𝑪𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒅𝒐𝒔

2K 184 74
                                    

Después de unas horas había conseguido calmarme, comí algo y por suerte no vomité como las veces anteriores, he aprovechado para darme un baño de agua caliente y así hacer el discurso mental sobre lo que le voy a decir a Eddie; Steve ha salido con Robin para dejarnos a los dos solos y que podamos hablar con tranquilidad.

El reloj del salón marcan casi las diez de la noche lo que significa que Eddie debe de estar al llegar, efectivamente unos minutos después el timbre de la casa suena sacándome de mis pensamientos por lo que me levanto y camino a paso lento para abrir la puerta.

—¡Hola, amor!—saluda Eddie felizmente depositando un beso en mis labios—¿Estas mejor? ¿Necesitas algo?

—No, no, estoy bien—respondo sonriendo levemente cerrando la puerta detrás de mí—¿Que tal fue el concierto?

—Genial, como siempre, solo faltaste tú—sonríe haciendo que sus ojos se achinen—¿Donde está Harington?

—Ha salido con Robin a tomar algo—me siento en el sofá soltando un pequeño suspiro—Ahm...Eddie, tengo que hablar contigo—carraspeo mi garganta poniendo mi vista en él.

Eddie me mira rápidamente con cara de preocupación.

—Cuando escucho esa frase me acojono. ¿Pasa algo? ¿He hecho algo mal y ya no me quieres? Si es así yo quiero que sepas que te quiero mu...—levanto mi mano interrumpiendo sus palabras.

Tomo una bocanada de aire tratando de ordenar el pequeño discurso que me había preparado en la bañera, pero sus ojos marrones están clavados en mí y las palabras se quedan atascadas en mi garganta.

No soy capaz ni de articular un sonido, simplemente me quedo mirándole en completo silencio mientras él mueve su rodilla en señal de nerviosismo; soy una cobarde de mierda incapaz de contarle a su novio que está embarazada.

—Bueno...es respecto a lo que va a pasar con nosotros cuando el curso acabe...yo quiero irme a California pero no sé qué te gustaría hacer a ti—aclaro mi garganta recibiendo un suspiro de alivio por su parte.

Me siento una mierda por seguir ocultándole que probablemente vaya a ser padre pero no me siento preparada para eso, no ahora.

—Yo voy a donde tú vayas si me dejas, no quiero separarme de ti por nada del mundo—sonrie dulcemente poniendo una de sus manos en mi mejilla acercándome a él—Estaria loco si te dejo escapar—murmura sin quitar su sonrisa para después unir nuestros labios.

Sin rechistar correspondo el beso pero no puedo evitar sentirme una mentirosa en este instante, cuanto más tiempo pase su reacción va a ser peor y es lo que me da miedo pero es que no me siento preparada para contárselo, a penas llevo unos días sabiendo que estoy embarazada y ni si quiera yo puedo asumirlo.

(...)

Eddie ha tenido que irse a casa a primera hora de la mañana ya que tenía que estar allí antes de que su tío regresase del trabajo; Steve había invitado a Robin quedarse a dormir y no sé por que intuyo que él le ha dicho algo sobre mi embarazo.

Después de darme una ducha bajo a la cocina en donde escucho la risa de mi hermano.

—¡Alice!—exclama Robin entusiasmada acercándose a mí para abrazarme—¿El pastel está en el horno? Oh dios, cuando Steve me lo contó no podía creerlo—habla rápidamente moviendo sus manos.

Mi vista va rápidamente hacia mi hermano quién levanta sus cejas en señal de sorpresa.

—No podías mantener la boca cerrada. ¿Verdad?—niego suspirando sentándome en uno de los taburetes.

—Es una experta en sacarme información, hermanita, pero tranquila que no dirá nada. ¿Verdad, Robin?—Steve le dirige una mirada amenazante a la rubia.

𝑯𝒆𝒍𝒍 | 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Where stories live. Discover now