40; Noah

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Dave me está mirando mientras observo lo bonito que ha quedado el restaurante. No es el típico restaurante italiano con manteles de cuadros rojos y mesas blancas.Los colores que predominan son el marrón y el negro.

Elegante y sofisticado. Varias plantas adornan el restaurante, también algunos cuadros con fotografías de Italia.

¿Lo más bonito?

No es Dave, si no las lámparas que cuelgan del techo. Aunque Dave luce muy bien todo vestido de negro.

- ¿Te gusta? -Pregunta.

- Sí. Pensé que tu padre era policía. ¿Quién lo ha decorado?

- Sí que es policía, y mi madre.

- ¿Tu madre está sola en el restaurante?

- Tiene gente que trabaja con ella.

- No me digas -murmuro y cojo la carta para ojearla- Cuando me dijiste negocio familiar pensé que toda tu familia estaba ahí.

- Mi padre odia ese restaurante.

- Y ahora tiene dos -dejo la carta en su sitio-. ¿Quieres mi currículum?

- Si lo tienes vacío como me imagino que está, no hace falta.

- Me alegro, porque no lo he traído.

Veo a Dave negar con la cabeza y pone una mano en mi hombro para guiarme por el lugar. Pasamos entre las mesas hasta que llegamos a la barra.

- ¿Soy la primera a la que entrevistas?

- No. Este fin de semana tuve unas cuantas entrevistas. Tú estabas muy ocupada como para venir. Y tienen más posibilidades de quedarse que tú, ya que trajeron currículum.

Ruedo los ojos. - Viste el beso con Ethan.

- Todo el mundo lo ha visto, quítate el bolso.

Hago lo que me pide y lo dejo sobre la barra. Abro los ojos como platos cuando Dave me da la bandeja y me señala los vasos de cristal que hay encima de la barra.

- Pon los vasos encima y llévalos a esa mesa de allí -me señala a la esquina-, después, vuelve.

- Son vasos de cristal -le informo-, por si no te has dado cuenta.

- Me he dado cuenta. No vas a llevar vasos de plástico cuando trabajes.

- ¿Tienes vajilla de sobra?

- Por tu bien espero que no rompas ningún vaso.

Trago saliva duramente porque no sé ni cómo se sostiene la bandeja. Dave me ve un poco apurada así que, me quita la bandeja y me enseña cómo se colocan los dedos.

- Puedo hacerlo.

- No lo dudo.

- ¿En serio?

- Voy a ir a por la escoba y el recogedor para barrer los cristales.

- Hombre de poca fe -murmuro colocando lentamente un vaso en el medio de la bandeja.

El corazón me va a cien y estoy sudando. Tener confianza en mí ahora mismo es totalmente imposible porque hay un 99% de probabilidades de que se me caiga.

- ¿Lo has pasado bien en Indianápolis? -Pregunta.

- Sí, necesitaba desconectar.

- ¿Desconectar? Acabas de llegar de vacaciones.

- Shhh, me desconcentras.

- Los clientes van a estar hablando mientras haces esto.

- Dave, relájate, parece que te pica el culo, chico. Dame algo de vida -muerdo mi labio inferior y coloco el quinto y último vaso sobre la bandeja.

VERSUSWhere stories live. Discover now