Dave Evans

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Veo su cuerpo moverse entre las mesas y no puedo evitar recordar cuando la tuve encima de la mesa de mi despacho, follándola como si no hubiera un mañana porque estaba frustrado.

No debí haberlo hecho, pero no podía volver atrás. El problema, es que no podía sacar de mi cabeza a París Duch. Ella pasaba de mí. Lo había hecho desde que se dio cuenta que sentía qué se yo por Ethan.

Supongo que fui el culpable que eso sucediera. Si hubiese dejado a Heidi en su momento, ahora estaría con Paris y la tendría en mi cama.

Nunca me había fijado en ella. Era la compañera de habitación de Heidi y no era una chica que llamase la atención. Estaba un poco loca. Después... Todo sucedió. La conocí. La besé y la toqué.

Fue mi perdición, pero no quería aceptarlo.

El problema es que Heidi me llevaba a la locura en la cama y me costó dejarla.

Cuando lo conseguí, ya era tarde porque Paris estaba en algo con Ethan. Me enfadé, más conmigo que con ella.

Cuando la llevé a casa borracha, estaba deseando follar con ella, pero no sería justo porque para mí solo sería un polvo pero... ¿Y para ella? No quería hacerle daño.

Ahora me arrepiento.

- Dave -su voz me saca de mis pensamientos y la miro. Lleva su uniforme pero no lleva sus gafas de ver puestas-. Se me han olvidado las gafas.

- ¿Y...?

- No veo una mierda de lejos.

Sonrío un poco y me apoyo en la barra. No lleva maquillaje. Ante sí se preocupaba, pero ahora luce cansada.

- Eso es un problema, Paris.

- Sí, podría quedarme en la barra hoy -me pide.

- ¿Te las has olvidado a propósito para trabajar menos?

- Sabes que no soy así.

Paris era una hormiga. Trabajadora y rápida. Cuando consiguió coger el manejo de la bandeja, fue todo un milagro supe que había hecho bien en darle una oportunidad.

- ¿Qué te pasa hoy?

- No me pasa nada -sonríe y se le marcan los hoyuelos en sus mejillas.

Asiento y le hago una seña para que se coloque detrás de la barra mientras les digo a mis otros dos camareros que ellos estarán hoy atendiendo.

Supongo que mi sueño no es este. Aunque a decir verdad, no sé cuál es. Vivo arriba del restaurante, en un pequeño apartamento y me paso la mayor parte del tiempo aquí metido.

Amelia me mira, no ha dejado de mirarme y sé lo que quiere. No una relación, porque ya le había dejado claro que no quería nada, que solo había sido un calentón. Ella piensa igual que yo y podemos entendernos. O eso espero, claro.

Paris se pone tras la barra esa noche y me dedico a observarla porque está extraña. Está seria y le cuesta sonreír. Pocas veces la he visto así. Seguramente, tendrá que ver con Ethan y espero que el turno acabe y que todos se vayan para hablar con ella.

Está esperándome sentada en la barra. El bar está cerrado y todos ya se han ido. Le he pedido que se quede porque quiero hablar con ella y ahora la tengo preocupada.

- Ven, sube a casa, quiero salir ya de aquí -le digo apagando las luces.

- Dave... -Ella se baja del taburete con el abrigo en su mano.

- No voy a hacerte nada, Paris. Confía en mí.

Me sigue por las escaleras y cuando entro en casa suspiro con pesadez y la animo a que se siente en el sofá. Cuando lo hace, me siento a su lado, manteniendo la distancia y la miro.

VERSUSWhere stories live. Discover now