𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐

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Como era de esperar no tenía ni idea de lo que estaba haciendo en el examen, solo hice algunos ejercicios de los que habíamos hecho en clase y me acordaba de bastante poco, ni si quiera sé si estaban bien hechos. Mi vista de vez en cuando se iba hacia Munson, quien parecía estar concentrado sacando su lengua levemente, pero realmente me sorprendería que estuviese tan centrado en hacer un examen.

Nada más finalizar, tomo mis cosas y entrego el examen para disponerme a salir del aula de manera rápida; no quería hablar con nadie en este momento. Los pasillos están llenos de gente hablando y haciendo ruido esperando a que suene el timbre para la próxima clase a la cual no tengo planeado ir; de hecho no tenía planeado ir el resto del dia a clases.

Comienzo a caminar hacia las gradas de la pista de atletismo que a estas horas debe estar desierta, necesito pensar e intentar aclarar las ideas. Tomo asiento en el suelo de debajo de las gradas y saco de mi mochila una pequeña bolsa de marihuana en la que ya no queda nada; a veces recurría a ella cuando estaba muy nerviosa o necesitaba adelgazar más rápido de la cuenta, realmente ahora la necesito para tratar de evadirme de la realidad al menos un rato.

—Joder—murmuro frustrada guardando la bolsa nuevamente en la mochila y salgo de mi escondite. ¿Quién cojones puede vender marihuana a estas horas?

Saco el walkman de la mochila y comienzo a caminar poniéndome los cascos para así al menos tener la mente distraída, ya que no puedo fumar al menos puedo escuchar un poco de música; pero al parecer el destino hoy está de mi lado ya que en el camino me encuentro a Arthur, un compañero de clase con el que alguna que otra vez he fumado cuando nos apetecía saltarnos clases, pero dejé de hacerlo cuando comencé a salir con Billy.

—¡Arthur!—llamo su atención sacándome los cascos de mis orejas dirigiéndome a él a paso rápido—¡Ey! ¿Cómo te va?

—¡Harrington! Qué alegría verte, desde que andas con el estúpido de Billy no te veo por ninguna parte, salvo en clase. ¿Todo bien?—me dice con una sonrisa alegre y yo asiento.

—Si, si, todo bien—sonrio de lado jugueteando con mis manos, me ponía incómoda que hablasen de Billy, la verdad—Bueno en realidad quería preguntarte algo, quería fumar hierba pero me di cuenta que me quedé sin nada...¿sabes de alguien que pueda venderme algo por aquí cerca?

—Eso está hecho, en veinte minutos mando a mi nuevo camello al bosque, es muy discreto y le diré que vas de mi parte, cuenta con ello Ali—asiente sonriendo—Ahora tengo que irme, tengo entrenamiento, me alegro de verte-añade despidiéndose de mi.

No me gustaba comprarle droga a un desconocido, pero viniendo de Arthur sé que no va a mandar a ningún loco para que me viole en el bosque; una vez en en lugar me dirijo hacia la banca donde suelo ponerme siempre, a veces vengo a dibujar, a pensar o simplemente observar la naturaleza, es bastante relajante. Saco de mi mochila un paquete de cigarrillos poniendo uno sobre mi boca y encendiendolo, sintiendo como el humo entra por mis pulmones relajandome un poco.

Mientras fumo comienzo a caminar en pequeños círculos pisando las hojas secas que hay en el suelo buscando la manera de entretenerme de alguna forma; estoy tan sumida en mi labor que cuando mi espalda choca con algo o alguien doy un grito saltando en mi sitio mientras me giro rápidamente encontrándome con Eddie. ¿Que?

—No quería asustarte, lo siento—dice riendo levantando sus manos mientras lo fulmino con la mirada

—Estupido, casi me da un paro cardíaco por tu culpa. ¿Que haces tú aquí?—pregunto extrañada alejándome de él tirando la colilla del cigarro para después pisarla con la punta de mi zapatilla.

—Deberia preguntarte lo mismo, pero lamento decirte que no doy esa informacion—chasquea su lengua dejando su chaqueta de cuero sobre la mesa y tomando asiento mientras deja un pequeño maletin negro sobre la tabla

𝑯𝒆𝒍𝒍 | 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Where stories live. Discover now