35; ¿El comienzo de algo?

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Estoy comiendome un muffin de chocolate antes de entrar a mi próxima clase. Sí, me he estado quejando frente a la báscula porque he engordado, pero en estos momentos de estrés lo único que puedo hacer es comer como si no hubiera un mañana.

Es mi último exámen y estoy al borde de un ataque al corazón cuando Eric tira de mi brazo para que entre al aula de una vez. Ganar likes en Instagram se me da mejor que esto, ya que la foto que me hizo Levi en el Cadillac ha triunfado.

Muerdo el bolígrafo mientras espero a que me llegue mi examen y cuando lo veo y leo las preguntas me relajo porque puede que no me vaya tan mal. Mi vista se va de vez en cuando a Eric que está mirando el examen como si estuviese viendo fotos de bichos asquerosos y termina antes que yo.

Cuando termino, salgo y me encuentro a Ethan apoyado en la pared de en frente. Paso de él y me cuelgo mejor el bolso en el hombro para salir de allí porque sí, después de semanas, he terminado los exámenes.

¿Qué es lo que toca ahora? Dormir.

— Eh, Paris —su mano se pone alrededor de mi brazo y con mucho pesar lo miro.

Luce cansado, más que yo, y es que, además de los exámenes, ha tenido que ir a entrenar cada maldito día.

Yo no podría.

— ¿Qué ocurre, Ethan?

— He solucionado lo de la foto —dice—. Ya está fuera de Twitter.

— Genial —paso una mano por mi pelo— ¿Y sé quién fue?

— Lucy.

¿Qué?

Parpadeo un par de veces y Ethan pone su mano de nuevo en mi brazo para caminar conmigo a un lugar más apartado. Nos ponemos en una esquina y lo miro expectante. Pasa una mano por su pelo y mira a ambos lados.

— Estuve preguntando a los chicos que llevan la red social. Ya sabes como va eso, le envías un mensaje directo y ellos publican lo que has enviado —asiento—. Pues, ha sido Lucy.

— ¿Y te lo han dicho porque sí?

Ambos estamos hablando en voz baja y nos callamos cuando alguien pasa por nuestro lado. Nadie puede saber de qué estamos hablando y al parecer las paredes tienen ojos y oídos.

— No, a cambio de una cita con la chica que publicó el tweet.

— ¿En serio?

— No quería dinero, tampoco una entrada para el próximo partido de la temporada, era lo único que me quedaba.

— Interesante.

— He hablado con Lucy.

— ¿Y que te ha dicho el bicho con el pelo rojo? —Miro el esmalte blanco de mis uñas.

— Que le envió la foto a su amiga y decidieron enviarlo, pero que fue un error.

— ¿Sabe quién estaba contigo en el coche? —Cojo un mechón de pelo y lo lío entre mi dedo.

— No —apoya su brazo en la pared y pasa una mano por su pelo—, se fue antes de que salieras del coche.

— Menos mal.

Él lleva sus dedos a mi pelo, justamente donde tengo el mechón de pelo liado en él. Las yemas de sus dedos me rozan y suelto mi pelo porque él lo hace ahora.

— Pero sí sabe frente a qué edificio estaba. No sé si habrá hilado o no.

— Deja eso para tu cita —le doy un suave golpe en su mano para que la aparte de mi pelo y me giro.

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