Capítulo 23

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El nuevo matrimonio desayunaba junto con la familia Fortunato en el gran comedor. Los padres de Luciana y prima, estaban preocupados por ella y querían saber cómo estaba después de su primera noche con su esposo, pero respiran aliviados al verla de buen humor y sonriente.

Durante esa mañana, Luciana preparaba su equipaje para trasladarse definitivamente a la casa de su esposo, mirando con ojos tristes la que era hasta ese momento su dormitorio, lugar en que tenía tan buenos recuerdos y que era el confesionario con su prima Eleonora. No pasó mucho, hasta que ella entra en el cuarto, cerrando la puerta y aproximándose rápidamente para preguntar.

— ¿Qué pasó anoche? Cuéntamelo todo y no te guardes los detalles.

— No pasó nada

— ¿Nada? ¿No tuvieron intimidad?

Luciana negaba con la cabeza muy feliz.

— Él dijo que solo somos amigos y espera que ambos estemos cómodos en este matrimonio, así que no me pedirá nada que no quiera hacer. Oh Ely, realmente él es un ángel, me respeta e incluso tuvo la consideración de traer un libro para mí, y así poder leer durante la noche hasta dormir.

— Eso es maravilloso, me deja mucho más tranquila el saber que tienes a alguien que cuidará de ti. Estoy segura de que con el tiempo y sus atenciones tan gentiles, te enamoraras de él.

— Claro que no Ely, no seas ridícula.

— Lo amaras con locura y le darás muchos hijos — reía Eleonora, usando un tono burlón para hablar, mirándola pensativa hasta que su risa se detiene.

— ¿Qué pasa? — pregunta Luciana preocupada ante ese cambio de humor en Eleonora.

— Luci, me marchó a Colombia...

— ¿Cuándo?

— Hoy

— Es una broma.

— No lo es.

— Pero ¿Por qué? Esto es tan repentino.

— Mis maletas las tengo preparada desde hace días, solo quería darte mi apoyo hasta que te encuentres bien, y ahora lo estás...

— No Ely, no quiero que te vayas, eres quien mejor me conoce.

— Ya no puedo quedarme, deseo regresar a mi tierra, estar con mis padres. Por otro lado, la relación con Danilo no es buena y se me hace difícil verle.

— Él solamente está superando aquella decepción amorosa, pero no te odia, te lo aseguro.

— Lo sé

Luciana da un suspiro, sabía que no podía retener a Eleonora por un sentimiento egoísta, ya que ella debía vivir su propia historia y hacerlo como quisiera. Le da un abrazo y le besa en la mejilla.

— Gracias, por estar para mí en todo este tiempo.

— Vendré cada cierto tiempo, y tú debes de visitarme. Mantendremos el contacto por cartas, escribiré apenas llegue.

El Conde acompañó a Luciana para despedir a su prima esa tarde, sabía que esta despedida sería muy dura para ella, puesto que perdía a su mejor amiga y confidente.

Los Fortunato estaban apenados por decirle adiós a Eleonora, debido a que era parte de la familia y otra hija para Emelina y Sergio, pero estaban a su vez felices por ella, ya que deseaba regresar a su hogar.

Danilo fue el único que no les acompañó para despedirla en la estación de trenes, debido a que ambos preferían conservar distancia. Nadie tocaba el tema entre ellos, puesto que su relación se volvió tensa después del rechazo de cortejo.

Un Amor Tan EquivocadoWhere stories live. Discover now