cuando la noche enfría

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LALISA,

nuestra

(ˈnwɛstɾa)

adjetivo posesivo

de nosotras

3:10 pm, Seúl

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3:10 pm, Seúl

Mi inexorable amor; tan vasto como el desierto de Atacama, tan sólido como su arena endurecida, tan magnífico como los patrones ondulantes, pintados de color marrón, crema y bermejo. Aquello patrones teñidos son afortunados. Yo era la afortunada aquí y ella era magnífica. Mi espíritu me supera, quiere salir de mí. Y me gusta, que escapara era una disuasión para mí y mi inexplorable amor. ¿Podría yo, intensificar más mi interés? Es factible. ¿Podría agachar un centímetro mi cabeza y besarla con fervor? Factible. ¿Pero mantendré esta ardua distancia? Sí. Por cómo su pecho rebosa contra el mío y los sonidos quejumbrosos que libera cada vez que rozo mi muslo con el suyo. Por la fricción. Por el creciente deseo. Por la humedad cada vez mayor entre mis piernas. Y porque sé que ella está igual de mojada.

Me quedo quieta y simplemente dejo que nuestros labios se rocen, se ciernan mutuamente y se muevan cerca y encima del otro. Ni Jennie ni yo nos atrevemos a silenciar el zumbido entre ambas. Todavía no. Este: con mi mente llena, pesada, cayendo hacia delante, presionándose casi (ya) sudada contra su frente. Eso y mi creciente dificultad para abrir los ojos, entre más me mojo, más se cierran mis párpados. Me mantiene a raya... de algún modo. Si ignoraras el latido constante de mi corazón, me verías en paz con nuestra posición paralizada.

No me estaba moviendo. Aún no quería arriesgarme a perder esta sensación deliciosamente violenta.

Por ahora, lucho contra la marea. Disfruto mi incoherencia y permito que mi aturdimiento actual se vaya en contra de mis débiles rodillas. Los labios chocan, tiemblan y provocan los suyos. Los suyos provocan los míos.

Estábamos tan cerca de acabar que cada movimiento se sentía.

Ella cierra la boca y roza la mía. Alzo la cabeza y nuestras narices se tocan levemente. Ella se lame el labio y yo muero.

¿Quién pensaría que la muerte podría sentirse tan bien? ¿Quién pensaría que un beso sin serlo podría causar tanto?

Inexorable. Hacía que mi amor por ella se sintiera inevitable, incesable, implacable, persistente.

Estable.

No como yo. Empero, me gusta la combinación. La yuxtaposición, sí. Me gusta mi estado de ebriedad (especialmente en esta sobriedad) y me gusta mi amor firme.

"Me encanta tu apartamento." Ella susurra porque es todo lo que necesita hacer para que yo la escuche fuerte y claro.

Una sonrisa se escapa y sube las comisuras de mis labios. Y con ello, quedo eufórica.

bad for you | jenlisaWhere stories live. Discover now