Si te pudiera mentir

21 2 3
                                    


Pasaron todavía casi dos semanas más desde que se me ocurrió aquella brillante idea para ejecutarla, aunque sabía que no podía tardarme más tiempo, lo que hizo que finalmente tomara acción fue pensar que posiblemente no fuera a aceptar inmediatamente, quizás hasta se negaría por lo que tomé valor y me dirigí de nuevo a su casa.

Esta vez el recorrido se me hizo bastante corto aunque hubo más tráfico que las veces anteriores, cuando menos vi ya estaba en donde vivía, me quedé parado mirando las diferentes puertas, sentía que mis pies se aferraban a mantenerse en donde estaba, inhale y me exigí dejar de ser tan estúpido, si el solo hecho de ir a invitarlo me ponía así que podía ser de mi si aceptaba, debía mantenerme estoico, firme y sobre todo imperturbable, tome un poco más de aire hasta finalmente moverme, una vez más frente a su puerta toque con menos agresividad que en las otras ocasiones, no obtuve respuesta inmediata por lo que quizás no estaba y eso podía ser una señal del destino. 

Comenzaba a disertar si debía desistir y dar media vuelta cuando la puerta se abrió. Marck cuando me vio se quedó con la boca abierta, pude notar que tenía una cara de angustia aún peor que en los encuentros pasados casi parecía a punto de llorar.

—Alan—exclamó muy sorprendido —¿Qué haces aquí?

—Aumentando mi dharma—dije por toda respuesta, me metí de nuevo de forma abrupta, miré a mí al rededor buscando algo donde escribir, lo más cercano que tuve a la mano fue un cartón de leche sobre la mesa donde había algunas monedas y uno que otro billete de baja denominación, tomé el cartón.

—¿Tienes una pluma o algo así? — aunque estaba confundido fue a buscar lo que pedí, me dio una pluma medio mordida, la tome y anote mi dirección casi le avente el envase.

—¿Qué es esto?

—Mi dirección, puedes quedarte mientras se calman las cosas.

Por un segundo pude notar que una sonrisa comenzaba a asomarse detrás de la espesa barba, antes de que pudiera decir algo salí corriendo de nuevo.

Estaba hecho, le había abierto de nuevo las puertas de mi vida de una u otra forma, lo que no quise hacer desde que supe de nuevo de él lo había hecho, me acabé involucrando en la situación, rogaba que en verdad no fuera un error lo que acababa de hacer.

Los siguientes días estuve de los nervios todo el tiempo, no quise moverme de mi departamento en caso de que apareciera, sin embargo, cuando ya había transcurrido la semana comencé a relajarme. Salí para festejar el cumpleaños de mi mamá y poco a poco regresé a mi rutina habitual, casi seguro que después de tantos días Marck ya había encontrado otra solución, así que por mí no quedo.

Casi un mes después cuando ya hasta había olvidado el asunto de nuevo apareció de la misma forma, de manera imprevista y abrupta, cuando ya había dejado de esperarlo.

El día había sido largo, el evento que estábamos organizando requería todo de nosotros por lo que apenas terminábamos con la reunión laboral, partíamos a nuestros respectivos hogares por el bien de nuestra amistad, porque con el estrés terminábamos casi mordiéndonos entre nosotros.

Me senté en mi sillón, con la comida y el delicioso y fresco frapuchino que había comprado de camino a mi casa, estaba muy dispuesto a acabar de ver la serie que me tenia atrapado cuando tocaron a la puerta, se me hizo un poco extraño dado que quienes podían llegar a visitarme tenían llave y podían entrar como Pedro por su casa, quizás algún vecino necesitaba algún favor. Me levanté con cierta pereza arrastrándome a la entrada, cuando abrí me quedé helado.

—Marck—dije con un hilo de voz, aunque en los días posteriores de hacerle la invitación me estuve mentalizando para este momento ya había pasado el suficiente tiempo como para perder la neutralidad.

Ahora, nosotrosWhere stories live. Discover now