Por Qué Volviste

24 2 0
                                    

Traté de recobrar la compostura y revisé desesperadamente los documentos que leía sin entender menos de lo normal, entre miles de letras y cláusulas estaba su nombre, el que no quería volver a ver ni oír. Marck empezó a tartamudear fue en el momento que más reparo puse en la situación, le entregué la carpeta de manera brusca y salí apresuradamente.

Perdí la conciencia de cómo es que volví, entre en modo automático. Después de un tiempo que se me hizo larguísimo llegué a mi casa. Me dejé caer en el comedor y antes de poder reaccionar le mandé un gif de SOS a Oscar.

En lo que llegaba, los pensamientos comenzaron a brotar como fuente, había pasado bastante tiempo pensando escenarios imaginarios de situaciones donde podría encontrármelo, pero jamás me imaginé una manera como esta. ¿Por qué no revisé el documento en el camino? Siempre me gustaba curiosear, cuando mi hermano estaba estudiando leí muchos casos hipotéticos en los que trabajó, y sin embargo en esta ocasión ni por asomo se me ocurrió chismear. Quizás porque eran datos reales o simplemente porque quise terminar lo más pronto posible el favor. Mientras me trasladaba lo único que había pensado era en que a mi regreso me esperaba mi cómodo sillón y una cerveza bien helada.

Oscar llegó al cabo de unos 20 minutos con varias cosas en la mano, que fue dejando sobre la mesa conforme me iba diciendo que eran.

—Traje cerveza, pepto-bismol, un destapador de baño, papel higiénico y papitas, no especificaste cual era la emergencia así que me traje de todo un poco ¿Qué ocupas? —Me preguntó aun sin darse cuenta del estado en que me encontraba.

—Dame las papas —las tomé por mí mismo y comencé a comérmelas con cierta urgencia.

—¿Tu emergencia era hambre?

No respondí, solté una risita mientras seguía comiendo, de a poco esa ligera risa comenzó a convertirse en una carcajada un tanto histérica que combinada con la fritura se volvió en una especia de risa con tos.

—Debí traer una sábana blanca, has colapsado hermano.

Tarde en recuperarme, no encontraba como decirle lo que acaba de sucederme. Oscar se quedó sentando frente a mi comiendo y bebiendo, esperando que recuperara la cordura. No fue hasta que mi celular sonó que comencé a reaccionar un poco, aunque no lo suficiente para responder, mi amigo fue el que tomo la llamada.

—¿Bueno? —dijo con toda calma.

—¿Quién eres? ¿¡Secuestraste a mi hermano!? ¿Cuánto quieres? —la voz era de Gus, supuse que lo había puesto en altavoz.

—¿Secuestro? ¿De que hablas? Solo esta en su momento más...

—Es Oscar quien te respondió—intervine intentando recuperarme.

—¡Alan! Me tienes con el Jesús en la boca hombre, hace como media hora que estoy esperando tu llamada.

—Llegué con bien, cumplí la misión.

—¡Cuando te digo que me avises, me avisas! —me regañó.

—Lo siento, me cansé de ir a muy, muy lejano, tengo que dejarte, necesito un baño—no sabia cuanto mas iba a aguantar fingir tranquilidad.

—Bueno, ya me aseguré de que llegaste vivo, luego hablamos y gracias por el favor.

—No, si, cuando quieras otro—respondí con un tono un tanto sarcástico.

Finalizamos la llamada.

—¿Has vuelto en ti? —cuestionó Oscar mirándome con detenimiento.

—Es que... Oscar. No es posible—exclamé con angustia.

Ahora, nosotrosNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ