Algo se enciende

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No sé en qué momento me perdí por completo hasta que el apacible sueño que estaba teniendo fue interrumpido de forma abrupta cuando mi cabeza se hundió de repente en el sillón. Me incorporé de golpe sin saber exactamente quien había sido el culpable dado que como gatito solo me acomodé y cerré los ojos, frente a mi estaba Leo frotando rápidamente su mano en el pantalón limpiándose, lo fulminé con la mirada

—Me babeaste todo, enano—exclamó, solté una risita que se me borro al recordar porque motivo desperté.

—¡Tú te quitaste! —le reclamé.

—Me ando miando—dijo comenzando a bailotear.

—¿Dónde están los demás? —quise saber al notar que la tele estaba apagada y solo estábamos nosotros en la sala.

—Ay averigua enano yo ya estoy en modo liquido —y antes de que pudiera hacerle otra pregunta se fue corriendo al baño, sin poder cubrir su necesidad, de inmediato escuché lo que era usual en la casa—Gustavo salte ¡Ya! —gritó tocando como judicial—¡Te toca lavar chon! —sonreí ante su desesperación

Los gritos pasaron a segundo plano, me estiré sintiéndome perdido, no sabía ni qué hora era, tomé mi celular y lo desbloqué sin éxito, estaba muerto. Era más que lógico que se hubiera descargado teniendo en cuenta que lo traía desde anoche con menos de cien, me estiré una vez más para finalmente ponerme de pie, un portazo me hizo saber que Leo había logrado ganar el baño.

Me dirigí a la segunda planta para cargar mi celular, estaba recordando que desde los mensajes que me había enviado con Braulio no habíamos vuelto a hablar además quería saber si Oscar seguía vivo. Al llegar pude saber que estaban haciendo parte de mi familia, alguien se estaba bañando, escuché risas y voces en el cuarto de Andrés por lo que me asomé. Extrañamente estaba con Joaquín jugando con Iván.

—Hola chaparro, reviviste —saludo Pato.

—¿Han visto mi cargador? —pregunté directamente aun adormilado.

—¡Yo lo vi! —exclamó Iván, se levantó corriendo, saliendo del cuarto y apareció con el entregándomelo

—Gracias, ñeñe—le dije sacudiéndole el cabello, últimamente mi hermana le estaba diciendo así por lo que se le estaba empezando a quedar el apodo—¿Dónde estaba?

—En el cuarto de la tía Mari—exclamó satisfecho con el hallazgo

—Ha escuchado tanto a papá que ahora es la tía Mari—comentó Andrés.

—Ah vaya—exclamé

—¿Quieres jugar? —me invitó mi sobrino

—Tengo que hacer una llamada, pero más al rato ¿Quieres estrenar tu juego de mesa? —el niño asintió con emoción y me dejo ir.

Salí y fui a la habitación donde me estaba quedando, me tumbe en la cama y conecte mi celular al enchufe de la pared. Tuve que esperar algunos minutos para poder encenderlo porque estaba en cero hasta me apareció un triangulito con una señal de advertencia.

Tardo algunos minutos más en cargar. Tras desatorarse comenzó a vibrar y sonar mi cel de manera consecutiva. Dejé que acabara de llegarme todas las notificaciones para que no se atorara de nuevo, finalmente pude navegar de manera fluida.

Tenía varios mensajes de Pame y Oscar, deseando feliz Navidad e incluyendo un video, había otros más de Braulio, desde ayer no me había comunicado con él.

Lo había recibido a eso de las seis de la mañana, era una foto de un muérdago.

«Como quisiera que estuvieras aquí». Añadió a continuación.

Ahora, nosotrosWhere stories live. Discover now