47; Jugando con fuego

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Muerdo el croissant de chocolate mientras Eric me mira. Sé que quiere un poco, pero no va a pedirme porque está muy volcado en su nueva vida fitness.

El entrenamiento del equipo sucede frente a nosotros y ambos estamos sorprendidos de que el entrenador no nos haya echado. Supongo que ya se ha dado por vencido.

— Eres una mala amiga —dice mordiendo su barrita energética.

— Eric, comer esto es lo mejor del mundo. No me importa engordar mientras siga estando saludable.

— No digo eso, simplemente esperaba que me apoyaras un poco.

— ¿Quieres un poco? No se lo diré a Lucas.

Mi amigo me arrebata el croissant de las manos y le da un gran bocado. — Que le den a la comida sana, esto está muy bueno —lo saborea.

— ¿Vas al gimnasio con Lucas?

— Sí.

Lucas se ha mudado a Notre Dame y ahora está viviendo con mi amigo en un pequeño piso. Trabaja también en el bar de Dave pero apenas hemos coincidido.

— Vamos a organizar una cena el viernes, nos gustaría que vinieses.

— Vale. Mira que contento está Joe porque es el capitán del equipo.

— Más contenta tiene que estar Pyper. Ha pasado de no tener ni idea de fútbol a ser una ultra, incluso más que tú.

Me río y le doy un trago a la botella de agua para después pasársela. — Joe se lo merece, se ha esforzado mucho.

— Ojalá algún equipo se interese por él.

Hago una mueca deseando que así sea porque es verdaderamente difícil.

— Te echaba de menos. Últimamente has estado muy ocupada durmiendo.

— He estado en el restaurante. De verdad que no le veo futuro a mi vida. Creo que me voy a meter a narco.

Eric escupe el agua que está bebiendo y suelta una carcajada que hace que el entrenador y varios chicos del equipo miren.

— ¿A narco? La policía te terminaría cogiendo.

— Pero viviría intensamente antes de que me encarcelaran.

— Me uno a tu banda, entonces.

— O me haré novia de un narco.

— No creo que a Ethan le guste eso —ríe un poco y mira al entrenamiento.

— ¿Y ser narco sí? —Pregunto en tono burlón.

Miro al entrenamiento también y observo a los chicos hacer flexiones. No había muchos nuevos porque las pruebas habían sido duras y muchos no la habían pasado.

Noah está allí, haciendo flexiones con un brazo y el otro detrás en su espalda. El chico está fuerte y sé, cuando levanta su vista y me mira, que tengo que alejarme de él porque tiene pinta de que va a meterme en muchos problemas.

— Esta noche iré a cenar a la pizzería con Lucas.

— ¿Llevas a tu novio a cenar al trabajo?

— Nunca he ido —se ríe—, y a él no le importa, o eso creo. Noah no deja de mirar para acá.

— Ya me he dado cuenta —murmuro.

Al salir del recinto, Noah me intercepta a toda prisa. Lo miro mal, aunque supongo que fue mi culpa emborracharme de esa manera.

Supongo no, es que lo fue.

— ¿Cómo estás?

— Me sacaron fotos saliendo de tu casa.

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