Capítulo 26

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La sorpresa de aquella noticia, fue demasiado para Luciana, quien no creía lo que estaba escuchando, pensando que aquello era una broma de mal gusto. Maximiliano le abraza por los hombros y la acompaña a tomar asiento en uno de los sofás cercanos, ya que, sin darse cuenta, ella se tambaleaba por el aturdimiento.

Sergio Fortunato, rápidamente se aproxima dónde estaban los esposos, pues necesitaba tratar ese asunto sin tiempo que perder.

— Me ha llegada carta de Sebastián. Dice que los indios han secuestrado a muchas personas a cambio de pedir compensación en dinero o la devolución de tierras que les pertenecían y que fueron usurpadas. Se llevaron a Loreta y Eleonora, pero tu tío pagó la recompensa para que les liberen, al igual que el resto de personas secuestradas. Ellos liberaron a todos, excepto a Eleonora, ahora están pidiendo una cifra descomunal por su rescate.

Sergio da un suspiro para aliviar la angustia de su pecho.

— Pero ¿los tíos tienen dinero para pagar por su rescate? — pregunta Luciana.

— Es por eso que te he mandado a llamar Maximiliano, la cifra que exigen por ella es exorbitante. Escribieron para pedir ayuda económica, necesitamos enviar cuanto antes el dinero a Colombia, así que debo retirar nuestros ahorros en lingotes de oro para ser enviados inmediatamente ¿El Banco cuenta con esa cantidad?

Maximiliano meditaba sobre aquello realizando una mueca en los labios mientras hacía cálculos mentales, hasta que logra responder ante la expectación de los que estaban ahí.

— Sí, tenemos esa cantidad, pero gastaré las reservas del Banco y deberé pedirles a todos los empleados horas extras para reponer nuevos lingotes que pertenecen a nuestros clientes.

— Asumiremos ese gasto de inversión y las comisiones.

— Lo que me preocupa sobre esto, es como se llevará aquel dinero a América. Los piratas pueden estar informados y robar el barco que traslade los lingotes.

Los varones charlaban y proponían medidas para trasladar los lingotes de manera segura, pero ahora debían contratar a alguien de confianza que lleve aquel pedido, bajo el más absoluto secreto.

— No es necesario contratar a nadie, puede ir Danilo — sugiere Luciana.

— No es conveniente que vaya, tu tío Sebastián nos pide que no viajemos, ya que la seguridad en aquel lugar es mala y los conflictos continúan — comenta Sergio.

— Además, que al ser un punto en constante ataque, necesitamos a alguien preparado, con entrenamiento militar. Quizás un soldado o un guardia real. — dice pensativo Maximiliano.

— El General Cañaveras nos puede ayudar...

— Pero Danilo puede acompañar y trasladar a mis tíos y primos a salvo a España, cuando rescaten a Eleonora — volvía a insistir Luciana.

— Mi querida, tu hermano ha guardado silencio ante esta noticia, no es conveniente molestarlo con esto — advierte Emelina — Si Danilo realiza el viaje, debe ser por su voluntad.

— Estoy segura de que él irá — Luciana se levanta rápidamente del sofá y camina en dirección a la habitación de su hermano.

Las esperanzas de Luciana de que algo bueno podía salir de todo esto, le hacían crear ilusiones de volver a tener a su prima devuelta con ellos en España.

— Danilo, soy Luci — dice al tocar a su puerta.

Su hermano le abre y le invita a pasar. Él se notaba calmado, pero se apreciaba que en el fondo estaba preocupado.

Luciana le cuenta a su hermano los planes para trasladar los lingotes hasta América y su propósito de que él viaje para trasladar a sus primos y tíos de regreso.

Un Amor Tan EquivocadoWhere stories live. Discover now