𝑻𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂

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El camino a casa se me hizo más largo de lo normal, tenía que parar cada dos calles porque las lágrimas me impedían ver el camino, por suerte consigo subir a mi habitación sin que Steve me haga demasiadas preguntas, no me apetece hablar del tema ni pensar en eso porque me duele el pecho con solo pensarlo.

No puedo imaginarme los días sin ver a Eddie a todas horas en el instituto, comer con los chicos del club o simplemente pasar el tiempo con Munson en su tráiler mientras tocamos la guitarra o simplemente no hacemos nada; irremediablemente las lágrimas vuelven a salir de mis ojos y ese dolor en el pecho también.

Me duele más el hecho de pensar en que mierda le habrá dicho Billy a Eddie para que llegue al punto de decirme todo lo que me dijo, yo sé que eso no es verdad, solo eran las drogas pero no puedo imaginarme cómo pudo sentirse Eddie cuando escuchó esas palabras; constantemente tenía que recordarle lo increíble que es y lo mucho que lo quería para que sus inseguridades se fuesen.

Dejo mi cuerpo caer en la cama abrazando un cojín sin poder parar de llorar, mi vida va a volver a convertirse en un infierno y Billy está dispuesto a hacer que sea mucho peor que antes; no sé cuánto tiempo podre aguantar así otra vez.

Siento como mis ojos pesan y las lágrimas van cayendo sobre la almohada, decido cerrar mis ojos tratando de dormir un poco; mañana será un día demasiado duro para mí.

(...)

La noche de ayer no dormí del todo bien, de hecho solo pude descansar un par de horas, el resto de la noche lo pasé llorando en silencio; no sé cómo coño explicarle a Steve que he vuelto con Billy sin que se cabree pero eso será inevitable.

Agarro del armario unos pantalones vaqueros y una camiseta ancha, echaré de menos poder vestirme como quiera, maquillarme y hacer lo que me gusta, echaré de menos como eran las cosas con Eddie y sobre todo echaré de menos sentirme valorada, querida y especial con alguien.

Respiro profundamente para que las lágrimas no salgan de mis ojos, recojo mi pelo en una coleta y agarro la mochila para bajar las escaleras.

—¿Por qué cojones está el coche del cabron de Billy en la puerta, Alice?—pregunta Steve con un tono duro detrás de mí haciéndome suspirar.

—He vuelto con el, pensándolo mejor Eddie no era bueno para mí, es un friki —respondo con todo el dolor de mi corazón intentando que no me tiemble la voz—Si me disculpas tengo que irme—añado antes de salir por la puerta.

Escucho los gritos de Steve detrás de mí pero no me detengo, camino directamente hacia el coche de Billy subiéndome en la parte delantera; Max al verme abre sus ojos como platos mirándome de manera interrogante, por otro lado Billy tiene esa sonrisa cínica que tanto me pone nerviosa.

Antes pensaba que la actitud de Billy era completamente normal porque me quería pero ahora lo pienso y me da asco, me repugna estar con él pero tengo que aguantarme para que a nadie le pase nada...él tiene el poder de manipular a quien quiera y por desgracia conmigo sabe hacerlo a la perfección.

El camino a la escuela es silencioso, ninguno de los tres dice nada y creo que tampoco son necesarias las palabras, mi cabeza solo puede pensar en cómo reaccionar cuando vea a Eddie, no puedo parar de pensar en cómo debe de estar y en lo que debe estar pasando por su cabeza.

—Nos vemos a la salida como siempre, más os vale que no lleguéis tarde—dice Billy mirando al frente y yo solo asiento bajándome del coche echando el asiento hacia delante para que Max baje.

Algunos pares de ojos se posan sobre nosotros haciendo que mis nervios aumenten, hace un mes estaban pensando que era una zorra por dejar a Billy por Eddie y ahora es al contrario, odio cuando la gente opina sin saber nada.

El ruido del motor me saca de mis pensamientos y rápidamente saco mi walkman para escuchar música, me encamino hacia la puerta de la escuela y empezar el día cuanto antes.

—Espera—Max agarra mi brazo y detengo mi mano con la que iba a ponerme los auriculares—¿Me puedes explicar que cojones está pasando? ¿Y Eddie?—pregunta rápidamente.

—Eddie nada, es un friki marginado, cosas de las que me doy cuenta al cabo del tiempo, he vuelto con tu hermano. ¿No ves que estoy feliz?—pregunto irónicamente algo irritada—Es mi vida Maxime, no te metas—encogo mis hombros comenzando a caminar.

Suspiro resignada poniéndome los cascos y dándole al play, Paranoid de Black Sabbath suena por mis auriculares consiguiendo que mis pensamientos se relajen un poco.

Si por mí fuera le contaría todo a Max pero no puedo, sé que ella va a actuar en cuanto lo sepa y también se de lo que Billy es capaz, no quiero buscarle problemas a nadie por mi culpa así que solo me queda mentir y aparentar que soy la más feliz del mundo, pero no puedo ni voy a poder.

Llego hasta mi taquilla abriéndola con fuerza, solo quiero acabar está mierda de día, no quiero encontrarme con nadie ni escuchar más preguntas sobre mi relación con Eddie; no puedo soportarlas, es demasiado doloroso, pero más doloroso es saber que no volveré a sentirme querida en mi puta vida.

Al cerrar la puerta de la taquilla mis ojos se cruzan con la silueta de Eddie entrando a la escuela, sus ojos están apagados y su rostro tiene la misma expresión de ayer lo que me hace pensar que ha estado consumiendo en grandes cantidades, esto ha sido mi culpa, si él no me hubiese conocido no estaría pasando por esto.

Nuestras miradas se cruzan y siento mis manos sudar a causa de los nervios, Eddie simplemente con mirarme sabe que me tiene a sus pies y juro que tengo unas ganas inmensas de lanzarme a abrazarlo, contarle todo y poder solucionarlo juntos; pero en lugar de eso suelto un suspiro y comienzo a caminar en la dirección contraria.

Camino hacia mi clase de biología y me siento en la parte de atrás totalmente alejada de todos, no quiero hablar con nadie a estas horas de la mañana.

(...)

En cuanto las clases terminan salgo de manera rápida, si voy a aguantar a Billy durante tanto tiempo necesito tener una ayudita extra, todo lo que había logrado con la psicóloga lo voy a echar a perder en un día.

No he acudido a la hora del almuerzo y tampoco he comido nada, sé que Billy hará comentarios sobre mi físico y prefiero ahorrarme la humillación; la única persona que puede ayudarme es Munson y sé que aunque no debo acercarme a él algo dentro de mí me dice que debo hacerlo.

Mis ojos se clavan en Eddie saliendo del baño así que me acerco a paso rápido hasta él pero a medida que me voy acercando siento mi corazón latir demasiado fuerte.

—Necesito cocaína o lo que sea que tengas y lo necesito ya—mi tono es frío, pero no puedo evitar tener ganas de llorar al ver la expresión de sus tristes ojos.

—Lo siento, no puedo venderte eso, Harington, buscate otro camello—sus ojos se clavan en los míos y expresión es totalmente seria—Y alejate, no quiero que nos vean juntos—me pega un pequeño empujón para salir rápidamente.

Me cuesta un poco reaccionar hasta que camino rápidamente y logro alcanzarle sujetando su brazo con fuerza, a mí me duele mucho esta situación al igual que el, me duele que nos tratemos como si no nos conociéramos.

—Si, sí que puedes vendermelo, ya no somos nada, no tienes que salvarme de nada. ¿No es que ya no me quieres? Bien, pues deja que haga lo que me dé la gana—el tono de mi voz es firme pero me tiemblan las piernas.

Eddie simplemente suspira haciéndome una señal para que lo siga hacia la parte trasera del instituto.

Esta vez se que voy a acabar peor pero no me importa, nada es peor que volver a tener a Billy Hargrove en mi vida.

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Hooli.

Perdón por el drama, no me matéis JAJAJAJAJA.

Espero que no estéis llorando mucho :(

Gracias por leer amores. 💘

𝑯𝒆𝒍𝒍 | 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Where stories live. Discover now