Bien

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Al día siguiente del cumpleaños de Gustavo, empezamos los preparativos para la cena de año nuevo, como era costumbre mi madre y yo nos encargamos de tenerla lista antes de la fecha, mientras los demás se dedicaban a otros quehaceres del hogar, Iván seguía aun enfermo con algo de tos, pero seguía siendo el mismo niño alegre que iba y venía por la casa, riendo y jugando, nada parecía dar señales de estar empeorando.

La noche previa a año nuevo mis hermanos mayores, Gus y Leo, se retiraron después de la comida, no dudaba que el motivo era uno por esa chica de la que me hablo y el otro por Joaquín.

La primer señal que tuvimos de alerta fue que Iván quiso dormirse después de la comida, sin esperar la cena ni mucho menos a su papá que tal como ya estábamos acostumbrados en esas fechas se encontraba trabajando arduamente, sin embargo, se podía considerar normal porque estar enfermo te agotaba y muchas medicinas podían ocasionarte somnolencia.

El resto del día lo pase con Marianita jugando y viendo películas, echaba de menos este tiempo de calidad solo con ella, pasada la medianoche tanto Andrés como nuestros padres nos mandaron a dormir bajo amenaza de pobre de aquel que hiciera el menor ruido.

Continuamos nuestro relajo en el cuarto de ella, procurando estar lo más silenciosos posibles, aunque era difícil jugando UNO y teniendo a una hermana que se le olvidaba el apellido, después de algunas rondas paramos porque el sueño nos cerraba los ojos, apagamos la luz y nos acostamos, pero seguimos platicando hasta que alguno de los dos se quedo dormido.

Me desperté poco después, para ir al baño, había consumido demasiado refresco y eso me ocasionaba unas ganas locas de orinar a cada rato, por lo que no me quedo de otra que salir de la comodidad de la cama, con cuidado de no despertar a Mariana.

Sali de la habitación a trompicones, intentando mantener los ojos lo suficientemente abiertos como para no estrellarme, pero tampoco para perder el sueño.

Ya iba a medio pasillo cuando una voz ronca me llamó.

—Alan.

Me detuve sintiendo que el corazón se me subía hasta el cuello, las piernas comenzaron a temblarme, mire hacia donde provenía la voz, la imagen con la que me tope no ayudo a calmarme, al menos era un ente terrenal, en específico Andrés sin embargo como tenía el celular iluminándole el rostro parecía un espíritu maligno.

—Jesús—exclame, llevándome la mano al pecho—casi haces que se me vaya el cuerpo del alma.

Caí en cuenta que había hablado al revés, estaba por corregir lo dicho cuando el abrió la boca interrumpiéndome.

—Iván se siente mal—soltó con voz temblorosa.

—¿Qué? —pregunte intentando comprender estando medio dormido y con un susto que aun hacia latir mi corazón como burro desbocado.

—No puede respirar. Su doctor no responde—cada vez su voz flaqueaba, me perturbaba cada vez mas verlo en ese estado.

—Voy a decirle a mamá. —dije siendo la única solución que se me vino a la cabeza.

Asintió y regreso a la habitación de donde había salido, fui a trompicones hacia la habitación de mis padres, sin saber exactamente que decir, como tocar o como anunciarme, era la primera vez que tenia que dar un aviso como este a estas horas.

Para mi fortuna la puerta estaba abierta.

—Mamá—llamé con suavidad en un intento de no espantarla—Mami—repetí nervioso.

—¿Qué paso? —pregunto adormilada incorporándose de golpe.

—Es Iván, se siente mal, no puede respirar, su doctor no responde—recite con rapidez lo mismo que había dicho mi hermano.

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⏰ Last updated: Feb 25 ⏰

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