el trozo de tortita. Mastico lentamente y alzo mis cejas de forma sugerente.

VERSUSWhere stories live. Discover now