Las vacas

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Cuando lo conocí no creí que mi vida daría un giro tan radical, pero todo se fue dando de una forma bastante curiosa desde el inicio.

Comenzó con el repentino despido de mi compañera días previos, nunca supimos las razones simplemente dejó de ir y ni siquiera les importó averiguar si tenía algún cliente pendiente, para mí la prioridad siempre era ellos por eso decidí atenderlo.

No podía negar que me había parecido atractivo, aun pese al semblante serio que mantenía, tenía una mirada muy bondadosa y cuando sonreía parecía la de un niño, siempre había considerado que las sonrisas infantiles se veían inocentes y genuinas, tal como la de Marck.

Solía ilusionarme con facilidad cuando alguien me empezaba a gustar, pero teniendo en cuenta que nos conocimos gracias a mi trabajo el cual consistía en organizar bodas, en específico la suya, el caso fue distinto, sabía que debía mantenerme a raya y hacer mi trabajo dejando de lado mis pensamientos y quizás hubiera podido cumplir mi deber sin mayores complicaciones de no haber terminado en su departamento que de cierta forma yo mismo me orillé a acabar ahí.

Mi vida había estado bastante tranquila desde lo que pasó a finales del año pasado, ya que tuve la peor experiencia en una relación si se le podía llamar así, el desgraciado me expuso hablando mal de mi en un video que publicó donde todos podían verlo, comprometiéndome con mis viejas amistades y mi trabajo, de alguna manera mi hermano Andrés se enteró y lo agradecí bastante porque el fue quien se las apaño para hacer desaparecer el video para mi fortuna.

Nunca esperé que algo que creí que se había ya solucionado sería el detonante, es increíble todo lo que puede suceder en menos de un día que parecía ser como los otros.

La misma rutina de siempre, llegué a mi casa agotado más del traslado que del propio trabajo, no sabía donde se encontraban los que vivían ahí pero poco me interesaba saber, solo quería tirarme al sillón y recuperar un poco de energía.

Mis ojos comenzaban a cerrarse cuando escuché el timbre, si era la señora de Avon la iba a odiar con toda mi existencia.

Caminé con pesadez hacia la puerta, cuando abrí el portón deseé que hubiera sido la señora y no quien estaba parado ahí.

Justo frente a mi estaba quien se podría llamar mi ex, el mismo desgraciado que me había complicado la vida, él amplió su sonrisa al verme.

—¿Qué haces aquí? —exclamé de forma inmediata, sentía que el enojo subía como olla en ebullición

—Te extrañado estos meses, como me bloqueaste de todos lados y necesitaba hablar contigo por eso vine.

Solo una vez me trajo a mi casa y fue suficiente para que recordara la dirección.

—No tengo nada que hablar contigo, te lo dije no quiero volver a verte.

—Pero corazón ¿Ya has olvidado lo bien que lo pasamos? —me dijo en un tono empalagoso acercándose a mi queriendo tomarme de la cintura.

—Acércate más y vas a ver cómo te va.

—Ya te pedí perdón ¿No podemos regresar a los buenos ratos?

Yo estaba inmóvil del coraje, él aprovechó eso para intentar besarme, retrocedí, pero aún me tenía entre sus brazos, parecía que insistiría cuando escuchamos una voz detrás de él

—¿Que está sucediendo?

Era la voz que menos deseaba escuchar en ese momento, lo empujé, aunque no fue necesario emplear demasiada fuerza ya que él se alejó de forma inmediata.

Pude notar como su cara se ponía pálida, me miró una última vez y después salió huyendo, tenía la teoría que después de ver la cara de mi madre no iba a volver a aparecerse.

Ahora, nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora