𝑻𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒄𝒊𝒏𝒄𝒐

3.1K 219 58
                                    

Por unos minutos me quedo en trance procesando todo lo que ha pasado hasta que Max agita mi brazo varias veces haciendo que vuelva a la realidad; Steve, que ya está consciente pero con varios golpes en la cara se encarga de sacar a Billy de aquí junto con Nancy.

—Eddie—murmuro rápidamente agachándome a la altura del metalero quién tiene varios golpes en la cara, el labio partido y la nariz sangrando—Ey, vamos despierta—le muevo suavemente sin recibir respuesta.

Billy le ha dado una buena paliza pero para su suerte llegue a tiempo, un par de golpes más lo hubieran matado o dejado mucho peor; con la ayuda de Max lo levantamos del suelo para tumbarlo en el sofá donde estará más cómodo.

Le pido a la pelirroja que me traiga el botiquín que se encuentra en la cocina, las lágrimas vuelven a escaparse de mis ojos y acaricio su mejilla suavemente; Eddie abre sus ojos poco a poco algo confuso e intenta moverse pero el dolor de los golpes que ha recibido por todo el cuerpo.

—¿Que ha pasado?—tose un poco para carraspear su garganta soltando un suspiro cansado—¿Me he muerto y estoy en el cielo?—dice mirándome mientras una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios.

Yo me limito a reír mientras niego con mi cabeza tomando el botiquín que me ha traído Max; la pelirroja sube arriba para ayudar a Nancy a curar a Steve, él tampoco se ha librado de los golpes, aunque más bien lo ha hecho para que Eddie y yo nos quedemos a solas.

—Te han dado una buena paliza...¿Recuerdas algo?—pregunto mojando un algodón en alcohol y cuidadosamente comienzo a limpiar la sangre de su rostro.

—No...solo recuerdo darle unos golpes a Billy y nada más, después me desperté y te vi a ti...¡Auch!—se queja apartando mi mano poniendo un pequeño puchero—Duele

—Ya, ya sé que duele, solo aguanta un poco—soplo cuidadosamente sobre sus heridas para aliviar el escozor y continuo limpiando—Listo, solo tengo que echarte algo de crema y listo—sonrío levemente tomando una crema específica para heridas del botiquín.

Con cuidado de no hacerle daño le aplico la crema sobre sus heridas, por suerte no son demasiado profundas y en unos días irán cicatrizando; mientras hago el proceso Eddie no quita su vista de mi, como si estuviera admirandome o algo parecido y he de reconocer que me pone bastante nerviosa.

Una vez termino mi trabajo guardo todo lo que he usado en el pequeño maletín no sin antes sacar unos analgésicos para el dolor.

—Tomate esto, te vendrá bien para el dolor—le paso las pastillas y me levanto de mi lugar para ir a la cocina a por un vaso de agua—Ten—le tiendo el vaso una vez regreso y le ayudo a incorporarse para sentarse en el sofá mientras tomo asiento a su lado

—Gracias...creía que me seguías odiando por lo que pasó...no quería decepcionarte, te prometí que jamás volvería a drogarme y a la primera de cambio lo hago—murmura subiendo su vista chocando nuestras miradas—Billy me hizo sentirme como la peor mierda del mundo, por un momento pensé que no era lo suficiente para ti y creí que lo mejor era alejarte...quería protegerte pero en lugar de eso hice todo lo contrario—suspira algo adolorido tratando de acomodarse en el sofá.

—No es tu culpa que Billy te amenazase...hizo lo mismo conmigo y sabía que iba a ir a por ti porque es la manera más fácil de hacerme daño...yo no te he odiado, me quemaba tener que hacer como si no me importases, Eddie—siento como mi voz comienza a temblar y mis ojos se humedecen.

—Justo eso me ocurría a mi...me rompía por dentro verte en ese estado, Alice, decir que no te quiero ha sido la mentira más grande que he dicho en mi vida—suspira poniendo una de sus manos sobre la mía para entrelazarlas.

A este punto las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas, a pesar de que esto haya ocurrido en a penas dos días es como si hubiese sido una eternidad, cuando estoy con Eddie pierdo la noción del tiempo y es como si nada más existiera, por eso estar separada de él aunque sea poco tiempo para mí es demasiado.

Eddie limpia mis lágrimas cuidadosamente con sus pulgares acariciando con delicadeza mis mejillas; por un momento había perdido toda la esperanza en que él y yo volviésemos a estar juntos pero creo que somos de esas personas que estamos destinadas el uno para el otro, almas gemelas que en otra vida estaban destinadas a encontrarse.

—Lo único que importa ahora es que ambos estamos juntos, Billy no va a volver a aparecer y va a dejar de joder, te voy a hacer feliz todos los días de mi vida Alice, eso tenlo claro—susurra a centímetros de mi rostro.

Una pequeña sonrisa se instala en mis labios y escondo mi cara en el hueco de su cuello, Eddie me rodea con sus brazos con cuidado de no hacerse daño, aferra su agarre y apoya su mentón sobre mi cabeza dejando pequeños besos ahí.

Me siento relajada y en paz al tenerle al lado, es una sensación que solo es capaz de proporcionarmela él.

Escucho pasos resonar por las escaleras pero me mantengo quieta en mi sitio hasta que escucho la voz de Steve.

—Me han contado lo que has hecho, ha sido brutal, estoy orgulloso de que seas mi hermana—dice con tono bromista haciendo que una pequeña risa se escape de mi garganta—¿Cómo estás, Munson?

—Ahora muchísimo mejor—contesta Eddie y apuesto a que está sonriendo—Un poco adolorido pero bien, nada que unas pastillas no puedan arreglar—añade acariciando mi pelo.

—Yo debo de irme a casa, supongo que a Billy le espera una buena bronca...le conté a su padre todo lo que estaba ocurriendo con Alice—interviene Max haciendo que pose mi vista en ella.

El padre de Billy se caracteriza por ser un hombre con un carácter demasiado fuerte, casi militar diría yo, pero honestamente me importa bien poco lo que pueda decirle o hacerle, se merece eso y más por haberme hecho vivir una puta pesadilla en tan solo dos días.

Nos despedimos de Max y Nancy ya que ella se encargará de llevarla a casa, por otra parte Steve sube arriba para descansar, en teoría debería estar trabajando pero seguro que Robin se encargará de cubrirle el turno.

No puedo dejar que Eddie conduzca en este estado, además necesito tenerlo cerca y sé que el a mí también; con cuidado le ayudo a levantarse del sofá y subir las escaleras para dirigirnos hacia mi habitación.

Una vez ahí le ayudo a tumbarse en la cama mientras él se queja, desde luego que Billy le ha dejado hecho una auténtica mierda.

—Puedes quedarte aquí los días que hagan falta...avisaré a tu tío, no dejaré que te vayas así a tu casa, en parte esto es mi culpa—suspiro sentándome en la cama mientras acomodo unos cuantos cojines debajo de su cabeza.

—Deja de pensar que todo es tu culpa, Alice, la culpa es de ese cabron que no ha sabido hacer las cosas bien, no vuelvas a culparte por algo que no te incumbe—Eddie frunce el ceño posando su vista en mi.

—Si no hubiésemos empezado a salir te habrías ahorrado esto...hay mil chicas que tienen menos problemas que yo—murmuro encogiendo mis hombros.

De nuevo esas inseguridades que me había costado dejar atrás están volviendo y no puedo evitarlo.

—Me da igual que haya mil tías en el mundo con menos problemas que tú—afirma Eddie levantando mi cabeza para que le mire—Eres la tía más fuerte y valiente que me he encontrado, no todas amenazan a su ex con un bate con clavos—ríe levemente acariciando mi mejilla—Me tienes loco, Alice, me has hecho perder la cabeza y estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por tal de que estés a mi lado.

Sonrio al escucharle y con cuidado de no hacerle daño subo mis piernas a la cama apoyando mi cabeza contra su pecho mientras sus brazos me rodean aferrándose a mí como si fuera a escaparme.

—Te quiero, Eddie, no sabes cuanto—susurro suspirando cerrando mis ojos a causa de sus caricias en mi cabello.

•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Holii.

Espero que os haya gustado este capítulo tanto como a mí. 🥺

El próximo capítulo será un flashback de la primera vez de Eddie y Alice a petición de una lectora, me pareció muy buena idea.

Gracias por leer. 💘

𝑯𝒆𝒍𝒍 | 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Where stories live. Discover now