VERSUS

Extra: Dave Evans

Jamás pensé que mi vida iba a cambiar tanto. De estar viviendo encima del restaurante, a vivir en un barrio residencial con Ashley y Matthew, su hijo, al que salvé de ser atropellado hace cuatro años por un coche.

Mi vida amorosa va bien por primera vez en la vida. Sabía que Paris no sería para mí porque ella era de alguien más y bueno, el destino hizo de las suyas y aquí estoy; aunque más bien parece como si un viajero del tiempo hubiera matado una mosca, porque Connor y yo estamos expandiendo el restaurante italiano a otros Estados.

Surrealista, pero cierto.

Tengo un buen jardín, del que me encargo cortando el césped y disfruto viendo a Matthew jugar, como lo está haciendo ahora. Estamos intentando que no pase tanto tiempo pegado a la televisión o a la nueva Nintendo que le hemos regalado por su cumpleaños.

—     ¿Qué piensas? —Pregunta Ashley sentándose en mi regazo.

—     En cómo me ha cambiado la vida.
Ella sonríe y deja un pequeño beso sobre mis labios. Le sonrío y miro a Matthew de nuevo.

—     Me he decidido por el vestido celeste para la boda de Paris.

—     ¿El que lleva los hombros fuera?

—     Ese.

—     Buena elección —meto mi mano por debajo de su camiseta y acaricio su espalda—. Connor vendrá esta tarde, ha estado en Miami viendo locales.

—     Quiere mudarse a Miami —dice.

—     ¿Sí? No me había dado cuenta.

—     ¿Crees que Matthew querrá acompañar a Aurora como chico de las flores?

Suelto una carcajada porque lo dudo. Dirá que es demasiado mayor para todo eso, pero al final terminará acompañando a Aurora porque no puede decirle no a esa pequeña terremoto. Nadie puede decirle no.

—     Dirá que no, pero luego lo hará.

—     Ella le pondrá ojitos.

—     Probablemente.

—     ¡Papá! —Matthew llama la atención y lo miro. Tiene el balón de futbol americano que le firmó Ethan en su mano y lo levanto— ¿Lo lanzamos?

—     ¡Voy!

Miro a Ashley, que sonríe sin enseñar sus dientes porque a mí también me cuesta decirle que no a Matthew. Me besa y se levanta de mi regazo para tomar asiento donde yo estaba sentado mientras me dirijo a Matthew para jugar.

—     Me gustaría entrar en el equipo del instituto cuando entre.

—     Tienes que esforzarte mucho —me tira el balón y lo cojo.

—     Seré el mejor, ¿el tito Ethan podría enseñarme? —me tira el balón.

—     Seguro que si se lo pides lo hará.

—     Me gustaría ser como él cuando sea mayor —recibe el balón de vuelta y me encojo de hombros.

—     Es una vida muy sacrificada, pero no hay nada imposible.

—     ¿Sacrificada?

—     Ya lo entenderás cuando seas mayor —le respondo pensando en cómo lo pasaron Ethan y Paris cuando él entró en la NFL.

Llaman a la puerta y Ashley se levanta para abrir.

—     Es tu tío Connor —le digo— Viene de Miami.